Eclipse en los Derechos Humanos

Al compás de una hamaca... Carticatura: Alfaro

Al compás de una hamaca… Carticatura: Alfaro

Con el nombramiento en la Comisión de Derechos Humanos, el mensaje es claro: los derechos humanos no interesan y la instancia creada originalmente para promover y defenderlos, solo tendrá una utilidad cosmetológica.

El proceso y el nombramiento de un nuevo responsable de la Comisión de Derechos Humanos en Chiapas revelan el triste lugar que ocupan los derechos humanos en la actual administración de gobierno. La ausencia de una política en la materia, la persistencia de violaciones a los derechos humanos y la impunidad que le acompaña, necesitaban, para funcionar a la perfección, de una instancia totalmente confiable y propia, que asegure la complicidad en los abusos.

Desde luego, no es que se sugiera que las anteriores administraciones de la CDH hayan funcionado diferentes. También estuvieron subordinadas al Ejecutivo, saldo un período de confrontación con el “Gobierno de la Esperanza”. Los últimos consejeros llegaron a funcionar como operadores de gobierno al servicio del Ejecutivo.

Desde su creación, la CDH ha carecido de una característica fundamental ligada a su propia naturaleza como organismo protector de los derechos humanos, y  es que no ha representado un mecanismo eficaz para cumplir con su encomienda. Esa ineficacia deriva de varios factores, entre los más importantes está el de su falta de independencia y autonomía real en su labor.

Formalmente es un órgano autónomo e independiente, sin embargo, la designación de su o sus titulares a cargo del Ejecutivo, con la validación del Legislativo, impide el desempeño autónomo e independiente. El resultado no puede ser otro que una Comisión de Derechos Humanos condescendiente con las políticas de gobierno que afectan los derechos humanos, la ceguera ante los atropellos y la complicidad con la tortura, los feminicidios, la discriminación, las detenciones arbitrarias, las violaciones a derechos indígenas, los ataques a periodistas y un largo etcétera.

La ineficacia del organismo público deriva también de que los derechos humanos todavía se perciben por el Poder político como inconvenientes para el desarrollo de las políticas de gobierno, sobre todo cuando se gobierna al margen de los derechos humanos. Un gobierno democrático no le teme a los derechos humanos, al contrario, les saca provecho, en la medida en que las acciones de gobierno que respetan o fortalecen los derechos humanos también fortalecen a la democracia. En Chiapas todavía estamos lejos de tal percepción.

En el reciente proceso de designación del Presidente de la CDH, que no ombudsman, molesta más la manera tan burda como se nombra titular a quien reúne todos los requisitos y cualidades para dirigir cualquier otra dependencia del servicio público pero no la de derechos humanos. El proceso de designación y la violación a la ley no debe sorprendernos.

Recordemos que no ha habido ningún proceso que no fuera cuestionado. Cuando se nombraron a los consejeros, tres de ellos incumplían con el requisito de haberse separado del cargo como servidores públicos seis meses anteriores a su designación. También los había quienes no tenían más experiencia en derechos humanos, que no fuera la de haberlos violentado desde la Procuraduría General de Justicia.

Normalmente, para acceder a una posición como vigilante de la observancia de los derechos humanos se exige alta autoridad moral y reconocida competencia en la materia. En Chiapas esos requisitos se suplen con su interpretación inversa.

@migueldelossantos

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