¡Las queremos libres, y las queremos informando!

Presentación del informe de agresiones a periodistas. Foto: Francisco Velásquez López/ Chiapas PARALELO.

Presentación del informe de agresiones a periodistas. Foto: Francisco Velásquez López/ Chiapas PARALELO.

¡Gracias! ¿Por qué gracias? Por leernos, por compartir las publicaciones de Chiapas Paralelo, por abrazar este proyecto. Este 19 de agosto cumplimos nuestro primer año de estar informando por medio de este portal de noticias.

Lo celebramos con nuestros lectores, con las personas solidarias con el proyecto, con la ciudadanía. Por la mañana de ayer estuvimos en el Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez en una jornada de acceso a la información –que espero pronto contarles más de ella y sus resultados-, y por la tarde con las compañeras de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) la directora, Lucia Lagunes y la jefa de información, Lourdes Godínez presentamos el informe de agresiones contra periodistas a nivel nacional.

Les comparto mi intervención de ayer durante la presentación del informe.

¿Y por qué nos debería de importar las agresiones a mujeres periodistas? ¿Qué tiene que ver con nosotros y nosotras? Nos debe de importar porque la libertad de expresión de las y los periodistas está ligada al derecho a saber de las personas. Si las periodistas no podemos informar por temor a las represalias que se puedan tener, las y los ciudadanos también salen perdiendo porque no tendrán información veraz, que les ayude a tomar mejores decisiones.

La información es un elemento indispensable para lograr el desarrollo de cualquier sociedad democrática. No podemos tener una ciudadanía participativa y crítica en tanto no tenga información.

Cualquier acción que esté encaminada a coartar la libertad de expresión y el derecho a saber va en contra de la democracia. Cuando los poderes de gobierno, por omisión, complicidad o torpeza, no garantizan la seguridad, en diferentes sentidos, de quien realiza la labor periodística están demostrando entonces que son antidemocráticos. Y por si no lo saben o no lo dimensionan decirles que son antidemocráticos, para mí, es una de las más grandes ofensas que alguien pueda recibir.

Cada vez que las y los periodistas dejan-dejamos de dedicar tiempo a informar para poder defendernos de agresiones, la ciudadanía pierde. No son gajes del oficio las agresiones de ningún tipo. No son gajes del oficio que nos avienten agua en una manifestación, que nos amanecen, que nos hostiguen, que nos quiten nuestro material de trabajo, que llamen al trabajo pidiendo nuestras cabezas o que nos cambien de fuente, que nos prefabriquen delitos a nosotras o nuestros familiares. No es normal. No son gajes del oficio.

¿Por qué abordar esto desde una perspectiva de género?

Ángeles Mariscal durante la presentación del fnforme. Foto: Francisco Velásquez López.

Ángeles Mariscal durante la presentación del fnforme. Foto: Francisco Velásquez López.

Las agresiones hacía las mujeres, regularmente, tienen un sentido sexual y familiar. Hasta en eso quienes ejercen violencia en contras de las mujeres periodistas son cobardes. Las mujeres periodistas no están en puestos de decisión. Son abandonadas fácilmente por los jefes.

Uno de los derechos que más hemos pugnado las feministas y las mujeres es nuestro derecho a la palabra, a estar en espacios públicos, qué más ejercicio del derecho a decir nuestra palabra, que ejercer el periodismo. Que nuestra visión este en los medios de comunicación

Hace un año las compañeras de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género me confiaron, junto con otras compañeras, revisar los casos de las periodistas que son agredidas en México y en Centroamérica.

Algunos de los casos que se narran en este informe y otros que, seguramente, vendrán en el siguiente los conocí, por primera vez, al abrir mi bandeja de entrada del correo electrónico.

¿Han tenido esa sensación mala onda que se queda en el estómago por un buen rato y nos avisa que algo malo esta pasando o esta por pasar? Pues, esa sensación siento cada vez que veo en mi correo un alertamiento de alguna compañera en el país o en centroamerica.

Conocemos casos emblemáticos como el de la querida Lidya Cacho y Regina Martínez, que han trascendido por la cobertura que compañeros y compañeras han dado y por la misma gravedad de ellos; pero hay muchos otros casos de agresiones a mujeres periodistas, más de los que quisiéramos, que se quedan en la plana de un periódico local y a veces ni siquiera eso.

No quiero volver a leer el llamado de urgencia de alguna compañera en el país pidiendo, suplicando que le ayuden a sacar a sus hijos del estado porque teme que sean agredidos; no quiero saber de una compañera que por cubrir una nota tuvo que pasar tres días encerrada en una cárcel municipal en donde los policías la manosearon.

No quiero saber de periodistas que son acosadas sexualmente por sus jefes o sus fuentes de información, son demasiados los casos. No estoy dispuesta a ver más periodistas relegadas a ciertas secciones de los medios de información sólo por ser mujeres.

Y creo mucho en eso de decretar las cosas, pero no tanto. Así que le confío siempre más a la acción que al simple deseo. Estoy consciente que debemos de realizar acciones para que estos casos no sigan pasando. ¿Qué vamos hacer como periodistas? ¿Cómo ciudadanos y ciudadanas?

Cualquier acción que decidamos hacer para defender la libertad de prensa y de expresión de las y los periodistas, el derecho a saber de la ciudadanía bienvenida será.

Yo quiero seguir leyendo los reportajes de Mariana Morales; escuchar por la mañana a Gabriela Coutiño; encender la radio y conocer el trabajo de todas esas mujeres de las que nos platica Patricia Chandomí; leer las crónicas de Itzel Grajales; ver cómo Issa Maldonado le pone la grabadora en frente a las ciudadanas y ciudadanos de a pie. Leer a mi querida Valeria Valencia, de quien he aprendido tanto, siempre tan dispuesta a ser maestra y compañera.

Me encanta ver en puestos de decisión en medios de comunicación a Leticia Hernández, Concepción Villafuerte, Susana Solis, Patricia Espinosa, Janeth Solis, a la misma Ángeles Mariscal. Son pocas, deberían ser más.
Me encantaría leer una columna escrita por Amalia Avendaño, con esa su forma tan peculiar de decir las cosas, hacen falta en Chiapas más mujeres haciendo opinión.

Lamento que Valeria Martínez, de nuestras poco fotoperiodistas en Chiapas, no esté ahora ejerciendo el oficio.
Me gusta saber del trabajo de Cecilia Mandujano, Karla Oliva, Tania Broissin Claudia Lobaton, Tamara Longines, Perla Sibaja, Beatriz Cunjama, Laura Embriz, Tania Selvas…al nombrarlas a ellas, quiero nombrarlas a todas. Quiero a las periodistas de Chiapas y de México libres de cualquier tipo de violencia. Las queremos libres y las queremos informando.

 

 

Un comentario en “¡Las queremos libres, y las queremos informando!”

  1. hiram lopez
    20 agosto, 2014 at 23:03 #

    MIL FELICIDADES! ES LO MEJOR DEL PERIODISMO CHIAPANECO. ESPERO SIGAN AVAZANDO. Y un pequeño pensamiento de la escritora Elena G. White para ustedes : La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren, hombres que sean sinceros y honrados hasta en la íntimo de sus almas…hombres que se mantengan departe de la justicia, aunque se desplomen los cielos» La Educación pag 54

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