Pobladores advierten desplazamiento por gasoducto pese a cambios

COEHUECÁN, PUEBLA, 30MAYO2014.- Resguardados por el Ejército Mexicano, la Policía Federal y Estatal, maquinaria y tubería arribaron el día martes a distintas comunidades del valle de Atlixco de Puebla con lo que oficialmente se dio inicio a la instalación del gasoducto Morelos, parte del Proyecto Integral Morelos mismo que fue asignado a las empresas españolas Enagás y Elecnor y que alimentará a dos termoelétricas mediante un gasoducto que atravesará los estados de Puebla, Morelos y Tlaxcala. A pesar de que en algunos municipios los ejidatarios han concedido permiso para que el gasoducto atraviese sus terrenos, muchos más se mantiene en contra al asegurar que representa un gran peligro para los ciudadanos debido a la cercanía con las poblaciones además de estar dentro de la zona de riesgo por la actividad volcánica; en consecuencia con la insatisfacción y protesta de algunas organizaciones sociales, en el mes de abril fueron encarcelados los líderes sociales Enedina Rosas Vélez, comisaría Ejidal de San Felipe Xonacayucan, Atlixco, y Juan Carlos Flores Solís, vocero del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Puebla, Tlaxcala y Morelos (FPDTAPTM).
FOTO: HILDA RÍOS /CUARTOSCURO.COM

El nuevo trazo del gasoducto Tuxpan-Tula salva al cerro sagrado de los Ñhä ñhú (otomíes), pero mantiene en riesgo a diferentes comunidades de la Sierra Norte de Puebla que podrían ser desplazadas, advierten los pobladores, que mantienen demanda de cancelación del proyecto

Texto: José Ignacio De Alba de Pie de Página

Fotos: Hilda Ríos / Archivo Cuartoscuro

La promesa presidencial de modificar el trazo del gasoducto Tuxpan-Tula para salvar el cerro sagrado de la comunidad otomí en la Sierra Norte de Puebla es insuficiente para no afectar a los pobladores.

Aun cuando el nuevo trazo evite pasar por el cerro sagrado de los pobladores, las afectaciones a la comunidad continúan. Por lo tanto, abogados del Consejo Regional de Pueblos Originarios aseguraron que otomíes, totonacas, nahuas y tepehuas “mantendrán la demanda de cancelación del proyecto”.

El sábado pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo: “aunque tengamos que pagar, pero no va a pasar el gasoducto por los cerros sagrados”. Sin embargo, el mandatario también sostuvo que el ducto que conectará a Tuxpan con Tula sí se llevará a cabo, para cumplir compromisos del gobierno federal realizados desde administraciones anteriores.

Entre los detalles que da la defensa de pobladores es que hay, al menos, tres cerros sagrados que aún corren peligro por el proyecto. Pero, sobre todo, varias comunidades podrían ser desplazadas si inicia operaciones el gasoducto. Los abogados explican que la norma ambiental establece que las casas deben estar a 50 metros del tubo, pero que en el trazo del plan hay casas justo arriba de la línea de gas.

Además, aseguran que los daños ambientales son graves. San Pablo Pahuatlán, Puebla, se ubica entre los estados de Hidalgo y Puebla, donde se encrespa la Sierra Madre Oriental. Ahí, se recargan los mantos acuíferos de la zona, que corren riesgo por las excavaciones y el paso del gasoducto.

-¿Qué significa entonces que el presidente salve el cerro sagrado de San Pablito?

-Pues él se refiere al Cerro de San Pablito, que es el más famoso, pero no es ahí donde están las afectaciones más importantes, hay sitios con grave peligro de desplazamientos de personas. No hay una valoración de otros aspectos culturales que corren riesgo- responde uno de los abogados.

“No es el mejor de los escenarios”, añade.

El cerro sagrado

Al cerro de San Pablito acuden indígenas ñhä ñhú (otomíes) para ofrecer tributos a la tierra; agradecen por la naturaleza, los cultivos y por la salud de los habitantes de los pueblos que lo rodean. La gente de la región lleva tortillas, maíz, frijoles, cacahuates, frutas y animales, para ofrendarlos, explica Hortensia Reyes.

Reyes es maestra de primaria y dice que desde el 2016 se dedica, en el Consejo Regional de Pueblos Originarios, a luchar para conservar “el querido cerro de San Pablito”. Y es que después de que el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto promovió la Reforma Energética lanzó un plan de infraestructura para importar 886 millones de pies cúbicos de gas natural de Estados Unidos, a través de este ducto.

El gobierno federal firmó un convenio con la empresa canadiense TC Energy y la italiana Bonatti para que surtiera el gas que llegaría desde el puerto de Tuxpan (Veracruz), hasta Tula (Hidalgo). La empresa inició el proyecto y omitió consultar a las comunidades de la Sierra Norte de Puebla, incluso justificó el paso de los tubos por el Cerro de San Pablito, argumentando que llevarían agua, dice Reyes.

La mujer explica en entrevista que nadie les avisó sobre el proyecto. Además dice que la empresa se dedicó a hacer tratos discrecionales con los presidentes municipales de Honey, Pahuatán y Tlacuilitepec. Pero de a poco los habitantes se fueron enterando de los detalles del proyecto e interpusieron cinco recursos legales para detener la construcción. Tres de los amparos ganados señalan que hubo irregularidades en las consultas a los pueblos, además de daños ambientales.

El gasoducto debía funcionar desde principios de 2018, sin embargo, después de varios recursos legales el proyecto fue suspendido. Las comunidades poblanas de Cuautepec y San Pablito lograron en 2017 que los jueces segundo y tercero de distrito en Puebla ordenaran la suspensión definitiva de la obra.

El gobierno federal asegura que obligará a TC Energy a cambiar el trazo del proyecto para no afectar el centro ceremonial. Pero aun así, Reyes dice que el gasoducto es riesgoso.

Reyes asegura que “los cerros se mueven” por los deslaves provocados por las fuertes lluvias. “La tierra aquí es muy inestable como para colocar un un ducto con gas”, advierte.

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