Inicia la carrera al 2018

El Valiente, pintura de Enrique Díaz

El Valiente, pintura de Enrique Díaz

Increíble y curioso lo que sucede en Chiapas; los ciudadanos vivimos en un estado en donde la aplicación del marco legal es muy débil, pero cuando se quiere -o se debe- de cumplir la ley, tampoco se puede hacerla valer.

Legalmente es necesario que las alcaldesas de los municipios indígenas que fueron apartadas de su cargo, regresen a ocupar los espacios que les fueron arrebatados por la fuerza. Así lo dictaron las leyes federales y es obligación constitucional acatarlas y cumplirlas.

Socialmente, lo necesario es evitar ese mandato y mantener la cordura; porque de hacer válida la resolución legal de los tribunales electorales, con toda seguridad lo que veremos será de nuevo violencia comunitaria.

 

¿Cómo llegamos a este increíble caso de no poder hacer valer la ley, porque cumplirla implica violencia?.

La respuesta está en las elecciones intermedias del 2015, el desaseo, la desigualdad financiera del proceso electoral y las imposiciones que la caracterizaron.

El asunto es que este saldo negativo de las elecciones 2015 se repitió en otros municipios del estado.

Lo más trágico sucedió en el municipio de San Juan Chamula, cuando una turba le quitó la vida al presidente municipal legalmente elegido por promesas de campaña que no pudo cumplir.

La revuelta se documentó en las redes sociales. El pasado viernes, el alcalde sustituto renunció también a su cargo, alegando amenazas a su integridad física.

Este domingo, mediante un plebiscito, eligieron un nuevo alcalde -el tercero en lo que va del trienio-, quien  encabezará una alcaldía explosiva. Ya no bastan las promesas de apoyo y las carretadas de dinero en efectivo a los ciudadanos del pueblo Chamula que se dice es la fórmula para evitar las protestas en ese municipio tsotsil.

 

Ahora, ni bien se han resuelto estos casos judicialmente y ya la clase política estatal piensa en el 2018 y las elecciones que ese año se llevarán a cabo.

Los que dieron los primeros pasos en ese sentido fueron los que conforman la burbuja política gobernante; se tomaron todas las fotos posibles y también le cambiaron el lema y el logotipo al partido político que los cobija.

El problema es que en Chiapas nadie les cree y lo malo también es que a pesar de ello, tienen a su disposición recursos financieros, humanos y legales.

 

La indignación en los municipios indígenas, la falta de inversión productiva, el impacto que sobre el turismo, el comercio y los servicios que dejaron cuatro meses de movilizaciones magisteriales, la solución de todo ello, deberían de ser los temas coyunturales estatales.

Pero no es así, todo se mueve, pero rumbo al 2018, no a la atención inmediata y la solución de nuestros problemas emergentes.

Estos problemas pendientes de solución a nadie de la clase política le ayudan en sus aspiraciones para sobrevivir a este sexenio y posicionarse para tener una carrera política de largo aliento.

Y es que cada problema, cada asunto coyuntural tiene un responsable directo.

 

Dejando de lado la pasada efervescencia magisterial que respondía a los intereses nacionales; lo que ahora pasa en Chiapas en materia política -con sus efectos económicos y políticos ocasionados- es responsabilidad de las omisiones, los intereses o la falta de visión política de varios políticos que tienen nombre y apellido.

Muy fácil es emular a José López Portillo y decir “Soy responsable del timón, no de la tormenta”. Cuando en Chiapas la tormenta política y económica ha sido provocada por la mala gestión de varios de los asuntos estatales.

Un ejemplo, la deuda estatal responde al desaseo administrativo del gobierno anterior.

 

¿Los chiapanecos llegamos a conocer a fondo el problema?

Probablemente nunca sepamos lo que pasó. Lo que sí sabemos es que nunca hubo castigo para nadie.

Los conflictos electorales fueron responsabilidad de Eduardo Ramírez Aguilar.

Si el Diputado aspira a la gubernatura, a una senaduría o una diputación; ¿repetirá en la responsabilidad de la selección de los candidatos verdes y la organización electoral?

Con los conflictos sociales resultado de las elecciones 2015, Dios libre a Chiapas de que así sea.

 

Por otra parte:

¿Ya vio las calles de la capital chiapaneca?. Mejor dicho; ¿Ya las sufrió otra vez?

¿Qué le parecen los baches?

Pero también; ¿ya observó y las comparó con la publicidad de las “nuevas” calles reconstruidas o rehabilitadas?

¿Ya se enteró que la comuna echó a andar la Agencia Municipal Anticorrupción?.

¿Ya supo que al poco tiempo licitaron los estacionamientos del centro y que los beneficiarios son empresarios cercanos a varios miembros del cabildo?.

Puras promesas que quedaron en eso. Promesas y hasta burla a los ciudadanos parece.

El desarrollo de Tuxtla solo está en la imaginación del presidente  municipal Fernando Castellanos, o lo engañan sus asesores o las dos cosas.

Pero son dos cosas lo que no puede ocultar Castellanos Cal y Mayor; primero sus ansias de llegar a la gubernatura en el 2018 y en segundo lugar, tampoco puede ocultar para quien gobierna.

Los promocionales de su primer informe de gobierno en otras ciudades chiapanecas dan cuenta de sus aspiraciones. El proceso poco transparente, lleno de conflictos de intereses de la concesión de los estacionamientos del centro de Tuxtla Gutiérrez demuestra para quien gobierna.

No gobierna para todos, gobierna para unos cuantos; pero necesitará el voto de todos. Buena parte de la ciudadanía tuxtleca no lo considera un presidente municipal legítimo. Ese es el problema de Fernando Castellanos Cal y Mayor.

Aun así, con la concesión de los estacionamientos ¿Le importa la comuna tuxtleca?

 

Los socios del PVEM -es decir el PRI- tampoco están en jauja. Varios ex presidentes de ese partido político hicieron público su deseo de que se nombre a un nuevo presidente estatal priísta.

Aun así, el priismo Chiapaneco se prepara para recibir al líder nacional en Comitán este domingo.

Incluso ha transcendido que hay quejas de los priistas chiapanecos de que bajo el mando de -otro aspirante a la gubernatura- Roberto Albores Gleason, los recursos no llegan a los comités directivos municipales.

¿Cómo ganar la carrera hacía la gubernatura así? Tratando con total indiferencia financiera a las bases.

Con todo ello, cabe preguntarse ¿Por qué continúa en su puesto de dirigente estatal el Senador Albores Gleason?.

Ya no se puede ocultar que su periodo al frente del PRI estatal ha finalizado.

¿Qué gana y que pierde el clan Albores si el Senador continúa o cede la dirigencia estatal?.

 

El PRD en Chiapas prácticamente no cuenta, probablemente su destino sea ser parte de una coalición de partidos políticos para evitar perder su registro, prebendas y posiciones políticas.

La gran incógnita es MORENA; cuyo destino estatal no puede desprenderse de la suerte política, de los deseos y capacidad de organización de su gran caudillo, Andrés Manuel López Obrador.

A su político más visible en Chiapas; Plácido Morales -que recientemente renunció al gabinete estatal- ¿para qué le alcanza su aspiración política de gobernar a Chiapas?

 

En el PVEM no hay de otra; o el candidato es Eduardo Ramírez Aguilar, Fernando Castellanos Cal y Mayor o Luis Armando Melgar Bravo. Si no es que antes se despedazan entre ellos, o se dan de golpes bajos con el PRI hasta el momento de Albores.

Lo que parece lejana es la posibilidad de que la alianza PRI-PVEM se desmorone; el PRI necesita al verde para subir su cuota de votos y el PVEM necesita al PRI para no perder prebendas políticas.

Esa alianza es lo más parecido a un matrimonio de conveniencia. Uno y otro se necesitan.

De igual manera, al momento,  lo que públicamente se conoce es que el PRI ha respetado todos los acuerdos con el PVEM, y el líder visible nacional del PVEM es el gobernador de Chiapas.

La realidad es que el gobernador de Chiapas sorteó el conflicto magisterial como ningún otro gobernador de los estados que sufrieron este conflicto pudo hacerlo.

Siempre Manuel Velasco Coello tuvo razón; el diálogo era lo primordial y habrá que reconocerle que ello elevó sus bonos políticos dentro de la clase política nacional y dentro de su partido político.

Si cualquiera quiere relevarlo del cargo y ganar las elecciones estatales, tendrá que reconocer la influencia política del gobernador y solicitar su apoyo total.

A nadie de los aspirantes y suspirantes le convendrá confrontarlo.

 

Por ello y de todos modos, sea cual sea el candidato oficial y los no oficiales para el 2018, todo depende de dos escenarios ya bastante visibles:

1. El gobernador del Estado logra imponer como sucesor a alguien de su grupo político cercano.

2. La nomenclatura de nacional del PVEM le impone candidato.

 

En el primer escenario el asunto es claro, se trata de Fernando Castellanos Cal y Mayor o Eduardo Ramírez Aguilar.

La cuestión es que los problemas de Tuxtla que se le vuelven engrudo al alcalde Castellanos se suman a su falta de legitimidad entre buena parte de los tuxtlecos.

El problema para Eduardo Ramírez es que todos lo acusan de una mediocre conducción política que ha culminado en los múltiples conflictos poselectorales que ha sufrido Chiapas.

La caballada está flaca dentro del PVEM del estado.

 

En el segundo escenario, el candidato verde es el Senador Luis Armando Melgar Bravo, quien probablemente pueda conseguir todos los apoyos posibles del centro del país, incluido quizá el de varios sectores priistas y de empresarios de talla nacional.

Su problema es que sencillamente le falta un baño de pueblo.

De este escenario principal, porque el PVEM es protagonista de la política en Chiapas, se desprenden otros escenarios y cuestiones que poco a poco se irán como dice el dicho popular: acomodándose como las calabazas.

1. El PRI sostendrá a Albores Gleason. ¿El senador es el candidato de ese partido?.

2. ¿Romperá Albores Gleason con el PRI si no resulta favorecido y sobrevive la alianza PVEM-PRI?

3. ¿Quién es el candidato en Chiapas de Miguel Ángel Osorio Chong?

4. ¿Tiene posibilidades de crecer políticamente José Antonio Meade y de ser así, apoyar a Jaime Valls Esponda para buscar la gubernatura?

5. Los candidatos independientes son necesarios y un derecho ciudadano que existan y pueda votarse por ellos.

 

Pronto aparecerán en el Estado, aspirando a la gubernatura.

¿Tendrá alguno de ellos posibilidades reales de ganar las elecciones estatales?.

Pronto se despejarán las dudas de todos los chiapanecos. En lo único en que hay certeza, es que contra todos los pronósticos y sobre todo los deseos de sus malquerientes, Manuel Velasco Coello cerrará con fuerza el sexenio.

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