Definición de Pintura

Leonid Afremov

Leonid Afremov

 

El diccionario dice que pintura es “el color preparado para pintar” o la “obra pintada”. Simpática sustancia es la pintura ¿no? Una misma palabra sirve para nombrar el material de creación y la creación misma. Un poco como si la palabra Dios nombrase al creador y la obra creada (es decir, el universo) también se llamase Dios. Esto último evitaría confusiones. Nadie podría atreverse a negar la presencia de Dios si el Universo se llamase Dios. Todo es cuestión de semántica.

De niño pasé mucho tiempo buscando angelitos negros en los templos. En una canción de moda alguien pedía: “píntame angelitos negros”. La letra de la canción es un texto del poeta Andrés Eloy Blanco. En una de las estrofas dice: “pintor nacido en mi tierra, con el pincel extranjero”, que es como un reclamo porque los pintores, por lo regular, sólo pintaban ángeles güeros y de ojos azules. Y eso fue una realidad: los ángeles negros estaban ausentes. Tal vez por esto, la Virgen de Guadalupe resultó tan exitosa, porque el pintor la matizó con un color de tierra, que la hizo muy cercana al pueblo mexicano. Hubiese sido un gran fracaso que nuestra Lupita tuviera los ojos güeros y la cabellera meca.

La creación no fue más que llenar de pintura al Universo. Si hacemos caso al relato bíblico (y un poco también a la teoría científica), el universo estaba en oscuras, le faltaba color. El mundo, desde siempre, ha tenido a la pintura como una sustancia muy cercana a su corazón. Como que las personas se dan cuenta que al mundo “le falta color”, a pesar de la gran labor que el creador hizo al principio. Por esto, la gente se llena de pintura el rostro, en rituales. Vimos en la televisión cómo mucha gente se pintó la cara cuando asistió a los estadios en el Mundial de Fútbol. De igual manera, las mujeres se pintan los rostros cuando acuden a un bautizo o a una graduación. ¿A qué sabe la cara de una amada a la hora que su amado la besa?

La comunidad gay tiene una bandera llena de colores, como si su camino fuese apenas sombra del arco iris. Tal vez tiene tanto colorido para significar que las otras preferencias son más de blanco y negro. ¡Quién sabe!

El escritor J. M. Coetzee, en la novela “Esperando a los bárbaros”, dice: “…hay un resplandor rosado en el aire procedente del gran lecho de brasas sobre el que los soldados asan ovejas enteras…”. Es una síntesis sublime de cómo la pintura también es una sustancia volátil. Las mejores pinturas no son las que cuelgan de los museos. La naturaleza pinta el corazón del Universo a cada instante. Pero, para que no haya codicia en el alma del hombre, todo se hace nada un instante después. Tal vez por esto, en Puerto Arista hay gente que acude todas las tardes a ver cómo se oculta el sol.

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