El INM debe reestructurarse por una gestión migratoria más humana: Insyde

Migrantes. Foto: Marisol Castro

Migrantes. Foto: Marisol Castro

Mely Arellano

@melyarel

Más allá de considerar la migración como un tema de seguridad nacional, el Instituto Nacional de Migración (INM) debe reestructurarse, mejorar sus procedimientos, profesionalizar a su personal y sanear sus deficiencias para dar paso a la ejecución de una gestión migratoria más humana, así como el diseño y la implementación de una política migratoria regional, son algunas de las conclusiones del diagnóstico “Hacia un Sistema de Rendición de Cuentas en Pro de los Derechos de las Personas Migrantes en México” realizado por el Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. (Insyde).

El documento fue presentado este miércoles por Sonja Wolf, de Insyde; Irazú Gómez, del Programa de Migración del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría S.J. (Idhie) de la Universidad Iberoamericana Puebla, y Arturo Villaseñor, de Iniciativa Ciudadana.

Se trata del primer estudio integral que se ha hecho en México sobre el INM e incluye una revisión a la gestión institucional, desde el reclutamiento del personal, la capacitación, el sistema de supervisión y de sanciones, así como el tema de la protección de los migrantes, el control migratorio, la detención en las estaciones migratorias y las deportaciones de los migrantes indocumentados.

–Contiene un análisis de los procedimientos formales que tiene el Instituto, pero también de las prácticas para entender por qué los agentes a veces no actúan según las reglas establecidas o por qué no existen reglas. Pero la idea fundamental era entender cuáles son los factores que hacen posible las violaciones a los derechos de los migrantes y los factores que hacen posible los niveles de corrupción que durante mucho tiempo se han dado en el Instituto –explica Sonja Wolf.

El diagnóstico revela deficiencias estructurales en el INM que de alguna manera inciden en otras prácticas, como el uso de la fuerza durante los operativos o la violación a los derechos humanos en las estaciones migratorias.

–Ahí vemos por ejemplo –dice Sonja Wolf- que las condiciones sí han mejorado un poco a lo largo de los años, pero el trato hacia los migrantes no necesariamente ha mejorado, siguen abusos, se da hacinamiento, pero también tiene que ver con la falta de capacitación de los agentes y con el volumen de los migrantes.

–¿El Instituto debe desaparecer?

–Es una opinión que se ha expresado muchas veces pero lo que propone Insyde es una reestructuración, quizás hacer un diagnóstico un poco más profundo porque el nuestro se topó con difícil acceso a la información, pero habría que mejorar los procedimientos, así como los protocolos y manuales, y revisar el actuar del Instituto para llevar la profesionalización hacia otros niveles y sanear las deficiencias que existen, sobre todo en el aspecto de la supervisión y las sanciones.

El análisis hecho en el diagnóstico, realizado durante un año y medio gracias al apoyo económico de la Fundación Ford,  tuvo al fenómeno de la migración como punto de partida, para entender el contexto en que se crea el INM, y el momento en que la dependencia de corrompió.

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