Centro Budista Kadampa Drolma: enseñanzas de paz en la búsqueda de la felicidad verdadera

Foto: Centro Budista Kadampa Drolma

Por David Martínez

San Cristóbal de Las Casas. En el número 24 de la calle Profesora María Adelina Flores, hay un silencio imperante. Las plantas que adornan todo el patio reciben la luz del sol quien cubre con sus rayos todo el lugar; las sillas y mesas blancas, junto con el ambiente tranquilo regalan serenidad al alma.

Al fondo, un edificio pequeño, cuya puerta de madera guarda la sabiduría del budismo Kadampa Drolma, una tradición que comparte la filosofía Mahayana. Este pequeño templo, pionero en transmitir esta enseñanza en México, forma parte de la Nueva Tradición Kadampa-Unión Internacional de Budismo Kadampa (NKT-IKBU).

Llegan las 10 de la mañana del día domingo 26 de Noviembre y los preparativos comienzan para celebrar el curso de budismo y meditación “Oraciones por la paz en el mundo” que se lleva a cabo en más de 200 centros como este alrededor del planeta simultáneamente.

Comienzan a llegar las personas, dejan sus zapatos en la entrada y se acomodan en el suelo sobre los cojines o en las sillas dentro de la sala de meditación, frente a un altar con gemas y cuencos llenos de agua cristalina donde distintas representaciones de Buda reciben tributo.

 

Uno de los estudiantes del centro hace sonar una pequeña campana y enseguida Kelsang Kunwang, monja budista de la Nueva Tradición Kadampa Drolma y maestra residente de este Centro, ingresa, toma su lugar en un pedestal frente al altar y con vista hacia las personas que han llegado para escuchar estas enseñanzas da inicio al curso recitando una oración de Gueshe Kelsang Gyatso, fundador de la NKT-IKBU.

El cántico se eleva a las alturas, inunda las almas de los presentes y regala sabiduría con sus versos, mismos que al término de la oración, son explicados por Kelsang Kunwang. Los asistentes prestan los oídos y el corazón a las enseñanzas de la maestra residente, quien menciona que “Estimar a los demás, es el mejor método para que haya paz en el mundo y paz en nuestro interior”.

Con voz suave y tranquila habla sobre el poder de la paciencia, del amor y de la importancia de entender la impermanencia, sin olvidar las advertencias sobre el enojo, sinónimo del odio que son entendidas como enfermedades mentales que obstruyen el camino hacia la felicidad verdadera; todo este conocimiento, basado en Cómo solucionar nuestros problemas humanos, libro que es objeto de estudio para este curso.

La calma y silencio en esta clase son interrumpidos esporádicamente por las risas que los comentarios chuscos de aquella monja budista provocan al compartir anécdotas y reflexiones que hacen analizar y comprender el mensaje que se comparte el día de hoy.

Se llega al final de la enseñanza y es momento de la meditación, un silencio invade pacíficamente el ambiente, los rayos del sol que entran por el tragaluz sobre el altar se posan casi sobre la imagen central de Buda, las oraciones cesan y la sosiego del aire se asienta sobre la cabeza de los visitantes haciendo callar su mente y ayudarlos a disfrutar del estado tan etéreo de concentración, sus ojos se cierran al mismo tiempo de su conciencia se abre y se expande hasta alcanzar ese lugar en el universo que regala la paz interior que se dibuja en la expresión de los presentes.

Después de unos minutos, a las 11:30 de la mañana, se despide el curso y con esa paz interior se ven salir alegres los rostros que expresan satisfacción y calma de los estudiantes y creyentes que depositan su fe en la tradición buscando día a día la felicidad completa que Buda guarda para ellos.

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