Mujeres indígenas de Ocosingo frente a la migración, salir o enfrentar a la violencia

Al no tener las mujeres la titularidad de la tierra, pueden ser fácilmente despojadas ya que esta no se considera patrimonio familiar, sino propiedad del hombre. Foto: CDH Frayba

*La pérdida de la tierra, el desplazamiento en búsqueda de mejores oportunidades de vida, explotación y violencia sexual, la trabajo , la trata de mujeres, las enfermedades venéreas, son problemáticas que permean la vida de las mujeres indígenas que migran o que se quedan en sus comunidades.


Por Redacción Alma Martínez

Ángela María Velásquez Velásquez, investigadora del Tecnológico de Antioquia (TDEA) y Mayda Soraya Marín Galeano, investigadora del Grupo Editorial Kavilando, realizaron un artículo denominado “Migración indígena como estrategia de despojo territorial. Experiencias de mujeres indígenas del municipio de Ocosingo”, en el que detallaron la forma en la que la migración afecta de manera diferenciada a las mujeres y a los hombres.

El artículo se llevó a cabo mediante un estudio de año y medio a la población tseltal ubicada en el municipio de Ocosingo. En este proceso recuperaron relatos, experiencias y prácticas en torno a la migración indígena y a la incidencia de dicha movilidad en los territorios y en la vida de las mujeres.

Según la experiencia de promotoras y promotores indígenas de derechos humanos, la migración de la población indígena local es un problema que, aunque ha afectado a hombres y mujeres, no lo hace de la misma manera, pues no es igual la experiencia de la mujer que se queda en la comunidad, a la experiencia de la mujer que migra.

Las investigadoras señalaron que son diferentes las motivaciones que la mujer indígena ha tenido para migrar, entre ellas resaltaron: la expulsión de la comunidad, la violencia y maltrato físico hacia ellas por parte de familiares y los conflictos armados. También para buscar algo propio, pues en la mayoría de los casos no llegan a ser propietarias de la tierra.

La mujer indígena despojada de su territorio queda expuesta a la trata de mujeres. Se vuelven presas de políticos, funcionarios públicos, promotores de derechos, líderes comunitarios, trabajadores de la salud, maestros, familiares o personas cercanas que cosifican y se apropian de sus cuerpos.

La desposesión hacia las mujeres indígenas no es solo territorial, sino que incluye sus cuerpos y su sexualidad – Foto: Iberoamérica Social-Revista de estudios sociales.

Las investigadoras explicaron que en el caso de las mujeres indígenas que se quedan en las comunidades tras la migración de los hombres, se ven expuestas a situaciones de violencia por parte de los suegros, quienes no les permiten acceder a los recursos que envían sus parejas, las agreden y las despojan de las tierras.

Una vez que los esposos regresan la violencia hacia ellas puede aumentar, pues algunos vuelven con prácticas de consumo de alcohol y de drogas. Sin embargo, lo que más les preocupa a estas mujeres es contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, su posición subordinada las deja vulnerables y padeciendo por un largo periodo con remedios caseros que no siempre funcionan.

Las investigadoras concluyeron en que las mujeres indígenas que permanecen en las comunidades son expuestas a situaciones de violencia de género, despojo de sus tierras y enajenación hasta de sus propios cuerpos, aunque su marginación y vulnerabilidad, habla de que la mujer indígena no tiene que salir necesariamente a otros estados o países para ser expuestas a condiciones de extrema violencia.

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