Vacaciones de verano

Niños en Playa del Sol, Tonalá, Chiapas, disfrutan de sus vacaciones. Foto: Elizabeth Ruiz.

Al fin llegó la fecha que Cecilia esperaba con ansias, la de su periodo vacacional. Esta vez lo aprovecharía al máximo, así se lo había propuesto. Justo tenía un par de meses de haber concluido sus estudios de maestría y ahora también tenía los fines de semana libres.

Quiso planificar sus actividades en un cronograma, para poner qué haría en sus dos semanas de descanso. Contactó a sus amistades, se le ocurrió que podrían hacer un viaje corto y así convivir, solo coincidió en las vacaciones con Lauro, pero estaba de viaje fuera del estado.

Cecilia desistió de hacer ese cronograma, más bien dejó que su periodo de descanso pudiera fluir sin que se presionara con el querer disfrutar cada instante. Sería uno de sus retos y estaba dispuesta a intentarlo.

Las dos semanas transcurrieron volando, tal cual pasa el tiempo como cuando ya somos personas adultas. Justo el fin de semana previo al término de sus vacaciones, después de haber comido con su familia, se regaló un rato para concluir el libro que estaba leyendo, Borderlands, La Fronterade Gloria Anzaldúa.  Cerró el libro, la tarde caía y los rayos veraniegos se dejaban sentir. Había degustado esa lectura como un postre delicioso, que no se quiere terminar por el grato sabor que ha dejado.

Sintió el gusto de hacer un recuento de lo que había hecho en sus vacaciones, comenzó a enumerar, disfrutar más momentos con su familia, salir a comer o cenar con sus amistades, ir al mercado sin las prisas cotidianas, ir por las tortillas, cocinar los postres que le gustaba hacer, dormir un poco más temprano, quitar la maleza de los árboles, regar las plantas y sembrar nuevas, contemplar los atardeceres, leer por placer, escuchar el canto de los pájaros en las mañanas y las tardes, disfrutar escuchar el silencio de las mañanas y la noche, el arrullo de la lluvia, salir a sus caminatas matutinas… entre tantas cosas más, de las que son tan cotidianas pero que, por el incesante ritmo en la vida, en ocasiones se dejan de hacer con el gusto y la dedicación como si fuera la primera vez.

Cecilia se percató que había logrado su objetivo,  cada una de las actividades realizadas fueron con amor, todas fluyeron y el tiempo le alcanzó para llevarlas a cabo, sin duda, su corazón estaba contento por el disfrute de sus vacaciones de verano.

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