Votemos

Por Daniel Alejandro Aguilar Ochoa

El 2018, está marcado como el momento de los jóvenes, de que asuman su compromiso democrático como ciudadanos responsables, que ejerzan un voto razonado

El primero de julio de 2018 está a la vuelta de la esquina, las campañas electorales están por llegar a la etapa de cierre. En ese escenario, retomaré parte del texto publicado hace un año en este mismo portal, con datos actualizados, en relación a la importancia de la participación política de los jóvenes en la próxima jornada comicial.

De acuerdo con la información publicada por el Instituto Nacional Electoral (INE),  con corte al 27 de abril de 2018, la lista nominal se conforma por un total de 89,418,243 ciudadanos, de los cuales, 46,343,439 son mujeres y 43,074,804 son hombres, destacando los jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 20-24 años, con un total de 11,085,511, siendo el más representativo de la clasificación que por edad realiza el INE, seguido del grupo de los de 25-29 años, el cual comprende un total de 11,041,693.[1]

En suma estos dos grupos, comprenden un total de 22,127,204 ciudadanos(as) entre 20-29 años de edad, que representan el 25% de la lista nominal, por lo que, considerando un 60% de participación ciudadana del listado nominal que podría acudir a las urnas el primero de julio, encontramos que cerca de 13 millones serían ciudadanos de este grupo de edad y estarían en condiciones de elegir al próximo Presidente de la República, lo que se traduce, en un número significativo de votos que pueden definir el rumbo de la contienda presidencial, al provenir uno de cada cuatro votos de este grupo de edad.

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Sin embargo, la ausencia de propuestas objetivas de los aspirantes a la silla presidencial que atraigan a este sector, refleja la carencia de una estrategia definida para atraer el voto de los jóvenes. Dejando que el voto mayoritario de este grupo se defina con base en el escrutinio público respecto el desempeño de los partidos políticos que tradicionalmente han dado muestra de su incapacidad para llevar el destino de nuestra nación a un mejor puerto.

De ello deriva la importancia de promover la participación ciudadana de los jóvenes, concientizarlos de emitir el voto y dejar de lado los tabúes que a conveniencia de partidos políticos se han promovido para anularlo, votar en blanco o por candidatos no registrados.

Los números parecen insignificantes cuando somos cerca de 120 millones de mexicanos[2], pero la perspectiva cambia si recordamos que de los 89 millones en lista nominal, solo votarían cerca de 54 millones, y si el actual Presidente de México, ganó las elecciones en el año 2012 con más de 18 millones de votos[3], resulta útilmente atractivo el grupo de jóvenes votantes.

El 2018, está marcado como el momento de los jóvenes, de que asuman su compromiso democrático como ciudadanos responsables, que ejerzan un voto razonado, que generen acciones con los colectivos de la sociedad civil, que promuevan espacios de deliberación de los asuntos públicos, que incidan en la construcción de ciudadanía y que con su voto decidan lo que mejor le convenga a nuestro país.

Las campañas están por concluir en los próximos días, y estamos por llegar al llamado periodo de reflexión en donde la ciudadanía debe descansar de los spots y razonar el sentido del voto. No permitamos como sociedad la compra de votos y el acarreo de votantes durante las elecciones. Generemos conciencia de emitir el sufragio en libertad y sin ningún tipo de presiones; promovamos una cultura de la legalidad, que respete las reglas del juego democrático y denuncie las prácticas que pretendan condicionar el voto.

La realidad nos ha dado muestra que fenómenos sociales como la marginación, la pobreza extrema, la corrupción, la impunidad, la nula distribución de la riqueza, entre otros, han reducido la confianza de nuestra sociedad en los procesos democráticos, como en las instituciones del estado depositarias de esta tarea. Es momento de romper el statu quo en el que nos encontramos estancados como sociedad, salir de la apatía, la descalificación y la baja incidencia en la vida política de nuestro país y dar paso a una sociedad participativa, propositiva e incluyente, cuyo aparato de Estado esté legitimado por la confianza ciudadana en los procesos democráticos y en las instituciones responsables de conducir dicha tarea, asumamos el rol que como sociedad nos corresponde en un estado democrático.

Este primero de julio, hagamos valer nuestro voto, alcemos la voz en las urnas y sobre todo, elijamos lo que mejor le convenga a Chiapas y a México… votemos.

[1] Instituto Nacional Electoral, consultado el 03 de mayo de 2018.

[2] Instituto Nacional de Estadística y Geografía, consultado 30/05/2017. http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/habitantes.aspx?tema=P

[3] Instituto Nacional Electoral, consultado el 30 de mayo de 2017.  http://siceef.ife.org.mx/pef2012/SICEEF2012.html#app=ff36&88fe-selectedIndex=0&bd55-selectedIndex=0&ea8f-selectedIndex=0&6b4e-selectedIndex=0&fc11-selectedIndex=0

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