2018 en México; cambio estructural o más de lo mismo

Alternancia democrática, estabilidad macroeconómica y continuidad en las políticas públicas. Eso es lo que pudiéramos resumir de los últimos sexenios mexicanos si vemos “el vaso medio lleno”. Si lo vemos “medio vacío” la democracia no se consolida, la estabilidad económica no se traduce en bienestar social generalizado y la continuidad de las políticas públicas no han logrado reducir la pobreza y la desigualdad.

Sin ser la razón total y única de la alternancia, la estabilidad y la continuidad en las políticas públicas; el TLC de América del Norte ofrece certidumbre financiera a quienes desean invertir en un México, que se abre al mundo y a la democracia. Es decir -junto con el TLC- México ofreció al mundo posibilidades de inversión y democracia. Ello con tal de atraer empleo.

Pero eso, es lo que está a punto de cambiar en México. Por ello, analizar si Donald Trump cancela en algún momento de su presidencia unilateralmente el TLC, es un asunto válido; porque es no deseable, pero posible. Muchos dicen que es imposible, que es un asunto que tendría que pasar por el Congreso Americano y que los grandes empresarios americanos se opondrían; de hecho, se oponen. Pero Trump tiene otra arma para atraer o repatriar empresas a su país pase lo que pase con el TLC; la reforma fiscal.

Con la reforma fiscal, el impuesto ISR que se pagará en Estados pasará del 30 al 25 por ciento. En consecuencia, las autoridades fiscales de nuestro país, tendrán que tomar una medida, para evitar la fuga de empresas que buscarán un mejor trato fiscal. Igualar la tasa mexicana con la americana es el camino más lúcido.

Estados Unidos busca proteccionismo comercial y hacer atractivo el mercado interno. Esa es la clave de las intenciones de cancelar el TLC y de promover la reforma fiscal. Y ello cambia las relaciones internacionales con sus socios comerciales. Dentro de ellos México por supuesto.

 

Por eso; ¿Para qué la continuidad de las actuales políticas públicas mexicanas?

¿Para qué la continuidad de las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto?

Es evidente que a pesar del proteccionismo americano que busca Trump, lo que tendría que hacer México es consolidar una política de atracción de inversiones, sobre todo en materia manufacturera, que es casi el único sector económico que genera empleo y que puede seguir generándolo con TLC o sin TLC.

Con solo la intentona de cancelar el TLC, Trump genera incertidumbre en México. Ante esa incertidumbre, siempre cabría la posibilidad de una negociación agresiva por parte de México para darle a Trump lo que quiere. Es evidente que ello, provocaría una sacudida en México. Pero lo mismo está sucediendo con la incertidumbre en la negociación.

 

Ahora bien; otro escenario. ¿Qué pasaría con el poder político mexicano sin TLC?

La incertidumbre sobre su destino, hace ver al presidente Peña Nieto débil e indeciso. Y ese fenómeno se suma a la debilidad de su gestión ante las acusaciones internas de corrupción e impunidad.

En el fondo, las campañas presidenciales de este 2018 hablan de una nueva política económica para México. Es decir, de la construcción de un nuevo país. Sin el TLC o con la incertidumbre de su continuación, con el nuevo presidente mexicano no habría mucho cambio. Por ende, se necesita una definición sobre el futuro mexicano ante el TLC.

Sin un TLC, el presidente mexicano que saldrá de las urnas en este año, sería un presidente muy poderoso. Esto porque no tendría la bota de Washington encima. Tendría más independencia política y económica. Ello significaría que pudiera acercarse más a la comunidad internacional a otros mercados y menos a Estados Unidos.

México necesaria una mejor democracia representativa, estabilidad macroeconómica y un golpe de timón en el diseño de las políticas públicas. Pero -repito- sin TLC o con la incertidumbre de su futuro; lo que más nos urge como nación es la consolidación del Estado de Derecho. Más que el TLC como ancla, ahora el reto es interno.

Dentro de esos retos, tendría que ser la hora del Sur-Sureste. La región más pobre del país y también la región que ve como las oportunidades de acortar las brechas del desarrollo con el resto del país se le esfuman. Pero que su desarrollo futuro dependería de fortalecer el mercado interno nacional.

Nos han sobrado subsidios, pero nos falta infraestructura de todo tipo, educación y ya ni se diga de industria; esencial para la aparición del sector manufacturero. Claro que dar el salto cuantitivo en el sureste construyendo infraestructura, mejorando la educación y desarrollándolo industrialmente no es fácil. Como en el resto del país, también se necesita con urgencia mejorar el estado de derecho.

Las comunidades sureñas rechazan los proyectos de todo tipo porque el débil estado de derecho propicia el saqueo, agrede las actividades primarias a las que se dedica la población y encarecen la vida. Con nuevas esquemas sociales -apoyadas por el gobierno de los estados- se puede aprovechar la riqueza de la región evitando el saqueo. El problema en el sur es que quienes vigilan el estado de derecho, son los primeros que lo tuercen y lo hacen en su beneficio.

El fracaso de las políticas hacia el Sur Sureste lo explica que las sucesivas clases políticas que nos han gobernado, sean las únicas que se enriquecen. Mientras el costo de la vida sigue aumentando.

Requerimos subsidios, pero estos nunca han sobrado a pesar de su cuantía. También inversión productiva y; sobre todo, recomponer el tejido social, certidumbre jurídica y estado de derecho efectivo.

Desafío y cambio estructural o continuidad. Ese es el dilema que los mexicanos nos encontraremos decidiendo en este crucial 2018 y ello pasa porque emerja una nueva clase política y nuevas políticas o darle continuidad a lo que hasta ahora ha fallado. Gane quien gane en las elecciones del 2018, debe de haber una transformación mexicana en todos los sentidos de la vida nacional. Incluso en el Sureste.

La beligerancia de Trump urge al cambio de timón. Si eso no sucede, gane quien gane en las elecciones de este año; corre el riesgo de ser un presidente débil ante quien amenaza desde el exterior.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com  

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