Política de élites en Chiapas

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No es de ahora; viene a la par de su crecimiento electoral.

Es la publicidad del partido Verde Ecologista mexicano, está prácticamente en todas partes; pero han sido extremadamente cuidadosos en llevar esa publicidad hacia nichos de mercado nunca antes explorados por ejemplo las revistas del corazón.

Si nos atenemos a su nombre y no estuviéramos enterados de política mexicana; -incluso si checamos el historial de los partidos ecologistas europeos- seguramente pensaríamos que es un partido político que a diferencia de los más viejos o tradiciones está interesado en temas emergentes como los derechos humanos de segunda y tercera generación y claro está, de la defensa de la biodiversidad.

Pero no es así, el PVEM es un partido lleno de contradicciones que no llegó al escenario político nacional para ser un contrapeso del PAN o PRI o PRD, es decir; a refrescar el espectro político nacional.

Nacido en 1986 y con registro político desde 1991; al PVEM a diferencia de sus pares europeos, la responsabilidad ambiental, la libertad individual, la vida democrática plena y de base, la diversidad política y sexual, la igualdad de género, la no violencia y el desarrollo sustentable no le parecen prioridad.

Promueve la prohibición de los circos con animales, pero nada dicen de la fiesta brava; incluso, sus dirigentes en Chiapas son ejecutantes de la fiesta charra; un deporte donde los animales son protagonistas.

La no violencia y la libertad individual que promueven los verdes europeos no parecieron importarles a los verdes mexicanos cuando en el 2009 promovieron la pena de muerte.

Incluso, otro tema emergente en el que también fueron a contracorriente de las necesidades y los intereses nacionales de cancelar algunas prácticas monopólicas que impiden el desarrollo de la libre competencia; es el caso de los famosos “telediputados y telesenadores”, es decir; de la “telebancada”.

La democracia de base -característica esencial de los partidos verdes europeos- no parece importarles pues para usar una fórmula de un político chiapaneco; solo ha contado con dos “líderes morales” desde su fundación.

Se trata de Jorge González Torres y de Jorge Emilio González Martínez, padre e hijo respectivamente; quienes nunca han lanzado al PVEM a una elección en solitario por falta de militancia; es más, el PVEM no es un partido de masas, es una institución política de élite dedicada a sobrevivir por medio de las alianzas políticas.

Siempre a la segura; después de apoyar al PAN, se desencanta de la derecha mexicana y se alía con el PRI. Esto para asegurar curules, militancia, cargos públicos y prebendas.

Pero es en Chiapas donde la militancia del Verde Ecologista ha tenido un crecimiento exponencial. Es en nuestro estado donde tiene mayor militancia.

El fenómeno se debe a la alianza PRI-Verde que posibilita el ascenso del ahora gobernador Manuel Velasco Coello. Es en Chiapas donde este instituto político tiene al primer gobernador de su historia.

Es en Chiapas donde hemos pasado de bastión de votos priístas a reserva de votos perredistas y ahora a tener la mayor militancia verde del país; un caso para Ripley donde no existe identidad política, porque nuestros políticos aparte de ser saltimbanquis y chapulines de puestos políticos, también lo son de partidos políticos porque pasan de uno a otro sin la mayor pena.

Esa alianza PRI-PVEM es y será tal vez el único caso en donde el PRI cede una gubernatura a un partido aliado a todas luces más débil política y electoramente hablando, pero que describe la naturaleza del PVEM; ser una institución política de alianzas al más alto nivel de elites.

 

Sin embargo, esa política de elite que lo ha caracterizado se ha trasladado a Chiapas.

Si los dirigentes del PVEM encontraron un nicho de mercado publicitario nunca antes explorado, en Chiapas no nos han dado tregua; todo tiene publicidad verde, calles, espectaculares, portadas de periódicos, y un largo etcétera e incluso las organizaciones sociales ahora llevan el apelativo de verdes.

La pregunta es inevitable ¿de dónde sale tanto dinero para tanta publicidad en el estado más pobre del país?

Es más, el único éxito del PVEM en Chiapas ha sido electoral.

No hay prácticamente otro a pesar del discurso oficial; porque el 75 por ciento de los chiapanecos sigue siendo pobre y es prácticamente imposible que en solo dos años se revierta una tendencia histórica.

Sin embargo, el PVEM no ha escapado del escrutinio público; en un asunto que se volvió viral en minutos, el ejecutivo estatal le propinó lo que a todas luces es una bofetada a un colaborador.

Fiel a su estilo mediático, las disculpas se hicieron vía video y no por el conducto formal que hubiera sido un comunicado oficial.

Adicto al espectáculo, el gobernador ofreció disculpas en un evento público, masivo para cosechar aplausos.

No negó su acción que provocó la reacción de las redes sociales, pero llamó a su acción “lamentable incidente accidental”.

Circularon memes, comentarios e indignación por las redes sociales, donde también de manera jocosa se dijo que era la primera vez que el gobernador chiapaneco salía en todos los medios gratis.

El asunto de fondo con este incidente es que lo menos que se le pide a un mandatario es mesura, juicio y seriedad. Porque los asuntos que maneja son por su naturaleza, delicados.

El trabajo de un mandatario es la toma de decisiones que se reflejan o deben de hacerlo en el bienestar de los gobernados.

Si esta mesura no existe, los excesos estarán a la orden del día.

El evento ayer conocido refleja la esencia del PVEM y sus dirigentes, cúpulas cerradas que son todo, menos lo que deberían ser.

En su descargo podríamos decir que no ha sido el primer mandatario con excesos, seguramente los anteriores los tuvieron; pero eso sí; es el primero del que se tiene evidencia visual.

Pero el incidente le echa más leña a la falta de credibilidad que hoy enfrentan los políticos y los partidos políticos, que se refleja en que más y más gente quiere realizar un boicot electoral porque no se siente representa por ningún partido político.

Lo curioso es que tanta publicidad, vino a terminar en ciertamente publicidad gratuita, pero negativa.

La estrella más alta del PVEM sufrió un tropezón.

Eso será grave para las futuras aspiraciones del Verde porque el gobernador chiapaneco es el único que pudo negociar con las cúpulas priistas una gubernatura y sus aspiraciones iban en ascenso.

No hay otra figura en el PVEM que haya ganado una gubernatura, y con la crisis de credibilidad, superar lo hecho por Manuel Velasco será difícil para alguien más de su partido político.

Pero la élite es la élite. Por muy popular que sea, el asunto es que la élite nos gobierna, y lo hace con el único estilo que conoce. En el caso chiapaneco, como si se fuera el Ajualil o dueño de una finca.

P.D. Habrá que monitorear los medios, a ver quiénes desde allí se atreven a defender lo indefendible.

 

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

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