Callas, Ifetel

Por Irene Levy (*)

«La verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio» (Cicerón)

Guardar silencio puede ser una gran virtud o una enorme complicidad; en cualquier caso nos hace responsables igual o más que la palabra expresa. Callar es también una elección que ha descartado la posibilidad de hablar. Como órgano constitucional autónomo, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) no pertenece al Gobierno, pero sí al Estado, por ello debe guardar, respecto de los Poderes de la Unión, una relación de coordinación pero nunca de subordinación. Tiene un alto mandato que proviene directamente de nuestra Constitución, por el que debe garantizar el desarrollo de la radiodifusión y las telecomunicaciones del país y velar para que puedan lograrse y respetarse diversos derechos fundamentales de los mexicanos como el derecho a la información y acceso a las tecnologías, entre otras cuestiones.

No hay honor más alto en el servicio a tu país, que ser designado responsable para cumplir una función ordenada por la propia Constitución, tal como lo hacen el Presidente de la República, los legisladores, los ministros de la Suprema Corte de Justicia o, precisamente, los órganos constitucionales autónomos. Por ello, la expectativa y exigencia ciudadana a quienes los integran, debe ser de la misma dimensión de su responsabilidad: enorme. La tarea del Ifetel, que está estrechamente vinculada con la población, no debe limitarse a aplicar leyes y crear regulación, no, ello es acaso solo un medio más para alcanzar la finalidad ulterior que consiste, ni más ni menos, en lograr la materialización del bienestar de la gente, concretamente en convertir al ciudadano en el centro de una historia exitosa en la telefonía, en la televisión, en la radio, en internet.

Ante tal labor no se puede callar, resulta ineludible que el regulador mantenga un estrecho vínculo de información y transparencia total con el beneficiario: la sociedad, el ciudadano, el usuario, el consumidor, el radioescucha, el televidente. Ahora mismo vivimos un momento histórico, crucial en la confección del andamiaje que utilizará México para construir lo que será su ecosistema de las telecomunicaciones y la radiodifusión del futuro. El árbitro de ese ecosistema es justamente el Ifetel quien, por increíble que parezca, aguarda silencioso los designios de sus pares que, al parecer, ya cuentan con su reverencia. ¿A qué le temes, Ifetel, si has sido hecho de hierro para que las balas reboten en tu fuerte armadura, diseñada precisamente para enfrentar a los grandes poderes económicos que buscan mantener su statu quo, pero también a los ancianos poderes políticos que intentan hacerles comparsa? Eres tú, Ifetel, el que debe alzar la mano ahora para dejar en claro que la iniciativa de ley secundaria que se discute, tal y como fue presentada, no te servirá para lograr el objetivo de la reforma constitucional que te dio vida; no hay otra oportunidad, es ahora el momento de hablar. Debes gritar, vociferar, hacerte ver y hacerte escuchar, decir improperios y cometer descortesías, pero ni el susurro ni el silencio pueden ser opción.

¿Por qué callas, Ifetel, durante este proceso legislativo histórico en el que está en juego tu herramienta primordial de trabajo de la que dependeremos todos? ¿Acaso debemos conformarnos con el tímido documento que presentaste al Senado el pasado 4 de abril, que ni siquiera se atreve a mencionar que la iniciativa a que se refieren tus pocas y afónicas críticas —políticamente correctas— es la presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto? ¿Por qué no has sido enérgico, Ifetel, en la defensa de la Constitución? ¿Por qué omitiste en tu escrito la palabra “inconstitucional”, en referencia a la Iniciativa? ¿Acaso no fue para ello para lo que fuiste creado? ¿Acaso no por esa razón eres autónomo? ¿Has abdicado ya de la defensa de nuestra Constitución y de tu mandato?

¿Por qué callas, Ifetel, cuando todos los ciudadanos gritamos que hay peligro de censura y de control a la libertad de expresión en la Iniciativa? ¿Por qué callas mientras todos hablamos sobre neutralidad de la red? ¿Por qué callas cuando los mexicanos tememos que se aprueben en la legislación bloqueos de contenidos y bloqueos de señales? ¿Por qué callas ante el inminente retraso del apagón analógico? ¿Por qué no defiendes las facultades que pretenden arrebatarte?

¿Por qué no nos dices, Ifetel, si ahora tendremos que pagar para ver en televisión restringida el futbol que antes veíamos en televisión abierta o en Internet? ¿Qué planeas hacer con el mercado de televisión de paga en el que un preponderante anda suelto? ¿Por qué no nos explicas a los ciudadanos tus resoluciones de mil páginas? ¿Por qué la calidad de la telefonía móvil es cada vez peor y el acceso a Internet cada vez más lento? ¿Por qué no nos dices la razón por la cual no ha bajado la mensualidad de la televisión restringida, si sus operadores han dejado ya de pagar por retransmitir los canales abiertos? ¿Dónde está tu autonomía, tu independencia, tu cercanía con los ciudadanos?

Tú responsabilidad, Ifetel, es hablar firme, alto y claro, sin murmullos, sin equívocos; eres un actor principal en este momento tan decisivo para México. ¿Acaso no temes debilitar a la Institución y perder legitimidad callando? ¿Con qué voz hablarás en el futuro si ahora no figuras en este importante debate? ¿Qué nos dirás, Ifetel, si llega a ser demasiado tarde y te das cuenta que con tu silencio has consentido un daño irreparable al país? ¿Dónde están tus valientes guerreros que no los vemos en el frente? ¿Cómo vencerás en los combates que están en puerta, si en la madre de todas las batallas yaces inerte? No te escuchamos, no te vemos, ¿acaso tú nos oyes, Ifetel?

 

Irene Levy presidenta de Observatel, consultora y catedrática de la Universidad Iberoamericana en Derecho de las Telecomunicaciones. Este texto se publicó originalmente en http://goo.gl/wrzuXw

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