Media noche en medio día

Casa de citas/ 274

Media noche en medio día

Héctor Cortés Mandujano

 

El corazón. Yo lo usaba en los ojos

Gilberto Owen

 

El azar enlaza mis lecturas. Leo dos breves libros que, en apariencia, nada tienen en común: Teseo TS (Producciones Sin Sentido Común, 2015), regalo y autoría de mi querido amigo Luis Antonio Rincón, quien con esta novela juvenil ganó uno más de los muchos premios literarios que ha ganado, y de inmediato un brevísimo de poesía: Me he querido mentir que no te amo (FCE, 2012), de Gilberto Owen, cuyo título es el arranque del poema “Booz canta su amor”, tomado del libro central de Owen, de 1948, Perseo vencido.

El Perseo de la novela de Luis tampoco triunfa, pero en el camino va mostrando lúdicamente (la historia se desarrolla tanto en la realidad como en una consola de videojuegos) a muchos personajes griegos con los que los cinco niños protagonistas descubren la amistad, la traición, el amor, el valor, la cobardía… Linda novela, fresca e imaginativa.

Ilustración: Juventino Sánchez

Ilustración: Juventino Sánchez

***

 

Patricia Rosas Lopátegui ha dedicado mucho tiempo a escribir libros sobre Elena Garro. El problema, ha dicho Elena Poniatowska, es que se enamoró a tal grado de su personaje que la vuelve una heroína en todos los órdenes de la vida: Garro, la maravillosa, contra el mundo de los demás (malos, tontos, ignorantes) que no entienden su excepcionalidad vital y literaria. A veces Lopátegui se contradice, claro, no es tan ciega; aun así Testimonios sobre Elena Garro (Ediciones Castillo, 2002) es un gran trabajo minucioso de más de 500 disfrutables páginas, que combina entrevistas con la Garro, textos inéditos y muchas lecturas.

Escribe Elena sobre un revolucionario tan cansado de combatir, que cuando (p. 37) “estuvo con Bernardo Reyes, se durmió debajo de un cañón en plena batalla. Cuando despertó, la batalla había terminado y el ejército se había retirado”.

Habla sobre su mamá (p. 67): “Mi mamá era una señora muy fantasiosa. Muy rara. Porque lo único que le gustaba era leer. Todo lo demás… que se cayera la casa, le venía guango”.

En la página 216, la Garro trascribe  un “juego de las preguntas que, es obvio, jugó con Archivaldo Burns, Carlos Fuentes, Octavio Paz y Miguel León Portilla. Dos respuestas me encantaron. Pregunta Helena (escribía su nombre con H), ¿qué es la inteligencia? Y responde Paz: “Es ir al abismo con los ojos abiertos”; pregunta Portilla ¿qué es el amor verdadero? Y contesta Helena: “Es volver a media noche y encontrar el medio día”.

Elena declaró que uno debe tener un enemigo y decidió que ése para ella fuera Octavio Paz; sin embargo, no siempre lo maldijo. En un apunte de 1992, cuando las deudas y la miseria la cercan en París a ella, a su hija Helena Paz Garro y a los 20 gatos con los que vivían, dice (p. 477): “Muy amable estuvo Octavio Paz. Que Dios lo colme de beneficios. He ahí a un hombre que ha sabido ordenar su vida y hacer un alba. Yo soy el desastre y Helena es dos desastres. No sé cómo controlarla. Se lo dije a su padre por teléfono el viernes. Y contestó con dinero. Sabe algo de las deudas. Dios lo bendiga”.

Contactos: hectorcortesm@hotmail.com

 

 

 

 

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