Historias del fascismo

Ahora que el fascismo regresa al poder -lo que es de preocupar- es tiempo propicio para reflexionar sobre sucesos que arrojan luz acerca de su naturaleza y los parangones con los discursos y prácticas de los fascistas en el poder o de los que están a punto de llegar al control de Estados Nacionales como Francia. Un buen inicio para este ejercicio de reflexión que propongo, es leer el libro editado por Henrik Eberle y Mathias Uhl, El informe Hitler, un extraordinario documento que narra los últimos días del dictador alemán encerrado en su búnker de la Cancillería en Berlín, mientras las bombas soviéticas caían sobre la ciudad y la infantería avanzada sedienta de venganza. En el mes de mayo de 1945, recién rendida la ciudad de Berlín y con los ejércitos alemanes en plena desbandada, Josif Stalin encargó a su policía secreta (NKUD) averiguar si Hitler había realmente muerto y además cómo había llegado el poder. La orden de Stalin enfatizaba además la obligación de la policía secreta de redactar un informe que estaría dirigido a un solo lector: Josif Stalin. Ese documento, rescatado por Eberle y Uhl, es precisamente El informe Hitler que la policía secreta soviética redactó para que el “padrecito” lo leyera, cumpliendo las órdenes recibidas. En la introducción a esta edición de El informe Hitler los editores explican con detalle cómo recuperaron el documento, la manera en que lo trabajaron, el contexto del informe y las condiciones de su publicación. Para quienes encabezaban la policía secreta de Stalin el incumplir la orden significaba perder la vida, así que se tomaron muy en serio la tarea. Tuvieron la suerte de encontrar entre los prisioneros hechos en Berlín en aquel mes de mayo de 1945 a dos de los más cercanos colaboradores de Hitler, Otto Günche y Heinz Linge, que fueron los encargados por el propio dictador de quemar su cuerpo antes de la debacle final. El informe Hitler relata ese pasaje con gran detalle, lo que parece haber calmado las preocupaciones de Stalin en el sentido de que Hitler hubiese logrado escapar. Pero no menos interesante es el relato de cómo llegó Hitler al poder, ganando elecciones al estilo Donald Trump, con un lenguaje muy similar y con la promesa de acabar con las “razas degradadas”, como de hecho lo intentó a lo largo del período en que estuvo en el poder. El relato pormenorizado de la trayectoria de Hitler al poder es uno de los textos más urgentes de leer debido a las similitudes que guarda con los protagonistas del regreso del fascismo en la actualidad. De hecho, ello constituye uno de los aspectos más notables de El informe Hitler. La redacción del mismo deja entrever la admiración que Stalin guardaba hacia el dictador alemán, no obstante que fue el enemigo a vencer y que finalmente cayó gracias a la actuación militar del ejército soviético. La lectura de El informe Hitler se complementa con una excelente película que en castellano lleva el nombre de La Caída. Esta película filmada por Oliver Hirschbiegel, está basada en el testimonio de Traudl Junge, una de las secretarias de Hitler que convivió con el dictador sus últimos días en el bunker de la Cancillería alemana, mientras las bombas soviéticas hacían añicos a la ciudad de Berlín. La secretaria de Hitler se había negado por años a hablar y más bien permaneció en las sombras, hasta que el equipo que filmó La Caída logró que narrara su experiencia en el año de 2002, unos meses antes de morir. Gracias a ese relato, que confirma en gran parte a El informe Hitler, sabemos cómo pasó Hitler sus últimos días sin sentir ningún remordimiento por las terribles desgracias que ocasionó. En esos días el dictador estuvo acompañado de los más granado del mando nazi: Joseph Goebbels, su esposa Magda e hijos, que por cierto, él mismo envenenó para que no cayeran en manos de los rusos; Heinrich Himmler, uno de los nazis más enfermos, un criminal serial sin escrúpulos; Albert Speer, otra joyita nazi; Whilhem Keitle, ideólogo cercano a Hitler y el terrible Martín Bormann, secretario particular de Hitler y personaje muy influyente en el ámbito nazi. Todos ellos murieron o se suicidaron en ese bunker, como lo hizo la propia Eva Braum, la amante de Hitler. Es una historia miserable. Complementan a El informe Hitler y a la película La Caída, la novela El informe Müller, escrita por Atonio Manzanera. En esta novela se involucra al historiador inglés Hugh Trevor-Roper, considerado una autoridad en la historia de la Edad Moderna y de la Alemania nazi. Su libro, Los últimos días de Hitler, publicado en 1947, es una lectura obligada para quienes se interesen en comprender el desenlace de la segunda guerra mundial, la formación de los bloques y la guerra fría. Trevor-Roper fue, además, un agente del M16, el Servicio Secreto Inglés, similar a la CIA norteamericana. En la novela de Manzanera, este personaje se une a investigadores de la CIA pare llevar a cabo una investigación conjunta sobre, precisamente, los últimos días de Hitler, a través de investigar el asesinato de Heinrich Müller, agente doble alemán-soviético, pero además, jefe de la GESTAPO, la temida policía de Hitler, responsable de innumerables crímenes. A través de la novela, Manzanera propone una explicación de la muerte de Hitler y del propio Müller, que al final, es víctima de su propia actividad como espía doble. Lo importante es que la novela se basa sobre hechos reales además de estar ampliamente documentada, lo que hace que su lectura sea aún más interesante y sugerente.

Sin entrar en comparaciones entre Hitler y Josif Stalin, es interesante ver la película El Escogido, recientemente estrenada en NETFLIX y que relata el asesinato de Trostky, ocurrido como se sabe, en Coyoacán, México. Es un complemento para entender esa época en la que personajes como Hitler o como Stalin, lograron empotrarse en el poder y desde allí provocaron sucesos que costaron millones de vidas. Por cierto, a esta película debe precederle la lectura de esa novela extraordinaria de Leonardo Padura, El hombre que amaba los perros, que narra cómo se fabricó al asesino de Trostki, Ramón Mercader con el alias de Jacques Monard, y cómo este llevó a cabo el crimen del que se arrepintió cuando ya era demasiado tarde. Recuerdo que tuve la ocasión de ver un documental filmado en Cuba, en el que Ramón Mercader narra su propio drama y la forma en que ya no pudo conciliar el sueño escuchando el terrible grito de Trostki al recibir el golpe del piolet. Todo ello llama a la reflexión cuando uno ve al mismo tipo de personajes como Hitler, arribando al poder en naciones que tienen armamento bélico capaz de destruir al planeta en horas. La Historia no regresa en iguales circunstancias, pero cuando sucede, es en forma alterada y más compleja.

Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. 16 de abril de 2017

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