Migrantes muestran su fuerza laboral en Ciudad Juárez

Migrantes muestran su fuerza laboral en Ciudad Juárez

A muchos de ellos ‘no les piden papeles’ para trabajar. Otros, lo hacen de manera legal con alta provisional ante el SAT

Rocío Gallegos
La Verdad

Ciudad Juárez – A Daniel se le va gran parte del día entre cargamentos de madera; a su esposa, en la línea de producción de una maquiladora de costura. Subsistir es un desafío adicional para esta pareja de migrantes cubanos que se vio obligada a buscar un empleo temporal en esta frontera mientras trascurre su trámite de asilo político en Estados Unidos, espera que les puede tomar hasta dos años.

Hace ocho meses llegaron a esta comunidad fronteriza para cruzar a territorio estadounidense, en donde quieren establecerse para tener una mejor vida y ayudar a su familia que se quedó en Cuba.

“Nunca estuve más cerca de llegar a Estados Unidos”, dice Daniel, de 35 años, mientras hace una pausa en su jornada, en una maderería, donde lo arroparon con un empleo y le ayudaron a conseguir una casa para que dejara el albergue donde pasó meses.

El hombre, que pide omitir sus apellidos por estar en trámite migratorio, es parte de una población de más de 26 mil migrantes, principalmente cubanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños, que permanecen en Ciudad Juárez, de acuerdo con datos de Consejo Estatal de Población (COESPO).

La mayoría de ellos –unas 21 mil personas hasta el 5 de octubre– son adultos, hombres y mujeres que han sido retornadas bajo el polémico programa de la administración Donald Trump, llamado “Protocolo de Protección a Migrantes”, el cual obliga a los migrantes extranjeros a permanecer en México mientras siguen sus procesos en tribunales de Estados Unidos. Otros cientos están aún en espera de cruzar al vecino país del norte, de acuerdo con datos oficiales.

Después de meses de sobrevivir en un albergue operado por una organización religiosa y de ingresos económicos que le dejaban algunas ‘chambitas’, hace unos meses Daniel pudo incorporarse a un trabajo formal en México. Después lo hizo su esposa.

Ellos son parte de unos 300 migrantes que en las últimas semanas lograron colocarse en un empleo de manera legal en Ciudad Juárez, principalmente en comercios y maquiladoras, de acuerdo con datos del Servicio Estatal de Empleo. Consiguieron emplearse porque ingresaron de manera legal a México y obtuvieron un permiso de residencia por seis meses.

No obstante, la mayoría de los extranjeros ingresaron de manera ilegal al país, por lo que solo han logrado trabajos en pequeños establecimientos, restaurantes, en empresas de seguridad privada y vigilancia, talleres mecánicos, como lavacarros, albañiles o electricistas, donde no les piden “tener papeles”, se informó.

Oladys Pererira, migrante cubana que trabaja de cajera en un restaurante donde se prepara comida de su país, en la zona centro de Ciudad Juárez.
Fotografía: Alejandro Sánchez

“Tenemos que trabajar, no solo para mantenernos aquí, también para ayudar a nuestra familia en Cuba, allá deje a mi esposa e hijos”, dice Omar, un cubano que desde abril llegó a esta frontera, donde se sumó a una fila migrantes en espera de cruzar para llegar a Miami. Aguarda su turno con el número 14 mil 824. Hasta la tarde del 8 de octubre, se reportó que Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos había atendido al 13 mil 649.

El hombre comenta que hasta ahora sobrevive de sus conocimientos como electricista, hace ‘chambitas’ por la zona donde está el albergue donde habita, por el área de San Lorenzo.

Para José Mario Sánchez Soledad, empresario empleador de Daniel, la población de migrantes que permanecen en la ciudad es una gran fuerza laboral desaprovechada, porque no se ha logrado su inclusión legal al sistema de trabajo.

“Veo una gran oportunidad para Ciudad Juárez (en ellos), no saben la oportunidad, Ciudad Juárez necesita manos para reconstruir… aún estamos en la reconstrucción tras una guerra”, afirma Sánchez Soledad, quien además cuenta con experiencia en la administración pública, pues ha sido funcionario en los tres niveles de gobiernos.

Sin embargo, advierte que no hay ningún programa de reinserción para los migrantes, ni laboral ni social, peor aún para los que no tiene papeles, que son la mayoría “primero hay que resolver eso”.

Pero la situación desbordó en la ciudad a las autoridades de tres niveles de gobierno, quienes reaccionaron tarde a la situación desatada desde octubre del 2018, cuando se registró el arribo de migrantes para cruzar a EU, cantidad que aumentó paulatinamente.

Ahora, los gobiernos se enfrentan a un nuevo desafío: atender a migrantes que deberán tener una permanencia más larga en la ciudad, de hasta dos años –de acuerdo con estimaciones de abogados migratorios–, y a quienes han decidido olvidarse de su proceso migratorio ante el gobierno estadounidense para en esta frontera.

El reto no es fácil.

La condición de tránsito en la que se encuentran los miles de migrantes en la ciudad es un elemento que condiciona su posibilidad de encontrar un trabajo formal.

José Mario Sánchez Soledad, propietario de Maderas y sus productos, empresa donde ha cobijado con trabajo a migrantes que esperan en Ciudad Juárez su trámite de asilo ante el gobierno de Estados Unidos
Fotografía: Rocío Gallegos

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Sobre la inclusión laboral de las personas en espera de su asilo en Estados Unidos, Rodolfo Rubio Salas, estudioso de movimientos de migrantes e investigador en el Colegio Chihuahua (Colech), dice que esta es alentada debido a que la transitoriedad de los que van de paso por esta ciudad ahora es más larga.

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Sin embargo, comenta que el programa de incorporación formal al trabajo no ha sido muy exitoso debido a que la mayoría teme aparecer en registros oficiales, no quieren estar ubicados para las autoridades, tienen miedo de que eventualmente puedan ir por ellos, aprehenderlos y regresarlos a sus lugares de origen.

“Solamente sensibilizando y con campañas de información puede disminuir ese miedo o temor de formar parte de esas listas”, comenta el experto estudioso de movimientos de migrantes.

Lo que está pasando ahora es que muchos están ocupándose en el sector informal porque es más flexible y les permite atender esos llamados que hace el gobierno de Estados Unidos a determinadas horas y momentos, agrega.

Otra cosa que dificulta mucho este asunto, dice Rubio Salas, es que para las empresas resulta muy arduo capacitar a un trabajar a sabiendas que en determinado momento se va ir, ya sea porque está esperando una respuesta del gobierno de Estados Unidos o porque al final puede ser deportado.

Sobre este escenario, José Mario Soledad, empleador de Daniel en su empresa Madera y Sus Productos, esta convencido de que es necesario la implementación de un protocolo de integración de los migrantes en Ciudad Juárez, para que los esfuerzos realizados tengan un impacto.

Considera que bajo ese esquema se debe resolver:

  1. La situación de los extranjeros que entraron de manera ilegal al país, con permisos temporales de residencia y de trabajo.
  2. Entregar a migrantes el Registro Federal de Contribuyente al mismo tiempo que la carta temporal del CURP.
  3. Capacitar a las empresas sobre el proceso de contratación a migrantes, para que sea más flexible y facilite creación de plazas para ellos.
  4. Implementar un programa emergente de licencias de conducir para los migrantes
  5. Dar seguridad jurídica con una posible estancia permanente en México, que sea una opción en caso de renunciar al trámite de asilo para quedarse en esta frontera, o de la posnegación a su trámite en Estados Unidos.

Sánchez Soledad comenta que además de la cuestión laboral, el protocolo debe asegurar un esquema de bienvenida para los que llegan a la ciudad, que incluya orientación de cómo moverse la localidad y que responda a sus necesidades de una casa, salud, comida, recreación y espiritual.

Alexander Hidalgo, migrante cubano que labora de cocinero en un restaurante en la zona centro de Ciudad Juárez. Fue retornado por el gobierno de Estados Unidos para que espere su proceso de asilo de este lado de la frontera
Fotografía: Alejandro Sánchez

Sin embargo, las autoridades apenas hace unos meses reaccionaron con un albergue –la mayoría son operados por iglesias de distintas denominaciones y grupos sociales– y con un acuerdo de colaboración entre la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) del Gobierno del Estado de Chihuahua y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de Naciones Unidas, con el fin de apoyar y capacitar tanto a los migrantes como a las empresas que los contratan.

El objetivo es “colaborar en conjunto y apoyar la vinculación laboral de las personas migrantes, dar la asesoría necesaria para que las empresas puedan darse de alta y puedan contratar a migrantes en el estado y específicamente en Ciudad Juárez”, dice la directora del Servicio Nacional de Empleo (SNE) Chihuahua, Ana Rocío Escobar Rivero.

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Migrantes en Ciudad Juárez
Fotografía: Alejandro Sánchez

El protocolo que impulsa Sánchez Soledad lo ha puesto en práctica en su negocio, con varios extranjeros, el más reciente es el caso de Daniel, el cubano que dejó su país el 3 de junio del 2018 y llegó a Ciudad Juárez en febrero de este año.

Contrató a Daniel, le comenzó a pagar, luego le ayudó para que lograra la renta de un departamento pequeño, donde el migrante ya cuenta con una cama, un refrigerador que le consiguió un compañero de trabajo, una parrilla de dos quemadores que le facilitaron otras personas.

– ¿Si te dan el asilo en Estados Unidos, que pasará con las cosas que acumulas aquí?

– Que se queden, que se quede para otro que venga y así.

El hombre asegura que se siente bien tratado en Ciudad Juárez, pero “no estamos atados aquí y a las cosas aquí”, busca llegar a Estados Unidos.

Dice que salió en un vuelo de Cuba el 3 de junio del 2018 de manera legal, con un permiso de un mes, pero ya no regresó. En ocho meses viajó por 11 países: “salí de la Habana hacia Guyana, pasé a Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala”. Por este último cruzó a Chiapas, México.

Antes intentó llegar a Estados Unidos. “Me tiré tres veces en lancha, pero no pude llegar, me cogieron”. En el tercer intento lo descubrieron a 15 millas (24 kilómetros) de territorio estadounidense, “los norteamericanos me regresaron”.

Ahora está a unos metros del país donde busca una nueva vida, a donde ya cruzó e inició su trámite de asilo, pero fue retornado a Ciudad Juárez para esperar el tiempo que lleva el proceso.

Aún no sabe qué hará si el gobierno de Estados Unidos le niega su solicitud para vivir allá, dice, por ahora se concentra en sobrevivir en esta frontera.

“A lo mejor regreso, a lo mejor no”, dice el hombre de 35 años antes de regresar a la bodega de maderas donde labora.

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