Cortar de raíz

Foto: Cortesía

Mientras estaba cortando algunas flores de mayo de su patio para ponerlas en un jarrón, Itzel comenzó a recoger las que permanecían tiradas sobre la tierra, semejaban una pequeña alfombra mezcladas con la hojarasca.

En la búsqueda de flores halló una enredadera, la miró fijamente al tiempo que dijo,

-¡Ajá! De nuevo tú, ya estás atosigando a las plantas. Ahorita te arranco.

Itzel había encontrado una enredadera, de las que suelen aparecer en verano, justo en la época de lluvias. La reconoció de inmediato. Se parecía un poco a la planta de frijol, pero la enredadera tenía una particularidad que para Itzel era su distintivo, las hojas en forma de corazón.

Recordó que hace algunas semanas había encontrado varias de ésas enrolladas a los troncos  y ramas de árboles. Esa ocasión se dio a la tarea de quitar la mayor parte que pudo, parecían plaga.

Se agachó para arrancarla, no le pareció necesario ponerse guantes, normalmente era una tarea fácil. Ciertamente pudo quitar la parte de la enredadera con hojas pero quedó una parte fundamental, el tronquito que unía a la raíz.

Le pareció algo raro, no poder quitar la enredadera desde la raíz. No se dio por vencida, buscó una piedrita y empezó a usarla para escarbar la tierra, parecía el cuento de nunca acabar. Itzel estaba admirada, un pequeño tronco que no salía. Se ayudó de una segunda piedrita, más delgada y larga semejando a una palita. Continuó escarbando. Para su sorpresa comenzó a hallar pequeñas raíces al interior de la tierra, el tronquito de la enredadera se fue ramificando a medida que se profundizaba la búsqueda, hasta que logró quitarlo.

Mientras hacía esto comenzó a recordar una de las frases que suele usarse ante algunas situaciones, hay que cortar el problema de raíz. Vaya que era cierto y ahí tenía un ejemplo más que claro. Hallar las raíces no le había resultado una tarea nada fácil. El tronco que había quedado de la enredadera era casi imperceptible. Sin embargo, al verlo Itzel estaba segura que crecería nuevamente. Por eso decidió rascar la tierra hasta encontrar la raíz.

Pensó que así era en las situaciones que se presentan en la vida, si no se busca lo que origina problemas no se podrá resolver lo que sucede. De ahí la importancia de cortar de raíz.

El sol estaba fuerte y daba directo en la espalda de Itzel, acomodó la tierra revuelta, dejó encima las piedritas que habían sido sus aliadas. Les agradeció su ayuda, se levantó y se dispuso a  acomodar las flores de mayo.

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