Carta al Papa

Tuxtla Gutiérrez Chiapas, 13 de febrero de 2016

Papa Francisco

Jefe del Estado Vaticano

Cabeza de la Iglesia Católica

 Visita usted, por primera ocasión como pontífice, esta tierra hermosa y abundante que solo un Dios amoroso pudo haber imaginado, una tierra vasta en agua, en vegetación, en petróleo, en minerales y sobre todo, una tierra en la que el cielo sigue siendo azul, aunque no cubre a todos por igual…

 Chiapas fue el último territorio en integrarse a México, y es también, el territorio donde termina esta patria hispano-azteca e inicia la América soñada por Bolívar, Martí, Sandino, Darío y El Che.

 Chiapas es parte de ese sur de carencias, de hambre, de abusos e injusticias ancestrales, es la tierra que hace 22 años levantó la voz por sus hijos, por los más pequeños, por los que morían en silencio, por los olvidados.

 Esta tierra lo recibe hoy con alegría y esperanza. Alegría por tener la presencia del siervo de Cristo que elige caminar al lado de los pobres, que cambia el crucifijo de oro y los zapatos de raso por una cruz de madera y sus viejos zapatos de goma, al hijo de Dios que elige el compromiso con un mundo donde la justicia  no sea más una excepción y sí una norma, y por eso es que es usted también motivo de esperanza.

 Ojalá que por su voz se escuche la voz de los que callaron mucho tiempo y hoy ya no están dispuestos a seguir tolerando abusos, por aquellos que, como los primeros cristianos que no callaron su fe, tampoco están dispuestos a seguir aceptando en silencio la injusticia.

 Ojalá que por su voz, se escuche el clamor de las madres que siguen enterrando a sus hijos por causa de la miseria, esa peste moderna que hoy sigue azotándonos.

 Ojalá que por su voz se escuche el clamor de los hermanos que dejan su esfuerzo cuidando la tierra y no logran llevar un sustento digno a casa pues los pescados y los panes se quedan siempre en las mismas mesas.

 Ojalá que por su voz se escuche el clamor para que quienes cruzan el Suchiate sean tratados como hermanos de verdad, y no como delincuentes a los que lanzamos piedras sin ver nuestras propias culpas, ignorando que la mayor culpa de esos hermanos migrantes es la de abandonar su tierra por hambre y por necesidad.

 Ojalá que por su voz se escuche el clamor para que Chiapas deje de ser tierra rica solo para unos cuantos mercaderes y que, como en el templo, se expulse de aquí a quienes abusan de los más débiles para quedarse con todo.

 Ojalá que por su voz se escuche el clamor por gobernantes que dejen de mirar al poder cual Judas que vende el destino de muchos para cobrar las monedas de oro. 

 Amado Francisco:

 Su presencia enciende el corazón y obliga a luchar por un mundo mejor. Ojalá y su palabra llame al amor generoso y solidario. Ojalá y su palabra llame también a la justicia. 

 Bienvenido a esta tierra.

Ernesto Gómez Pananá

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