¿Y ahora Qué hacemos?

Probablemente el 2017 sea el peor año que los mexicanos tendremos. Todo indica que así será; tanto en lo político, como en lo social y en lo económico.

Acostumbrados a sufrir, los mexicanos seguiremos sufriendo con mayor profundidad las malas decisiones de nuestra clase política.

 

Dice Leonardo Boff citando a Einstein:

“El pensamiento que creó la crisis no puede ser el mismo que nos saque de la crisis. Tenemos que pensar y actuar diferente”.

Y tiene razón. Tenemos que pensar y actuar diferente y además, hacerlo ya.

Reitero lo que siempre ya en otros textos he afirmado; las protestas mexicanas responden a asuntos coyunturales pero permanentes.

Unas protestas desaparecen y otras aparecen. Pero estas protestas son constantes y el peligro es que se tornen en violencia generalizada y que por ende, el gobierno use todo el poder de la fuerza pública para reprimirlas.

Probablemente tenga éxito reprimiéndolas. ¿Por qué?

Porque en la historia democrática mexicana protestan los campesinos, luego los obreros, más tarde las clases populares y urbanas; y luego la clase media.

Pero casi nunca ni los sectores ni las clases sociales protestan juntos.

Es más; casi siempre nos quejamos de que las protestas públicas trastornan la vida diaria.

Y es que el método mexicano de protesta, que es generalmente de bloqueos a vías de comunicación y manifestaciones públicas, -a mi parecer- ya se agotó.

 

Pongo algunos ejemplos:

El magisterio estatal durante sus movilizaciones cerró plazas comerciales en Tuxtla Gutiérrez. Los dueños de ellas ¿Dejaron de cobrar la renta por las afectaciones?. Claro que no, porque existe un contrato legal de por medio.

¿Quiénes cargaron con el peso económico de los bloqueos? Los empleados que no cobraron salarios completos por los días no trabajados.

Además en una situación como esa, prolifera el desabasto y ello afecta a toda la población en general.

Por eso en México pasa todo y a la vez, no pasa nada.

Pero ahora mismo, con el “gasolinazo” el riesgo de violencia generalizada es latente. La ira social se acumula hasta sumar protestas y manifestaciones en 29 estados de la República Mexicana.

Bloqueos carreteros, marchas y plantones están ya a la orden del día y probablemente se incremente en los días por venir la ira social.

Ahora sí; ni a los obreros, los campesinos, los comerciantes, los burócratas y un largo etcétera de sectores sociales mexicanos, les disgustó la medida.

 

La recibieron con amargura.

Y el golpe fue triple: gasolinazo, aumento del precio del gas y ya también de la electricidad. Ello sumado a la poca expectativa de crecimiento económico y a la belicosidad de Donald Trump, hacen que el 2017 sea un año que será negro los 365 días.

El Presidente Peña Nieto no parece; es ya un político en desahucio, cansado, sin propuestas, falto de credibilidad e incluso una carga para su partido político.

En un país con democracia plena; correspondería su salida inmediata, la formación de un nuevo gabinete, el llamado a elecciones extraordinarias y la investigación correspondiente sobre sus numerosos escándalos.

Y además unas calles llenas con toda la sociedad protestando indignada.

 

Pero recuerde que estamos en México. Ni uno ni lo otro sucede.

Aquí los costos de los errores políticos, se le cargan a la población en forma de incremento de los servicios públicos.

Sin que la clase política asuma las consecuencias.

Hasta ahora no hay unidad en las protestas mexicanas, cuando ha existido es porque las protestas y manifestaciones corresponden a asuntos electorales.

Pero; ¿Qué garantiza que las protestas contra el gasolinazo continúen?

¿Cuánto durará la ira y la efervescencia nacional?

¿Seremos los mexicanos capaces de unirnos todos para incrementar las protestas y provocar una crisis política -ahora si- de alcance nacional?.

No lo sé de cierto.

No quiero decir que soy un pesimista, mejor digo que soy un optimista documentado. En ese sentido, no me hago ilusiones de que ahora sí caerá Peña Nieto.

Más bien, creo que la vida nacional se deteriorará y la desigualdad se ahondará.

Recordemos que si bien el impacto del alza de los precios de la gasolina, la luz y el gas tendrá un efecto multiplicador y casi de inmediato; este impacto será desigual, porque el país es desigual.

Es decir, afectará más a unos que a otros.

 

Luego podremos decir que afectará a los que tienen automóvil, que los que usan transporte público, usarán menos el taxi y más las combis y los colectivos.

Incluso que ello incentivará el uso de las bicicletas y llevará a los mexicanos a no depender de lo que André Gorz llamó “la Ideología del automóvil” y comenzar a diseñar la infraestructura urbana para las personas, no para los autos.

Eso sería muy bien, pero sería a largo plazo. Y citando a Keynes: en el largo plazo todos estaremos muertos. Necesitamos soluciones hoy y estas no existen.

Pero lo inevitable y a corto plazo, es que el “gasolinazo” será una tragedia para las clases sociales más pobres.

Las mercancías y los productos son transportados para finalmente ser consumidos, si la gasolina sube, sube también el costo del transporte y con ello el precio final de las mercancías y productos que se consumen en los hogares.

Por ello aumentará la pobreza, porque la población más pobre del país es la que usa la mayor parte de su ingreso para adquirir alimentos.

Ahí está la tragedia que viene. Más pobreza y más desigualdad.

 

Todo por malas decisiones políticas.

Es increíble que la última refinería de un país petrolero se construyera en 1979, y es también increíble que un país petrolero no pueda ofrecer a sus ciudadanos gasolina barata.

Inverosímil que el país con una de las mayores empresas petroleras del mundo: PEMEX; importe del extranjero gasolina y que la venta de esta en territorio nacional sea el negocio más importante de la paraestatal.

Perdemos PEMEX, nos encarecen la vida y las protestas están a la orden del día.

¿Cuánto durarán?

Al parecer el gobierno federal no sabe cómo atajarlas y probablemente piense como punto final de solución la represión.

¿Pero seremos capaces los mexicanos de unirnos en un objetivo común?

Pobres y ricos, académicos, docentes, trabajadores por su cuenta, empresarios, comerciantes.

Esa es la pregunta de fondo. Si no es así, la ira pasará.

La unidad nacional -sin la clase política- es lo que se necesita para salir del atolladero en que nos ha metido precisamente la clase política nacional.

Volvemos a Leonardo Boff y a Einstein parafraseándolos: La clase política no nos sacará de la crisis, tenemos que ser nosotros mismos. Y para ello necesitamos unidad -sin la clase política- y pensar diferente.

Reitero como otras veces en lo que yo creo: las marchas, bloqueos y plantones no nos llevan a nada y la llama de la ira se apaga.

Es solo una etapa de la lucha social y no pasamos de ella, porque no nos unimos. Y el riesgo de violencia es latente y más si se incrementa la ira social.

Salga a la calle a protestar si quiere, descargue su ira; pero piense en los demás y como su protesta los afecta, use las redes sociales, socialice los problemas en la familia, hable con los miembros que quieran escucharlo, por los demás familiares no se preocupe, allá ellos si no les interesa los problemas mexicanos.

 

Pero reflexione sobre esto:

Creo que la única coyuntura que se repite una y otra vez es la de las urnas.

Ahí cobre venganza.

Piense y razone su voto, no vote si no quiere, porque ello también les resta legitimidad; pero participe.

Rómpales usted la madre.

Hágalo como ciudadano, en las urnas y defienda su voto si este está en peligro.

No los perdone de nuevo ni olvide los agravios de la mala conducción económica que nos arrastra hasta esta nueva tragedia nacional.

No olvide la impunidad. No deje esta vez pasar por alto la corrupción.

Correo: geracouti@hotmail.com

Twitter: GerardoCoutiño

Un comentario en “¿Y ahora Qué hacemos?”

  1. ciudadano
    9 enero, 2017 at 9:05 #

    AHORA RESULTA, QUE TODOS SE DAN CUENTAN QUE LES AFECTA POR IGUAL, CUANDO POR DÉCADAS SE LES HA HECHO SABER, ES TAN SENCILLO ENDEREZAR A ESTE PAÍS, PERO DEBE EXISTIR UNIÓN, CON GENTE QUE BRINDE CONFIANZA, EMANADA DEL PUEBLO, QUE LE INTERESE A SUS HERMANOS PAISANOS, Y ASÍ SER LA POTENCIA QUE DEBERÍA SER, MÉXICO TIENE TODO, ES ÚNICO.

    UN FRENTE COMÚN, PARA BENEFICIO DE TODOS.

    Y NO SOLO EN MANOS DE LOS QUE MAS TIENEN.

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