Burro en el Congreso

Casa de citas/ 370

Burro en el Congreso

Héctor Cortés Mandujano

 

Cuenta el historiador y novelista Héctor Aguilar Camín en Obregón, estratega y político (Macbeth en Huatabampo) –Año II, Número 81, Cuadernos mexicanos de la SEP– que dos meses antes de lo mataran, Obregón  intentó que sus colaboradores callaran a sus perros, que ladraban y aullaban sin cesar. No se callaron ni con comida. Obregón, entonces, luego de una hora de tolerar aquello, dice a su chofer que (p. 3): “Sé lo que quieren esos perros […]. Quieren mi sangre”.

Obregón es también, según Aguilar Camín, el autor de una frase ya de uso común (p. 29): “Un pendejo con iniciativa es más peligroso que un toro bravo”.

 

***

Foto: Nadia Carolina Cortés Vázquez

Juan Domingo Argüelles hizo una monumental antología de la poesía mexicana en dos tomos. En su preparación fue hallando lo que constituye su Breve antología de poesía mexicana impúdica, procaz, satírica y burlesca (Océano, 2015), tan divertida que se puede leer a carcajada limpia. Dividida en cinco apartados, en el I, “Histórica y política”, hay un soneto titulado “Un diputado de provincia” que, aunque se escribió en el siglo XIX, retrata a la perfección a la mayoría de los diputados actuales y tal vez, ojalá que no, a los futuros (p. 75):

 

            […]

   Se sienta en el curul cuasi atrojado;

 hecho un patán, blasona de talento,

y sin nada entender, aquel jumento,

a cada discusión dice: aprobado.

Su distrito reniega del cazurro

que aprueba y desaprueba simplemente,

porque aquel animal, aquel burro,

si diputado no es, tampoco es gente.

Tipos como el actual veo en exceso

ocupar los asientos del Congreso.

Del II, “Festiva y burlesca”, es ésta llamada “La ocasión” (p. 161):

 

Llevaba la blusa abierta

la casquivana Ruperta

cuando su novio la vio:

la llevó tras de una puerta

y, sin más, se la abrochó.

 

Y es del gran Renato Leduc, ésta llamada “En el día de tu santo” (p. 185):

Quisiera del gallo el canto

y del burro el instrumento,

para tenértelo dentro

hoy que es día de tu santo.

 

Ésta, “El presumido”, en el IV, “De letrinas y retretes” se la hubiera podido decir a un amigo de antaño (p. 225): “Aquí se caga/ aquí se mea,/ y Pepe López/ me la menea.”

Y este “Albur postrero” cierra el volumen (p. 326): “Siéntese usted, le suplico,/ donde descansa el perico”.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com

 

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