“Yo aborté y no me arrepiento”; chiapanecas comparten sus testimonios

Aunado a la marcha de Tuxtla Gutiérrez, en San Cristóbal de Las Casas, las mujeres también se manifestaron. Cortesía: Sonia Martínez.

*Ya sea por violación, falla en los anticonceptivos o por otras razones, las mujeres han tenido que recurrir al aborto, producto de las malas políticas entorno a su salud sexual.


Tres mujeres chiapanecas compartieron su testimonio después de haber pasado por un aborto, diversos motivos fueron los que las llevaron a tomar la decisión en la que todas destacan algo importante: no se arrepienten, pues eso les ha permitido seguir adelante con sus planes o bien, tener una mejor calidad de vida para ellas y sus hijos e hijas.

La Interrupción Legal del Embarazo (ILE) o aborto es un tema que genera muchos prejuicios, lo que obstaculiza la lucha por la despenalización de éste, entendiéndolo como un servicio de salud que el Estado debe proporcionar como parte de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

De acuerdo con el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) la criminalización de la ILE impacta a todas las mujeres, desde quienes cursan un embarazo no deseado, pasan por un aborto espontáneo o tienen un parto fortuito, hasta las niñas y jóvenes que enfrentan el estigma del tema desde pequeñas.

Es importante romper con esta barrera, desmontar mitos y proporcionar información objetiva y científica, señalan que es importante hacer campañas de información para dejar de criminalizar a las mujeres que tienen que recurrir a un aborto.

El primer mito es que un aborto viola el derecho a la vida, lo que el GIRE desmiente pues, destacan que de manera legal, el derecho a la vida, al igual que los demás derechos humanos, lo tiene cualquier persona a partir de que nace, no existiendo la protección prenatal, por lo cual interrumpir el embarazo no puede ser considerado un delito.

“Despenalizar el aborto es evitar que las mujeres sean llevadas a la cárcel por practicarse un legrado o usar pastillas”, sostienen feministas. Cortesía: Sonia Martínez.

Otro de los mitos más comunes es que realizarse uno, es un procedimiento peligroso que puede desarrollar complicaciones en la fertilidad de las mujeres que deciden tener hijos más adelante, lo que, de acuerdo con los datos del GIRE, no se ha comprobado que las mujeres hayan tenido problemas de fertilidad en embarazos posteriores.

El tercero es acerca del daño psicológico que deja en las mujeres, lo que incluso ellas desmienten, compartiendo sus testimonios acerca del aborto:

Tenía 24 años, acababa de renunciar a mi trabajo en un medio local por cuestiones laborales, vaya, no me pagaban lo que era así que mejor renuncié. Había pasado una semana de mi cumpleaños y sentía mucho cansancio y no me había bajado, yo soy irregular pero ya había pasado mucho tiempo y sabía que no era normal, me hice una prueba de embarazo de orina y salió positiva, señala Sandra*.

A su vez, añadió que lloró mucho y se culpaba, sobre todo porque había usado condón, anticonceptivos orales y la pastilla del día siguiente, pero todos le fallaron, se llegó a golpear el estómago y le decía al producto que saliera por las buenas porque si no lo iba a sacar por las malas.

Sandra decidió hacer la interrupción con medicamentos en su casa, un amigo le compró las pastillas y una amiga le prestó el dinero, lo hizo y funcionó, posterior a ello, sintió alivio, porque pudo seguir con su plan de vida y, es feliz y se mantiene en la lucha para despenalizar el aborto en Chiapas.

Por otro lado, está el caso de Perla*, quien contó:

Yo siempre he sido ama de casa, solo tengo dos hijos y en ocasiones, pese a que mi esposo trabaja todo el día, el dinero no nos alcanza. Él se hizo la vasectomía años después de que naciera nuestro hijo menor, quien tenía 8 años en aquel entonces. Teníamos relaciones sin cuidarnos porque el médico le dijo que la operación había sido un éxito y pensamos que, con tantos años, podíamos confiarnos de ella.

Perla ya pasaba los 40 años y su esposo los 50, comenzó a notar que no le bajaba la menstruación, pensó que se trataba de la menopausia, sin embargo, su vientre comenzó a ganar unos centímetros.

Me hice un examen de sangre porque me daba pena ir a comprar una prueba a la farmacia, salió positiva. No lo podía creer, embarazada a las 40. Mi médico me dijo que podría ser de riesgo por mi edad, entonces no lo pensé dos veces y le pedí que me hiciera un legrado, mencionó Perla.

Para ella, el proceso no fue agresivo, aunque sí costoso porque tuve que acudir a una clínica privada, junto con su esposo se endeudaron, también hicieron uso del dinero que era para los quince años de su hija mayor.

Perla dijo que, todo fue rápido y no tuvo complicaciones con su salud, ya han transcurrido 6 años, además pese a no estar inmersa en el activismo por la despenalización, sostiene que las mujeres deben decidir sobre sus cuerpos.

Por su parte, Leticia* compartió que, ella abortó y no se arrepintió, pues estaba muy joven, tenía pocos meses de haber ingresado a la universidad, además su mamá había fallecido y se quedó sola, por lo que, comenzó a valerse por sí misma, al trabajar y estudiar a la vez.

En eso conocí a un chico que se interesó en mí, aunque yo creo que fue más porque me vio sola ya que él era unos años mayor que yo, comentó Leticia.

Leticia mencionó que, al principio todo era lindo, la invitaba a pasar tiempo con su familia, hasta que descubrió que consumía drogas.

Esa noche estamos en casa de su hermano, acabábamos de ir a nadar por la tarde y como era fin de semana ya no pude regresar de Berriozábal a Tuxtla, por lo que me quedé con su familia. En la noche, él fue a buscarme y comenzó a tocarme, estaba bajo el influjo de las drogas, comentó Leticia.

Añade, que su pareja le dijo que quería tener relaciones porque era suya, sin embargo, ella dijo que no, porque no tenían preservativos, a lo que él le respondió que, si no lo hacían así era porque ella se entregaba a otro y le iba a pegar algo.

Me hizo sentir muy mal y en medio de jaloneos accedí. A los dos meses me di cuenta que estaba embarazada, le dije y quedó de buscarme, jamás lo hizo. Renunció a su trabajo y le perdí la pista, dijo Leticia.

Ella mencionó que, no podía tener al bebé, debido a su inestabilidad económica, no se podía permitir ser madre soltera así que abortó con medicamentos, resultó un proceso complicado porque estaba sola, pero fue la mejor decisión para no traer al mundo a un niño o niña a pasar hambre.

Años después volví a embarazarme, hoy en día puedo presumir que tengo una licenciatura y una hermosa niña a la que su padre dejó, pero me tiene a mí. Marcho para que las hijas o hijos sean deseados y ninguna mujer tenga que maternar sola, reitera Leticia quien acude cada año a las marchas a lado de su hija.

El testimonio de estas mujeres deja en la mesa el debate por la despenalización del aborto, pues señalan que es importante que, desde el Congreso, las y los diputados escuchen sus peticiones, así como sus testimonios para permitir que más mujeres libren procesos judiciales que las criminalizan por decidir sobre sus cuerpos.

*Sandra, Perla y Leticia, seudónimos para para salvaguardar la identidad de las entrevistadas.

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