Mejor que no vuelvan, advierten totonacos de Zongozotla a mineros

En Zongozotla se oponen a la minería: Foto: Radio Expresión

En Zongozotla se oponen a la minería: Foto: Radio Expresión

 

Puebla. “Nos guardamos el coraje y los dejamos ir para que lleven el mensaje a quien corresponda que es mejor que no vuelvan a Zongozotla, porque si regresan será otra cosa”, dicen orgullosos algunos jóvenes totonacos de este pueblo ubicado al pie de la cumbre del Cozol que echaron a un grupo de mineros el 18 de marzo pasado.

En el pueblo, continúan, quedó un resentimiento porque algunos querían que a los mineros mejor los metieran a la cárcel, pero el presidente Honorio Lima Manzano los convenció que era mejor que se fueran. Así es que “los dejamos ir, sin insultos ni agravios a pesar de que ellos llegaron y se metieron sin pedirle permiso a nadie” para explotar una mina de barita y “toda sustancia disponible” en 300 hectáreas del predio La Unión, según la concesión 225397 otorgada a Maribell Valverde Islas y socios.

“A uno le entra el celo de pertenecer y ser de esta tierra, desgraciadamente sabemos que estamos dentro de la concesiones, que por eso nos tienen en la mira. Por eso muchos vecinos llegaron después a reclamar por qué no se les había convocado”, cuentan Genaro López y Juan Aco al recordar que la pequeña plaza pública ubicada en una de las cimas de este  pueblo, junto a la iglesia, estaba llena de gente. A reventar.

Llegaron primero unas 300 personas y luego una cantidad igual –algunos armados con palos, piedras y machetes-, cuando ya se había dejado ir a Eladio Baca Ruiz originario de Zapopan, Jalisco de 59 años, Nicolás Ramírez de 60 años y José Manuel Flores de 23 años de edad, que así fue como se identificaron los mineros, quienes además aseguraron tener empresas similares en Pachuca, Hidalgo.

Pero la verdad, agregan, si quedó un resentimiento. “Creemos que el gobierno nos vendió. Mucha gente habló frente a ellos, abuelitos y jóvenes porque aquí somos unidos. Aquí es el lugar donde nacimos y esperamos vivir viendo pasar los días. Todos queríamos saber sobre la mina, desde cuándo nos husmean. Ellos no dijeron más, sólo, entre titubeos, ofrecieron una disculpa y juraron que no regresarán. Entonces la gente les abrió paso, los dejó subirse a su suburban blanca con placas de Jalisco y se fueron”.

Lo que hay en el fondo de la actuación de los mineros, creen los jóvenes, es un sentimiento de superioridad. Creyeron que venían a una población de indígenas sin preparación, pero aquí se encontraron con que “no nos vamos a dejar y que hay profesionistas que saben hasta qué nivel nos pueden dañar los químicos”.

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