Con Trump de la incertidumbre a la certeza ¿Qué hará Peña Nieto?

Los peores escenarios nacionales se cumplieron.

Donald Trump asumió ya la presidencia de Estados Unidos y “echado para adelante” vía órdenes ejecutivas -algo así como decretos presidenciales- ha ido rápidamente cumpliendo sus promesas de campaña.

Pasó de advertir y fanfarronear en Twitter como candidato y presidente electo, a cumplir sus amenazas ya instalado en la Casa Blanca.

Resulta curioso que sí pensábamos que las redes sociales se convertían en el refugio o potencializaban la ira social contra los poderosos y el sistema establecido; vía esa herramienta, un poderoso amedrenta al gobierno de una nación entera y a las empresas trasnacionales americanas.

También resulta curioso que Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo los negociadores mexicanos del TLC que se entrevistarán hoy miércoles con el equipo de Trump, lleguen a la reunión de dos días con solo la “supuesta” fortaleza que da la amistad de Videgaray con el yerno de Donald Trump.

Pero el asunto es grave como para resolverlo solo con una amistad.

 

Canadá anunció oficialmente que negociaría bilateralmente su relación comercial con Estados Unidos. Es decir, prácticamente dejó solo a México.

El asunto que trae malos augurios es que Videgaray y Guajardo llegarán a Washington el mismo día en que está contemplado que Trump firme la orden ejecutiva de construcción del muro fronterizo.

Estará equivocado -con toda seguridad- pero la propuesta de Trump sobre varios temas está firme y avanza.

O sea; para México no hay optimismo.

Para el país se viene la noche y esta será larga.

Y así será porque no estamos preparados para ello.

 

Atrás quedó la incertidumbre sobre el futuro accionar de Trump. Hoy sabemos que cumplirá todo lo que ha prometido.

Para Estados Unidos habrá un costo nacional y otro de alcance global. Ahora mismo se puede ver ya ello.

La velocidad con la que China la supere como potencia mundial será mayor por el cierre de las fronteras americanas al comercio mundial. Y en lo interno el país está dividido; además si se analiza el choque de Trump con los periodistas, con los medios de comunicación, es probable que desde ahora, su gobierno -que todavía está en formación- haya perdido o nunca ha tenido sentido de la realidad.

Ello seguramente llevará a Trump a cancelar cualquier debate político con todas las fuerzas sociales americanas. Y claro está que con todas las naciones posibles.

 

Los americanos tienen un problema grande. Unos no creen en Trump y otros persiguen la ilusión de un empleo -por eso votaron por él- que no les arrebató la globalización; se los quitó la sociedad pos industrial.

El mundo tiene un problema mayúsculo porque su triunfo canceló o por lo menos detendrá el avance de varios asuntos de gobernanza internacional, por ejemplo la lucha contra el cambio climático. A menos que los chinos enarbolen las banderas democráticas y de libertades individuales que -con todo y sus defectos- encabezaban los americanos. Pero la realidad es que China es una nación con un sistema político autoritario.

Pero además el triunfo de Trump pone en jaque el modelo económico mundial basado en la productividad.

Ahora bien; si los americanos tendrán dificultades porque son una nación divida; y si el mundo tiene también un problema mayor por el talente autoritario del sistema político chino y además no ayuda la proverbial lentitud de la lideresa de otra potencia mundial, Angela Merkel; México tiene ante sí una pesadilla, un tsunami y el peor de los escenarios posibles.

 

No estamos preparados para Trump. No lo está ni nuestra economía, ni nuestra clase política.

Ya se disparó la inflación a dos dígitos con ello se rompieron dos décadas de inflación mexicana a un solo dígito y ello inevitablemente impactará al salario de los mexicanos.

Ya perdimos a PEMEX con las reformas estructurares, ya sufrimos un gasolinazo. Hay recortes presupuestales y ello implica que la economía mexicana no crecerá mucho este año y lo que es peor; no tiene condiciones de hacer crecer el mercado interno, que sería el antídoto inmediato a las medidas nacionalistas de Trump.

En lo político, nos gobierna un presidente que no tiene credibilidad y por lo tanto no es legítimo. ¿Cómo o qué puede negociar el equipo de trabajo de un presidente que no tiene credibilidad?.

Los mexicanos no confiamos en Enrique Peña Nieto.

 

En mi humilde entender, en materia económica al país no le queda de otra que sufrir y aguantar. Porque no se puede con recortes presupuestales e inflación de dos dígitos y además con empresas transnacionales huyendo del país o cancelando inversiones, crecer económicamente y si no crecemos no hay desarrollo.

¿Diversificarnos hacia otros mercados? Es buena opción. Pero sería lenta.

Además el cierre de fronteras va a fortalecer a los grupos monopólicos nacionales. No hay de otra porque hay que garantizar inversiones.

Por eso, las transformaciones –inmediatas- que necesita el país tienen que venir del área política de nuestra vida nacional.

El país pide a gritos detener la corrupción y la impunidad.

El próximo presidente de México debe de ser alguien que nos garantice que esa exigencia ciudadana se cumpla.

Desde la irrupción neozapatista en Chiapas, muchos mexicanos -hablo por mi generación claro está- hemos esperado que el sistema político nacional se colapse. Pero ha resistido. A ese colapso apostaron los zapatista y no llegó.

Hoy parece que no aguanta más.

¿Usted cree que –como probablemente suceda, porque no hay elementos para suponer lo contrario- si fracasan las negociaciones con Trump, Enrique Peña Nieto renuncie a la presidencia?.

 

Le adelanto la respuesta; no lo hará.

Colapsará su gobierno porque no tiene margen de acción en materia económica y tampoco en lo político. No tiene credibilidad. Y es otra tragedia mexicana que todavía falte dos años para que termine este sexenio.

La duda es; ¿Qué hará Peña Nieto para detener la ira social que se desatará si se cancela el TLC?

¿Qué hará si Trump construye el muro?

Puede quedarse inamovible. Puede también tomar varias medidas de corte político. ¿Pero lo hará?.

 

Por ejemplo y enumero:

1.- Encuentra a Javier Duarte.

2.- Transparenta las finanzas de los estados

3.- Llamar a cuentas a ex gobernadores

4.- Transparenta el asunto de la “Casa Blanca”

5.- Esclarece las tragedias de Ayotzinapa y Tlataya

Nótese que todos estos casos tienen que ver con el talón de Aquiles del sistema político nacional y especialmente de la administración peñanietista; la corrupción y la impunidad.

El Presidente debería de dedicarle el tiempo restante de su presidencia a resolver esos temas.

Tiene que salir de la presidencia nacional con dignidad. Solo así no se hará pedazos la patria.

¿Estará consciente Enrique Peña Nieto de eso?.

El país tiene deseo de cambio.

A la gente ya le estorba el sistema político nacional. Ya no aguanta la corrupción. Le indigna la impunidad.

Si se le hace caso, resistirá la crisis económica que está ya en la puerta. Si no es así; lo que nos espera estos dos próximos años es el caos económico y también político.

En el 2018 tendremos la oportunidad de votar para elegir nuevo presidente. Ojalá y los mexicanos lo elijamos bien. Pero esa coyuntura todavía es lejana en el tiempo.

Le toca a Peña Nieto evitar el caos.

Correo: geracouti@hotmail.com

Twitter: GerardoCoutiño

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