Lágrimas de cocodrilo

Luis Donaldo Colosio

Luis Donaldo Colosio

 

Daniela I. Cárdenas Ruíz/El Presente del Pasado

1994 es recordado como el año en que México se hundió en una profunda crisis. En más de un sentido, la crisis tuvo sus raíces en el desgaste de un modelo político y económico implementado por el PRI. La crisis económica de ese año, el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, así como los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu fueron acontecimientos que definieron un periodo de inestabilidad que derivó en una crisis del sistema político, pues las dudas sobre la estabilidad del partido, incluso dentro de éste, fueron aumentando junto con un sentimiento de malestar en la sociedad de entonces.

El pasado 23 de marzo se conmemoró el asesinato del entonces candidato priista a la presidencia del país, Luis Donaldo Colosio. En aquel entonces y con respecto a este crimen cometido en Lomas Taurinas, Tijuana, se señalaron una serie de posibles culpables, entre los que destacaba Carlos Salinas de Gortari como autor intelectual del homicidio (aunque nunca fue investigado para descartar su posible implicación). El caso Colosio fue cerrado y la versión oficial apunta a que un solo individuo planeó y ejecutó el crimen: se trata de Mario Aburto Martínez, quien fue detenido tras el ataque al candidato y se encuentra cumpliendo su condena.

Veintiún años después de la muerte de Colosio aún quedan varias dudas sin esclarecer, entre ellas la verdadera identidad e incluso la existencia del culpable pues, por un lado, las características físicas del detenido no concuerdan con las de la persona que cometió el ataque en Lomas Taurinas y, por el otro, este individuo no ha vuelto a ser presentado ante los medios de comunicación. El homicidio cometido aquel 23 de marzo de 1994 tuvo un fuerte impacto en la sociedad mexicana debido a que el candidato contaba con el apoyo de un gran número de personas, gracias al discurso “populista” que desplegó en su campaña y a los programas que emprendió como secretario de Desarrollo Social.

Colosio es recordado como un líder social y se piensa que su ideología representó un peligro para el partido por sus aspiraciones altamente democráticas, que vemos vertidas en el discurso que pronunció el 6 de marzo de 1994 en el monumento a la revolución con motivo del LXV aniversario del partido tricolor. Entonces dijo:

Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático […]
Estos son mis compromisos con la reforma del poder. Es así como yo pienso que cada ciudadano tendrá más libertades, más garantías, para que sus intereses sean respetados; para gozar de seguridad y de una aplicación imparcial de la ley.

Si las palabras de Colosio eran sólo parte de un discurso político o verdaderamente serían vertidas en acciones es una cuestión que no podremos resolver. Lo cierto es que a pesar de que actitud distaba mucho de la forma en que el PRI ha detentado el poder, ello no ha sido impedimento para que los priistas actuales hagan uso de la figura de Colosio para legitimarse como partido político.

El lunes pasado se realizaron ceremonias en varios estados del país para conmemorar al candidato que en 1994 tuviera más simpatizantes. Una de estas ceremonias se realizó en el Claustro de Sor Juana, donde el presidente del PRI, César Camacho, exhortó a los integrantes del partido a continuar las aspiraciones y la obra de Colosio. En Chiapas también se llevó a cabo una ceremonia en la que Juan Carlos Gómez Aranda, secretario de Planeación local, recordó el asesinato y aseguró que el gobierno del priista Manuel Velasco Coello sigue el ideario del sonorense y transita por la vía de la democracia que éste planteaba. Del mismo modo, en la ceremonia efectuada en Sonora, González Benavides habló de honrar la memoria de Colosio mediante las reformas de Enrique Peña Nieto.

Este tipo de acciones ponen de manifiesto, una vez más, el uso que se hace de la historia y, en particular, de una figura política, para intentar legitimar mediante el discurso a un grupo de personas que se encuentran en el poder y las acciones que desde él emprenden. Resulta paradójico que un personaje que hace 21 años fue visto como una amenaza para los intereses de su partido hoy sea un recurso retórico para sus integrantes, quienes hacen eco de sus deseos de justicia e igualdad social en un México que, como en 1994, se encuentra sumergido en una crisis política y social.

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