El turismo de maternidad: La nueva migración

tijuana

 

 

Por Ixchel Cisneros Soltero

Foto: Uriel Reyes

Mucho hemos leído sobre los cientos de migrantes que año con año intentan pasar ilegalmente a Estados Unidos, las injusticias a las que se tienen que enfrentar y más recientemente, las trágicas historias de miles de niños que van solos en busca del sueño americano. Pero, desde hace algunos años, una nueva forma de migración ha surgido. Son mujeres con visa de turista que viajan al país del norte a tener a sus hijos en hospitales norteamericanos con la única idea de que sean ciudadanos estadounidenses.

 

Según datos del Centro de Estadísticas de Salud de aquél país, futuras madres de México, Centroamérica, Corea del Sur y China, principalmente, planifican perfectamente su vida para que su embarazo pueda culminarse en la nación norteamericana y los bebés tengan otras oportunidades que probablemente no tendrían en sus países de origen. A esto, los especialistas en migración le llaman Turismo de maternidad.

 

En lugares como China hay empresas que te cotizan el viaje, la estancia, los médicos, los trámites de migración y el regreso, mientras que en México no hay una industria como tal, sí hay cientos de agencias estadounidenses que se anuncian en internet ofreciendo el mismo servicio en hospitales de Los Ángeles, Miami, Nueva York o Houston.

 

La estadística de esta práctica ha ido incrementando, de acuerdo a datos del mismo centro de salud estadounidense, ya que 7 mil 462 mujeres no residentes dieron a luz en el país en 2008, 30 por ciento más con respecto a 2000.

 

Entre ellas está Daniela Martínez, una joven de 33 años que vive en Hermosillo, Sonora, pero que ha tenido a sus tres hijos en Tucson, Arizona. Dice que siempre supo que lo haría así, ella y sus amigas lo venían planeando muchos años antes de ser madres.

 

A diferencia de muchas otras migrantes, el caso de Daniela no era una cuestión de necesidad extrema donde si el niño naciera en México viviría en una situación precaria, pues en su país tiene una bonita casa de dos pisos, tres recámaras, sala-comedor, tres y medio baños, jardín, alberca comunitaria y dos automóviles; su marido es gerente de ventas de una empresa de poliuretano y tienen ingresos mensuales por alrededor de 45 mil pesos.

 

“En cierto modo pagas para que tu hijo tenga la nacionalidad, es más caro que tenerlo aquí, pero es por su bien”, asegura. “En un principio mi esposo pensaba que estaba loca, pero me ha ido entendiendo y entre más fea se pone la situación en México, mejor lo acepta”, continúa Dany, como le llaman los más cercanos.

 

A la mayor de sus hijas, Luisa, la tuvo en el Irvine Regional Hospital; la segunda, Cristina, en el St. Joseph; y Luis, nació en el Tucson Medical Center. En promedio el parto natural le costó 8 mil 500 dólares, unos 112 mil pesos.

 

“El dinero es lo que menos importa, digo, no somos multimillonarios, pero claro que podemos pagar un parto allá, a pesar que sea el doble o más que aquí”, menciona.

 

De acuerdo con la joven madre, para tener un parto planeado en Estados Unidos, es necesario ir al hospital antes de la semana 20 para revisión y agendar posible fecha de parto, después debes asistir una vez al mes al ginecólogo para el cuidado prenatal y luego de la semana 36, es necesario ir una vez a la semana.

 

Sobre los costos comenta que en principio te hacen un paquete que incluye las consultas y los honorarios del doctor por el parto en 3 mil 800 dólares. Se debe apartar el hospital con tiempo y es necesario pagar 2 mil 500 dólares que incluye estancia, epidural y el medicamento necesario. Además, el anestesista te cobra mil dólares y el neonatólogo que recibe al bebé 800 más.

 

Al nacer el menor, es el mismo hospital quien se encarga de tramitar el acta de nacimiento y 10 días hábiles después te llega a la dirección que hayas dejado como propia, los documentos que acreditan la ciudadanía de tu hijo, le sacas el pasaporte norteamericano y puedes regresar a tu país.

 

Además, Martínez comenta que los doctores nunca le preguntaron su nacionalidad y siempre la atendieron como a una más: “Ellos quieren que pagues, mientras no uses el Medicare y te aproveches de ellos no vas a tener ningún problema”.

 

Y sí, el conflicto empieza cuando utilizas el Medicare, seguro de gastos médicos que da el gobierno de Estados Unidos a las madres ciudadanas que no pueden pagar su parto. Es así como inició la pesadilla de Judith Robles, una mamá primeriza que por ahorrarse el dinero usó un seguro que no le correspondía.

 

Hace dos años, Judith tenía en mente el mismo plan que el de Daniela, pero minutos después de tener a su hijo, unos trabajadores de la aseguradora le preguntaron si utilizaría el Medicare a lo que ella accedió, pues como madre soltera prefería guardar los ochenta mil pesos que tenía ahorrados para mantener a su pequeño posteriormente.

 

“Es mucho dinero lo que debes de pagar por tener a un hijo allá, pero vale la pena… debí de haberlo hecho”, dice con remordimiento.

 

En un principio no hubo problema alguno, esperó los 10 días de rigor, le llegaron los papeles y se regresó a Ciudad Obregón, Sonora. Pero su “tragedia” inició dos meses más tarde quiso regresar de compras a Tucson con su hijo y un oficial de migración le comentó: “Tenemos registrado que usted utilizó un servicio hecho para personas que nacieron en Estados Unidos, usted se aprovechó del gobierno al usar el Medicare y no pagar por su parto. A su hijo no le puedo hacer nada porque en efecto es ciudadano americano, pero usted no podrá volver a pisar este país”, le marcó la visa y la echó de regreso.

 

“Nunca pensé que aceptando algo así, sería humillada. Realmente no creí que estuviera estafando al gobierno de Estados Unidos. Menos aún que tuvieran registros que los llevaran a saber la verdad”, dice Judith entre sollozos.

 

Paradójicamente, ahora la mayor preocupación de la joven mexicana es que su hijo decida irse a vivir a Estados Unidos y ella nunca más pueda ir a visitarlo.

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