Santiago Serrano, mi periodista preferido

Un lector me preguntó por mi periodista preferido. Sin dudarlo le respondí que Santiago Serrano, y no sólo porque haya nacido en Suchiapa, mi pueblo y sino por convertir al periodismo en una fiesta permanente.

Reacio a la formalidad, al formulismo y a la opaca seriedad, Chanty no colocó al periodismo entre vitrinas con sahumerios e inciensos, sino que la humanizó, la vistió de fiesta, la hizo convivir con locatarios, con maestros albañiles y con boleros.

Durante su larga vida de periodista, que abarcó más de 40 años, Santiago Serrano fue popular, entrón, que desbarataba a sus contrincantes con dos ganchos de palabras y una fila interminable de caguamas que acumulaba debajo de su hamaca.

Santiago sErrano

Y en ese vaivén de su hamaca escribía sus poemas y sus crónicas. Era en realidad una hamaca itinerante que lo llevaba a Bombay, a La Habana o al Rubicón. Eso lo acaba de corroborar el investigador Carlos Gutiérrez Alfonzo cuando analizó, con lucidez endiable, el poema Mi amazonas, fechado en Nueva York en 1917.

Pero no es que Chanty haya mentido de su estancia en Estados Unidos. Para nada. En realidad viajó al país del dólar pero en ese su jet particular que lo llevaba a todas partes con el único impulso de su pierna derecha.

A los 24 años, Santiago Serrano desarrolló uno de las etapas periodísticas más críticas que se han vivido en Chiapas, cuando desde La Patria Chica, criticó a Pablo Villanueva, un gobernador emergido de las filas revolucionarias.

Apabulló al ejecutivo y a cuanto militar pasaba por su vista, porque no toleraba que unos “fuereños” mandaran en Chiapas. Por eso, y por vínculos familiares, prefirió apoyar a Tiburcio Fernández, el líder mapache que reclamaba los derechos de ejercer el poder en su estado natal.

Ambos intereses convergieron en un solo proyecto. Santiago Serrano se convirtió en portavoz de los mapaches y Tiburcio en su protector.

Pero en esto no había malicia, sino buena voluntad. Los dos deseaban expulsar a los carranclanes, que tan mala fama habían acumulado en su estancia en Chiapas, y proponer una forma de gobierno más cercana a las querencias del terruño.

Cuando al fin llegó Tiburcio Fernández a la gubernatura, Chanty transformó su combativo semanal, La Patria Chica, en Evolución, un periódico que trashumaba oficialismo por los cuatro costados.

Sin empacho, Serrano confesó que aquella publicación había surgido por la voluntad expresa del mandatario.

Desde ese momento, el trabajo del periodista suchiapaneco estaría vinculado al poder local, donde sería asesor y escritor sempiterno de las publicaciones oficiales que tan buenos momentos cosechó con Chiapas Nuevo publicado desde finales de los treinta hasta principios de los cincuenta.

Santiago Serrano fue un bohemio y socialista que reclamaba como único derecho la siesta diaria en una hamaca, un cartón de caguamas y libros variados para matar el tiempo en aquel Tuxtla parsimonioso que le tocó sobrellevar en la primera mitad del siglo XX.

Me contaba mi maestro Alfredo Páramo, secretario académico durante muchos años de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, que en los cuarenta cuando él vivió aquí, acompañó varias veces a Santiago Serrano para ver alguna película de Pedro Infante o de Cantinflas. Y como había permanencia voluntaria se quedaban dos veces seguidas a ver la misma película.

Creyente y practicante del socialismo, Chanty repartió, entre los campesinos, la mitad de sus fincas que había recibido como parte de los bienes mancomunados de su boda con una rica hacendada comiteca. De esa relación tormentosa nació Irma Serrano, La Tigresa.

Sus años de madurez los pasó al lado de doña Carmen Espinosa, propietaria de la Imprenta La Sirena, quien le proporcionó espacio, cervezas y una hamaca para escribir y para recibir las visitas que siempre eran abundantes por la plática festiva y alegre del periodista suchiapaneco.

3 Comentarios en “Santiago Serrano, mi periodista preferido”

  1. pedro cifuentes
    2 abril, 2019 at 16:26 #

    historias como la de Este personaje tan importante son las que deberían enseñar en las clases de historia, de Chiapas.

  2. Orblin Solis Jimenez
    19 noviembre, 2014 at 22:08 #

    Gracias por las letras, me llena de entusiasmo y emocion..me traslado a la epoca de Don Santiago Serrano.. Saludos

  3. Antonio Cruz coutiño
    16 mayo, 2014 at 10:12 #

    GRaCIAS sARELLY por tu buen texto. Crítico, mapache, poeta, contrarevolucionario, socialista, bohemio y lacayo oficialista… ¿Qué más da? Lo bueno es que fue periodista y… por si tienes el original de CHIAPAS REVOLUCIONARIO, ahí te lo recomiendo. Lo busco desde mis 18 años. Please. Cruzcoutiño.

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