Migrante narra a Relator de la ONU, tortura a que lo sometieron en México

 

Por Guadalupe Citalán

 

Migrante torturado en México denuncia su caso ante la ONU. Foto: Guadalupe Citalán

Migrante torturado en México denuncia su caso ante la ONU. Foto: Guadalupe Citalán

Wilson Hernández, es un joven de apenas 20 años, de origen hondureño, quien por tercera ocasión está en territorio mexicano. Esta vez no será para emprender la travesía rumbo al sueño americano, sino para buscar justicia en contra de autoridades mexicanas. El pasado martes, dio su testimonio ante el Relator Especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) sobre la tortura, Juan E. Méndez, quien esta semana estuvo en Chiapas, como parte de una gira de trabajo por México.

Batazos, descargas eléctricas, asfixia con bolsa de plástico son las torturas a las que, relata, fue sometido durante dos días en manos de presuntos policías de Saltillo, Coahuila. Sólo se “libró” de no ser puesto de cabeza para ser sumergido en agua. Hoy quiere ser escuchado, busca justicia por la cadena de abusos que sufrió en manos de autoridades mexicanas. Su primera oportunidad ha sido ante el relator de la ONU, pero asegura que esto es sólo el principio.

 

La pesadilla

A los 15 años, salió de Honduras, fue la primera vez que se puso como meta llegar hasta los Estados Unidos, pero todo terminó en Tonalá, Chiapas. De ahí fue deportado a su país.

A los 19 años volvió a tomar el rumbo. Esta vez, con más temor que la primera vez, porque en su camino se topó con las historias sobre los peligros a los que se exponían los migrantes, ya no sólo era el miedo a caer de la bestia de acero.

Su viaje estaba marcado. En Veracruz tuvo que pagar para que criminales le permitieran permanecer en el tren. Creyó que casi había cumplido su meta al llegar a Saltillo, Coahuila, pero se topó con un grupo, presuntamente policías, que aseguró a nueve centroamericanos, entre los que iba él.

Señala que fueron llevados a un cuarto –desconoce si se trataba de una casa, sólo vio el espacio donde estuvo recluido-  donde vivió los tres días más difíciles de su vida, ni siquiera los que tuvo en Honduras bajo la amenaza de pandillas de la mara. Por primera vez en su vida, sintió morir.

-“¿Porqué me hacen esto?”-, fue la interrogante que les lanzó a sus captores.

-“Porque eres basura, la basura que ensucia mi país”-, fue la respuesta que obtuvo y que relata durante esta entrevista.

Los batazos, las descargas eléctricas le quitaron el aliento de vivir, creyó que su cuerpo no resistiría más. Menos aún con el método de asfixia, por un momento sintió que su cuerpo se había rendido. Igual que sus otros compañeros, tuvo que proporcionar un número telefónico. Un familiar hizo el depósito de 500 dólares y sólo así cesaron los golpes.

 

El abuso institucional

Fue entonces que al tercer día fueron traslados a una fiscalía. De un grupo de nueve, sólo fueron presentados ocho centroamericanos –nunca supo el destino del compañero faltante-, sin saber lo que estaba pasando, fueron acusado por portación de drogas.

La sentencia iba a llegar rápido, fueron turnados a un juez. Confió en la “recomendación” del juez: “Si ustedes se declaran culpable, ustedes van a salir luego y nos dieron cuatro años; nos declaramos culpable porque el juez nos dijo que nos iba a dejar libres, pero nos mintió”.

Fue trasladado a un reclusorio, donde vivió –durante más de tres meses- con la incertidumbre de la muerte, menciona que continuamente los zetas querían ahorcarlos. Dormir fue imposible. Entre el acecho de los zetas y la plaga de chinches, no estuvo tranquilo nunca dentro de la celda.

 

La liberación

La ayuda llegó a los pocos meses para Wilson. Un tío pagó una fianza de 7 mil 500 pesos y fue liberado. Intentó poner una denuncia pero lo interceptaron. No se lo permitieron. En cambio, su salida de México fue muy rápida: asegura que un agente de migración le hizo firmar unos papeles, fue trasladado casi inmediatamente al Aeropuerto de la Ciudad de México y de ahí el retorno precipitado a su país.

-¿Estás enojado? –le pregunto.

La mirada se endurece. Aprieta los labios. Respira. Me responde.

 

-“Los policías de México son muy malos. Nosotros nunca tuvimos drogas en nuestras manos, sólo estábamos de paso en México, porque queríamos ir a Estados Unidos. Yo salí huyendo de mi país porque las pandillas iban a matarme y yo no quería formar parte de las pandillas ya”.

Una casa del migrante, dijo, documentó los golpes y la serie de abusos que sufrió el grupo en Saltillo. Ahí podrían estar las pruebas para reabrir su caso porque está casi seguro que en esa cárcel aún permanecen algunos de los centroamericanos que son víctimas dentro de territorio mexicano.

El activista Ramón Verdugo, director de la Casa Todo por Ellos A.C, señala que el corredor que va de la ciudad de Tapachula hasta Arriaga, -donde abordan “La bestia de acero”-  siguen ocurriendo abusos en manos de autoridades mexicanas, pero ése es el trayecto –por decirse así- de menor riesgo. Llegando el tren a Veracruz, el trayecto más delicado, de muerte, comienza para los indocumentados.

El activista está casi seguro que el país con más éxodo actualmente es Honduras. La violencia por maras se es grave, los hondureños ya no sólo salen por pobreza sino por seguridad.

“Nosotros no podemos vivir en Honduras, yo quisiera estar con mi familia pero ellos prefieren que yo esté acá para que no me maten”, confirma Wilson.

 

 

2 Comentarios en “Migrante narra a Relator de la ONU, tortura a que lo sometieron en México”

  1. Enrique Huerta
    29 mayo, 2014 at 10:59 #

    Una historia en verdad ruda, creo hay mucho sufrimiento pero a la vez mucha superación.

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  1. Migrante torturado narra a Relator de la ONU cómo lo sometieron en México - Revolución Tres Punto Cero - 1 mayo, 2014

    […] Chiapas Paralelo / @ChiapasParalelo […]

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