El País de las contradicciones y el “Ya Merito”

País curioso.

Fuimos casi a la par de Rusia, la nación que realizó la primera revolución del siglo XX.

Primer país latinoamericano en apoyar a Cuba contra Estados Unidos. Siempre el primer país del mundo en sufrir -y de distintas formas- la bota de la opresión del país más poderoso del mundo y también en recibir su influencia cultural.

Somos uno de los países con la economía más abierta del mundo y sin embargo, el 80 por ciento de nuestro comercio es con un solo socio.

 

Por eso México paga costos de toda índole.

Por ejemplo el crimen organizado manda cantidades de drogas ilícitas al país vecino, a cambio recibe dólares, pero también armas ilegales para continuar reproduciendo el ciclo criminal.

Pero Además de ese comercio lícito e ilícito, varias curiosidades unen a Estados Unidos con México.

Particularmente siempre me ha llamado la atención que a diferencia de varios países latinoamericanos que han recurrido a juicos internacionales para reclamar territorio a los países vecinos; México perdió más de la mitad de su territorio histórico y siempre he escuchado la expresión que por demografía, con tantos mexicanos del “otro lado” algún día recuperaremos el territorio perdido.

Sin embargo, esta no es más que otra utopía mexicana como hay muchas. Demográficamente esto es posible. Pero en realidad, los migrantes de ahora, están creando una nueva nación que posteriores generaciones verán.

En los años de efervescencia neo zapatista, en San Cristóbal de las Casas en 1994 fui testigo como diputados italianos eufóricos y asombrados decían que el mundo estaba observando la primera revolución del siglo XXI.

El neoliberalismo nació precisamente en las universidades americanas, específicamente en la Universidad de Chicago, llegó primero a Chile y luego a México.

De hecho la insurrección neo zapatista es probablemente la primera protesta global contra el neoliberalismo. Muchas otras protestas en el mundo emergieron luego de la rebeldía neo zapatista.

 

El neoliberalismo es quizá uno de los conceptos más poderosos de los últimos 35 años que las ciencias sociales han aportado al mundo. La rebelión zapatista contra ese concepto económico fue una rebelión curiosa también, porque veía la luz, cuando los movimientos armados revolucionarios de Centroamérica deponían uno a uno las armas y ya no había la cobertura ideológica del socialismo con la Caída del Muro de Berlín.

Pero era -lo es todavía- una rebelión contra las estructuras políticas mexicanas y que busca el colapso del sistema político nacional.

El problema es que el colapso del régimen no llegó. Es más, el país se movió hacia la derecha política y no hacia la izquierda. Asunto que si sucedió en el resto de Latinoamérica, que vio a numerosos presidentes de tendencia izquierdista.

Hablando de Latinoamérica; muchos mexicanos amamos el espíritu bolivariano de unión; pero en los hechos los países sudamericanos son nuestros competidores en la búsqueda de mercados comerciales.

El asunto es ver si nos llevan ventaja competitiva en un hipotético viraje nacional económico y comercial hacia el mercado chino.

El país tiene a uno de los hombres más ricos del mundo, pero es también uno de los países más desiguales -desde su vida independiente- de toda la tierra.

 

La contradicción es lo que nos identifica.

Como también el famoso término coloquial “Ya merito”.

Casi logramos el desarrollo con José López Portillo; quien pedía dos años de recuperación, dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado y el resultado fue de crisis económica.

Por poco y alcanzamos el desarrollo y el primer mundo con Carlos Salinas al entrar en la OCDE y firmar el Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos; modelo de desarrollo que ahora Donald Trump quiere hacer trizas y que antes fue la causa -junto con el neoliberalismo- de la rebelión neo zapatista.

Casi vemos el paraíso con Vicente Fox y la transición democrática que terminó en una democracia representativa que a nadie tiene satisfechos, que transfirió o delegó poderes a los gobernadores, los cuales se convirtieron en virreyes, eligieron a sus sucesores y hoy muchos de ellos tienen cuentas pendientes con la justicia o de plano andan impunes.

Peña Nieto terminó con doce años de panismo; como “la nueva docena trágica” fue bautizado ese periodo por la violencia que se acumuló sobre todo durante el sexenio de Felipe Calderón.

En su campaña denominó su plataforma política y economía como la del “Estado Eficaz” pugnaba por un crecimiento económico sostenido, sustentable y equitativo. Para ello puso en marcha las denominadas “reformas estructurales”, que no son más que reformas económicas de tercera generación neoliberal.

La primera generación de reformas fueron las de Miguel de la Madrid cuando desmantela el “estado de bienestar” mexicano, las segundas con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo que consolidan el estado neoliberal y las terceras de Peña Nieto que buscaban relanzarlo.

 

Nada de eso se logró. Ya casi se lograba; pero no.

El último sueño de progreso nacional está atorado en la suerte final del TLC.

El asunto es que desde López Portillo; cuando afirmó que era “responsable del timón, no de la tormenta”; los políticos mexicanos se

han disculpado de sus errores, diciendo que fueron “factores externos” lo que han provocado nuestras sucesivas crisis.

En cierta forma tienen razón.

Pero sobre todo, esto ha sido así porque han dejado de tomar decisiones de economía doméstica para que así sea. Es decir, han dejado mucho de hacer por el país.

Por ello por ejemplo, es evidente el éxito comercial del TLC. Pero ¿por qué muchas localidades dependen del envío de remesas de Estados Unidos?.

Ello habla de que el éxito no es parejo. Y que tampoco la culpa es de las “condiciones externas”.

La razón es simple, el éxito del TLC es evidente porque las cadenas productivas y de suministro mexicana están integradas a Estados Unidos. En varios productos México es competitivo; pero la realidad es que estas cadenas no están en todo el país.

Faltan en el Sur-Sureste; por eso la economía mexicana es dual. Tiene dos velocidades, la conectada a Estados Unidos, que es el norte del país y la lenta; es decir la del sur, donde se concentra mayormente la pobreza, la marginación y la desigualdad.

La cadena que hace falta para conectar al sureste con el resto del país es compensada de manera negativa con baja productividad, bajos salarios, alta informalidad, dependencia de la burocracia, marginación y desigualdad.

 

Ya merito nos llegaba al sur el desarrollo con las reformas estructurales propuestas por Peña Nieto y también con las Zonas Económicas Especiales.

Pero de nueva cuenta vamos a oír decir a los políticos de que factores externos nos impidieron desarrollar de nueva cuenta programas y proyectos para detonar el desarrollo.

Hasta que se termine el México de las contradicciones, del “Ya Merito” y aparezca el México que todos no deseamos, el “México Bronco”

Correo: geracouti@hotmail.com

Twitter: GerardoCoutiño

Un comentario en “El País de las contradicciones y el “Ya Merito””

  1. ciudadano
    10 febrero, 2017 at 9:07 #

    NO HAY PEOR CIEGO, EL PROBLEMA NO ES LA CASA VECINA, SINO LA CLASE DE FAMILIA QUE TENEMOS, MIENTRAS SIGAN INTERESES PARTICULARES, HAYA IGUALDAD, SEGUIRÁ DE MAL EN PEOR, SUFRIENDO LAS CONSECUENCIA LOS DE MÁS ABAJO.

    NO HAY VOLUNTAD, CUANDO SE TIENE TODO PARA SER LA ÚNICA POTENCIA MUNDIAL.

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