La hogueras de vanidades de los políticos verdes

Policías retiran el muñeco con la imagen del gobernador. Foto: Edwin Martín González Pérez/Facebook

Policías retiran el muñeco con la imagen del gobernador. Foto: Edwin Martín González Pérez/Facebook

 

El reforzamiento de inmuebles de gobierno.  Uno de éstos es la puerta  principal del Palacio Estatal de Gobierno que añade un retoque a los   fragmentos de la tragicómica obra  ¡Estamos hartos de ti, ya no te soportamos Manolín!

Este andamiaje de simulaciones y fastidios  tuvo un clímax  con la reciente incursión violenta de los chamulas, germinada por la ira poselectoral.

El repudio sarcástico adquirió  forma de un monigote enfundado en   los colores del Partido Verde Ecologista de México  (PVEM), con el rostro  bufonescamente sonriente del gobernador Manuel Velasco Coello.

El muñeco de medida natural fue arrojado en la plaza central, donde presurosos funcionarios y policías  temerosos lo alejaron de la vista pública,  después de la estampida chamula.

El entramado   adquirió  relevancia   con la danza  de   marros, piedras y cohetones que destruyeron el acceso a la sede del Poder Ejecutivo Estatal.

La  fuerza indígena cundió y alentó  animosidades  para demoler también los cristales de la fachada del Centro Estatal de Control de Confianza Certificado.

Los militantes del PRI reclamaron, con  la furia  de sus usos y costumbres,  el presunto fraude del PVEM en la elección de la presidencia del Ayuntamiento.

La puesta en escena de  ¡Estamos hartos de ti, ya no te soportamos Manolín! arrancó con la entrega de la Medalla Rosario Castellanos a la escritora y periodista Guadalupe Loaeza.

Las afueras del edificio color palo de rosa del Congreso Estatal fue el telón de fondo del corifeo ciudadano reclamante.

  

Lo tuxtlecos le pararon el macho a Manuel Velasco. Le exigieron que ya no siga apoyando a Fernando Castellanos Cal y Mayor, porque pese a que se le declaró triunfador  oficial en el Ayuntamiento local, el presidente legítimo de Tuxtla Gutiérrez es  Paco Rojas.

En este capítulo de ¡Estamos hartos de ti, ya no te soportamos Manolín! las voces ciudadanas fueron directas, no hubo matiz de guión ni maquillaje de oratoria:

Manuel  Velasco,  al pueblo le das  asco;  gobierno corrupto qué hiciste con el voto,  Muera  El Güero…

Muera   El Verde, Fernando corrupto entiende el pueblo no te quiere, Fernando ladrón igual que tu patrón, Paco amigo Tuxtla está contigo.

El cerco ciudadano se impuso a vallas y policías antimotines.  Los  argumentos y razones calaron y  congelaron por  más de 40   minutos   la caravana oficial, expectante a  las puertas del inmueble legislativo.

¡Estamos hartos de ti, ya no te soportamos Manolín! se  resumió en su descontento político, al paso del convoy oficial, donde un Velasco Coello de mármol, su madre Leticia y Loaeza  fingieron  no escuchar las acusaciones vociferantes.

Los petardos orales  encendidos volaban   sobre la camioneta blindada  del mandatario, Inexpresivo y sin asomar nariz  parecía resbalársele  el hartazgo y la repulsión ciudadana.

Gargantas a todo pulmón, lenguas de látigo de cuero crudo:

En la encerrona de hoy somos  pocos, la próxima ocasión, si fuera necesario nos juntamos  30 o 40 mil tuxtlecos. Así hasta que aprendas a respetar nuestros votos, nuestro derecho a poner y quitar  gobiernos.

La temporada teatral de otoño  en Tuxtla Gutiérrez , con  Los Peter panes de la política verde, se anticipa más melodramática con las próximas etapas de resistencias  y luchas de la comunidad coneja, en medio de la tozude del gobierno estatal y las no descartables parcialidades del  Tribunal Electoral Estatal, donde el próximo 31 de este mes se resolverán los juicios de nulidad,  para los cuales se prevén instancias del Tribunal Electoral Regional  y el Federal, y se da cabida  a la rumorada  creación de un concejo municipal.

¡Estamos hartos de ti, ya no te soportamos Manolín!, es un acercamiento en episodios que, a trancos, en circunstancias coincidentes y  por el aplomo ciudadano, muestra y exhibe los caprichos, las ambiciones, las obsesiones, las fobias y las patologías de los gobernantes chiapanecos.

La obra  empezó a  escribirse  hace tres años,  a golpes de teclas indignadas, de coraje, repudio y hartazgo contra el gobierno verde, pero  fue concebida  cuando desgobernaba Juan Sabines Guerrero, El Falso Robin Hood de Chiquero.

Sujeta a varios capítulos, el dossier de tragedias y comicidades políticas sobre¡Manolín! se pitorrea, aunque también reprende duramente , desnuda y  llama a cuentas a sus protagonistas lesivos:  políticos improvisados, infecundos y felones  queensayan sus crueldades contra los ciudadanos.

Compilación descriptiva de niños bien, de caprichosos  de la política chiapaneca, que aprendieron maldades en jardines residenciales, al ritmo de conductas racistas y clasistas, que luego llevaron a colegios y universidades privadas, y  como lecciones finales, trasladaron a  la vida política gubernamental,  con sus  graves consecuencias  directas y colaterales.

Estos niños bien de la política verde en Chiapas son merecedores de alguna crónica recopilatoria  de Guadalupe Loaeza, en esa nada difícil labor de reunir  las hogueras de vanidades y frivolidades dañinas de  los políticos verdes, porque al principio y al final, ellos solitos se pintan solos.

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