Esas fieles compañías

Pintura de Pablo Picasso

Desde su infancia Mariela creció conviviendo con la naturaleza, se sentía afortunada de que su familia le hubiera inculcado ese amor en ella. Le gustaban los árboles, las flores, los animales, principalmente los perros.

Su mamá le contaba que desde que Mariela era pequeña le gustaba jugar con perritos que había en la casa. Por esa razón comprendía el por qué su cariño por los perros. Para  ella tener una mascota significaba compromiso y amor, no estaba de acuerdo con el maltrato a los animales y  menos con el abandono en las calles, cuando ya no los querían .

Hizo una especie de remembranza para traer a la mente a cada uno de los perros que habían tenido en casa y que por llegar a su edad adulta habían fallecido. Cada una de esas compañías significaba un lugar especial en su corazón y para el de su familia porque habían sumado como parte de sus integrantes.

Recordó muchas anécdotas, las carreras que  pegaban, las travesuras, los sustos, los momentos de la alegría, el cuidado en sus enfermedades  y se asomó también la convivencia con otros perros, en especial  de uno de sus vecinos más cercanos. El  perro era blanco, pequeño y colochito, como un borreguito, le llamaban Gringo.  Era bullicioso y ladrador, no se dejaba acariciar. Mariela siempre había tenido la intención de acariciarlo pero desistía cuando le comenzaba a ladrar, con su estilo tan peculiar, chillante, fuerte y constante.

De los perritos que habían tenido en casa todos habían partido hace algunos años, el único que quedaba  de los contemporáneos era el vecino. Una de las tardes que regresó a casa después del trabajo Mariela se enteró que había fallecido. Recordó la última vez que lo vio, saliendo de su casita de madera, lo vio triste, ya no le ladró pero salió a su encuentro al verla pasar.

La noticia le causó tristeza, echaría de menos su presencia, sus ladridos; el suceso le hizo remover sentimientos por sus caninos que ya no estaban físicamente, pero también recordó que cada uno de esos caninos habían sido hermosas compañías, presentes en los gratos y tristes momentos en la vida, esas fieles compañías que permanecerían siempre en la mente y corazón de su familia y particularmente en el de ella. Al tiempo que sus ojos se humedecían, seguían viniendo a su mente las anécdotas lindas, en ellas también el Gringo estaba presente…

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