Si hoy fueran las elecciones: Tuxtlecos con Morena

Los estudios de opinión pública cada vez generan más controversias. Hay quienes no les tienen confianza y hay otros que dudan de la veracidad de ellas. Lo cierto es que a nadie le gustan los resultados cuando éstos son adversos y quieren les favorezcan por el simple hecho de financiar el levantamiento muestral.

Si gana un candidato que NO indicaban las tendencias, como ocurrió en las pasadas elecciones de Estados Unidos, entonces NO sirven. Pero si “aciertan”, la empresa encuestadora entonces “se cotiza” y adquiere un “prestigio” que generalmente termina en la próxima contienda electoral.

Lo más difícil NO es el control del personal de campo, ni las técnicas de recolección de la información, sino el EGO de los políticos que son quienes desatan una guerra de encuestitis e incluso alteran los resultados con la complacencia de las empresas contratadas, éstas acceden a ello, faltando a la ética pero no le importa, con tal de no perder el jugoso negocio. A este círculo vicioso hay que agregar la participación activa de los medios con sus periodistas y voceros, los cuales no cesarán en descalificar el estudio publicado para tampoco perderse de la danza millonaria en tiempos electorales.

El sentir de la población ha vuelto en una terrible psicosis a los políticos y en general a quienes toman decisiones públicas, angustiados por “quedar bien” y corresponder a las sensaciones de una opinión pública, supuestamente atrapada e interpretada en los cuadernillos mágicos de los encuestadores. En esta democracia del consumismo, ya no importa tanto aquello “cumplir y hacer cumplir las leyes”. Lo que importa es hacer lo que, según las encuestas, quiere la opinión pública (De las Heras, 2000 pp. 22-23)[1].

Hay que comprender que los estudios de mercados son una fotografía del momento. No pretenden definir los resultados ni hacen las votaciones, tampoco es una varita mágica que garantizará el triunfo de los candidatos, porque hay muchas variables que podrían incidir en las votaciones, “la encuesta no hace predicciones, sino un corte de la realidad y muestra estadísticamente, el comportamiento social” (Labastida, en AI Camp, 1997, p. 57)[2].

Así, estudiantes de Comunicación de la Unach entrevistaron a 800 personas sobre la contienda electoral de 2018. Como respuesta al cuestionamiento Si hoy fueran las elecciones para presidente de México ¿por cuál partido votarían? 41.50% de los encuestados manifestaron preferencia hacia el instituto político Morena; 14% para el PAN y solo 6.13% para el PRI. Sin embargo, la opción Ninguno ocupa el segundo sitio al obtener 22.25% de las preferencias.

Andrés Manuel López Obrador con 40.63% encabeza la tendencia en Tuxtla Gutiérrez. Su más cercano contrincante es Margarita Zavala con apenas 8.50%; aun el 25.87% No sabe o No contestó por quién. Los candidatos vinculados a Peña Nieto: Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray y José Antonio Meade apenas obtienen 6.87%, 2.75% y 0.75%, respectivamente. Al cuestionarlos sobre por quién Nunca Votarían para presidente de México, Osorio Chong fue el más rechazado con 29.50%, seguido de Andrés Manuel López Obrador con 15% y Margarita Zavala con 9.88%.

Al trasladar la contienda al estado de Chiapas, hay similitud en las preferencias partidistas: Morena obtuvo 31.63% y Ningún partido28.88%. El PAN registró 15.25%, PRI 9% y 7.63% PRD. El partido en el poder, el Verde, apenas alcanzó 3.75%, confirmando lo que siempre se ha presumido: sin alianzas no existiría.

Cómo aún los partidos políticos no tienen candidatos definidos a la gubernatura y varios se asumen como los favorecidos, las tendencias son extrañas. Sin campaña y apoyado en el prestigio de su nombre Rómulo Farrera Escudero encabeza las preferencias con 19.50%; seguido de Eduardo Ramírez con 15.38% y Francisco Rojas con 10.13%. Mas el 26.38% No quiso manifestar preferencia y dijo: Voto Secreto. Tanto Farrera como Rojas no tienen despliegue publicitario como sí se constata de Eduardo Ramírez, Zoé Robledo, Roberto Albores y Luis Armando Melgar (éste último NO fue mencionado por ningún encuestado), lo que indica el rechazo de la sociedad hacia éstos aspirantes pues debieron lograr mejor posicionamiento. El vergonzoso lugar que sí lidera Roberto Albores Gleason, con 28.88%, es el del candidato por el cual NUNCA Votarían.

Y si hoy fueran las elecciones para alcalde de Tuxtla Gutiérrez, de nueva cuenta el partido preferido sería Morena 31.75%; el PAN obtendría 14.75% y el PRI 8.88%. Nuevamente el desplome del Verde es evidente, 2.88%, como consecuencia de la reprobable actuación de sus principales representantes: Manuel Velasco Coello y Fernando Castellanos, ambos reprobados con 3.12 y 3.43, respectivamente.

Para alcalde de Tuxtla en un futuro cercano, los entrevistados se manifestaron por Francisco Rojas, 15.38%; Willy Ochoa 11% y Emilio Salazar 10%. Sin embargo, persiste la indecisión con 25.38% y Voto Secreto con 22.13%. Se prevé entonces, una elección cerrada. Los candidatos por los cuales NUNCA votarían destacan Willy Ochoa con 23.25% y empatan Carlos Penagos y Emilio Salazar con 13.38%.

Lo que sí es lamentable es la falta de confianza hacia las autoridades encargadas de las elecciones pues más del 70% NO Confían en las transparencias de las próximas contiendas electorales. Esto, se presume, es el resultado de la fama dejada por los anteriores funcionarios del IEPC.

[1] De las Heras, María. (2000). Uso y abuso de las encuestas. Elección 2000: Los Escenarios. México: Océano.

[2] Ai Camp, Roderic. ( 1997). Encuestas y democracia: opinión pública y apertura política en México. México Siglo XXI.

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