¿Mujeres ausentes en la política y en la ciencia política?

 

 

 Comienzo con dos ideas importantes: una, hay pocas mujeres en la vida político- institucional en Centroamérica y dos, las mujeres parecen estar ausentes de la Ciencia Política como disciplina. Esta disciplina es “tan institucional” que parece olvidarse de continuo de los sujetos sociales.

Estas y otras cosas aprendí en días previos al asistir como ponente al VIII Congreso Centroamericano de Ciencia Política, que tuvo lugar en la hermosa ciudad de Antigua, en Guatemala, del 30 al 31 de Agosto y el 1º de Septiembre.

Mi ponencia versó sobre mujeres en Chiapas, dilecto tema en el panel Mujeres y Participación Política que contó con la participación de colegas de ONU-Mujeres, el Centro de Estudios de Género de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos, el Programa de Género de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y organizaciones independientes. Como parte de estas últimas hablaron una compañera garífuna y otra maya,  desde la experiencia y la consciencia propia de ser y saberse diferentes en una sociedad multicultural.

Vale subrayar: experiencia, consciencia, conocimiento situado… variaciones metodológicas desde las teorías feministas.

Todas esas mujeres hablaron desde distintos ángulos sobre la participación política femenina en Guatemala. Se presentó “Atenea”, una herramienta metodológica que aspira ser un mecanismo de aceleración de la participación política de las mujeres, instrumento que consta de 40 indicadores y ocho dimensiones de análisis  y que ya ha sido aplicado en varios países.

Y ¿qué creen?

Resulta que según “Atenea”, México está bien arriba de todos los países, es decir, salimos con excelencia prácticamente. Sin dudar de la relevancia de la reforma constitucional de 2014 que implementó la paridad político-electoral, aquí se ve tanto la importancia de instrumentos de medición, es decir, cuantitativos, como su insuficiencia y limitaciones.

Se habló también de la importancia de desagregar datos para visibilizar a los pueblos afrodescendientes diversos que hay en Guatemala y Centroamérica; se revisaron los contenidos y resultados de los Acuerdos de Paz que sí tuvieron perspectiva de género, entre otros temas.

Por su parte, los jóvenes estudiantes, tres de ellos hombres y una mujer, se ocuparon en una mesa de reflexionar sobre la participación política de las mujeres en Centroamérica y de qué pasaría si gobernaran ellas.

Nunca había visto en vivo y a todo color a un joven estudiante lúcido, basarse en la sociobiología para mostrar que en Honduras y El Salvador las mujeres parecerían ser las más “tranquilas”. En tanto que en los otros países, y de acuerdo a su metodología de la chi cuadrada e hipótesis nula, sus muestras revelan mayor agresividad, igual a la de los hombres.

Otro dato destacable en esta mesa fueron las cifras que –es cierto, es cierto- siempre nos indican mucho sobre la condición de género. Véase por ejemplo el siguiente cuadro, donde Guatemala destaca por su bajísima participación femenina.

 

Cuadro 1. Participación política de mujeres en Centroamérica (porcentajes)


Fuente: Salvador Enrique Asencio y Karen Magdalena Martínez Valle, “Las mujeres en la política de Centroamérica”, UES- El Salvador, Congreso Centroamericano de Ciencia Política, 2017.

El estudiante ponente señaló la relevancia de los sistemas de cuotas presentes en las legislaciones de varios países centroamericanos (El Salvador, Costa Rica y Nicaragua), así como su ausencia en Guatemala, lo que evidentemente tiene un impacto determinado. Positivo en los primeros casos y negativo en el último desde la perspectiva de las mujeres y la participación política.

Unos datos más sobre esta participación política en el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), [1] cifrados en porcentajes, muestran que aquí la mejor situación la tiene Nicaragua, seguido por Guatemala.

 

Cuadro 2. Participación política de las mujeres en el PARLACEN


Fuente: Salvador Enrique Asencio y Karen Magdalena Martínez Valle, “Las mujeres en la política de Centroamérica”, UES- El Salvador, Congreso Centroamericano de Ciencia Política, 2017.

Por cierto, otra ponencia sobre transfuguismo, esto es, la astuta movilidad de las y los legisladores para saltar de un partido político a otro, muchas veces buscando/consiguiendo la reelección, me dio sugerentes ideas para mis investigaciones. No tiene que ver con Chiapas, aclaro.

Cierro estas líneas con una sorpresa.

Resultó interesante el panel donde académicos y académicas de todos los países, excepto Honduras, hablaron sobre el contexto político y económico de la región. Hay muchas coincidencias entre las naciones (y con México también) como la inestabilidad del sistema de partidos, la aparición de candidaturas independientes, una crisis de legitimidad en los sistemas políticos, un agotamiento de los modelos económicos imperantes, etcétera.

Sin embargo, de lo que menos se habló es, justamente, de la llamada sociedad civil, de sus propuestas organizativas, de sus demandas, de sus proyectos de futuro. Ésta era una mesa clave, ¿qué pasaría?

Por fortuna, varias personas referimos diversos enfoques al respecto centrándonos en las mujeres.

Pese a esto último, no dejo de pensar en mis noches de insomnio, tomando como referente al reconocido politólogo español Manuel Alcántara, quien disertó sobre la Ciencia Política desde uno de sus grandes maestros, Giovanni Sartori, recientemente fallecido. En su conferencia magistral inaugural, Manuel Alcántara hizo un homenaje a la memoria y la trayectoria de Giovani Sartori, clásico de clásicos en la Ciencia Política.

Manuel Alcántara resaltó de Sartori  sus aportaciones a la democracia representativa, el sistema de partidos, la ingeniería constitucional y al final de lo que llamó “el Sartori fallido”, es decir, el Homo videns y el multiculturalismo. Dos temas éstos en los que Sartori incursionó en sus últimos años de vida y en los que no tuvo éxito.

Como académica, intelectual y feminista yo añadiría la falta de visión de Giovani Sartori y de tantos otros clásicos sobre la temática de “mujeres”, que sería demasiado pedir, en este caso, un personaje de su talante, producto de su tiempo (vivió de joven el nazismo y el fascismo, por ejemplo). Sobre todo -seguiría añadiendo yo- su no sensibilidad respecto del carácter fuertemente androcéntrico del pensamiento político al distanciarse, despectivamente, de la crítica de Ruth Lister en los años noventa.

El pensamiento político ha sido producido por hombres, blancos, de clase media y heterosexuales. Ampliamente reconocido, pero….

¡Cuánto falta por hacer en todos los órdenes!

¡Mujeres de América Latina y el Caribe, uníos!

¡Feministas de Chiapas, uníos!

[1] En Esquipulas, Guatemala, el 25 de mayo de 1986, se creó el Parlamento Centroamericano, cuyos integrantes se eligen por sufragio universal directo, bajo el principio de pluralismo político para fortalecer la pacificación en Centroamérica. http://www.parlacen.int/Informaci%C3%B3nGeneral/HistoriadelParlamento.aspx

 

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