Barcas para el remo

Casa de citas/ 493

Barcas para el remo

Héctor Cortés Mandujano

 

Releo Las once comedias (Porrúa, 1996), de Aristófanes, con traducción de Ángel María Garibay. En algún momento del pasado las había leído, pero no recordaba bien a bien todas. Son magníficas.

Las une la procacidad, las constantes alusiones al sexo y la burla hacia Eurípides (he hablado de esto en otra columna), que parece obsesión pues de las once creo que sólo hay una donde no es personaje o no lo menciona con escarnio.

 

En “Los acarnios”, hombres que pertenecen a otro pueblo y llegan a vender al mercado de Atenas, uno de los personajes se refiere al pene (p. 10): “¡Oh, Falo, consocio de Baco, el más alegre invitado, el que ronda por las noches, y aun le gustan los muchachos!”.

Aparece Eurípides, el gran trágico, como personaje; le dicen (p. 12): “Eurípides, Euripiditos, óyeme… si eres capaz de oír a alguien alguna vez”. Un hombre, por hambre, lleva a sus hijas pequeñas a vender y para eso las disfraza de puerquitas (p. 18): “¡Vaya: pónganse estas pezuñas y hagan además de que son puercas, nacidas de puerca vieja! […] Vayan ensayando el gruñido y hagan cui, cui…”

.

Demóstenes, otro nombre célebre de Grecia, es un personaje de “Los caballeros” y dice (p. 39): “¿Al pueblo? ¡Ese se gana con palabritas azucaradas y con antojitos de cocina!”.

 

En “Las nubes”, Sócrates es un personaje y Aristófanes también se burla de él. Uno de los personajes duda sobre si (p. 69) “los moscos rezumban con la trompita o con el trasero” y otro pregunta sobre lo que dijo sobre ese tema Sócrates, en sus disquisiciones filosóficas: “Dijo que el intestino del mosco es muy delgado y por eso el aire va con mucha fuerza desde el pico hasta el trasero y cuando intenta salir es cuando hace el rezumbido”. En esta comedia también tunde a Esquilo (p. 91): “Yo creo que ese poeta es el más retumbante, sin liga de pensamientos, pedantón, inventor de palabrotas sin sentido!”.

 

En “Las avispas” un bailarín se refiere a los trágicos (Esquilo, Sófocles y Eurípides), de manera irrespetuosa (p. 129): “Y viene diciendo que los trágicos de ahora son una punta de bobos y los desafía a bailar con él, aunque sea un poquito”. Sabrán escribir, pero no saben bailar, piensa. Como si fuera lo mismo.

 

En “La paz”, un esclavo insulta a otro, con una idea muy elaborada (p. 137): “¡Amasado de mierda de burro!”.

 

En “Las aves” de nuevo critica a Sócrates (p. 193): “Sócrates, que nunca suele bañarse”.

 

En “Lisistrata”, una de sus comedias más famosas, las mujeres se ponen de acuerdo para terminar la guerra: no tener sexo con sus maridos o, como dice la protagonista (p. 209) “hacer ayuno de palito”; pero no todas aceptan de inmediato. Dice Cleonice: “Yo no podría; por mí, que siga la guerra”. Lisistrata dice, en la misma página: “¡Qué razón tienen los trágicos en echarnos la viga constantemente! ¡No somos sino barcas para el remo!”.

 

“Tesmoforias”, explica Garibay (p. 233), “era una fiesta de las mujeres, común a todos los pueblos griegos” y es otra comedia donde Aristófanes toma de nuevo como personaje a Eurípides, a quien las mujeres van a matar por la forma en que las presenta en sus tragedias. En la asamblea femenina dicen que Eurípides ha descubierto todas sus trampas y las ha hecho públicas, y por eso ya no pueden tener ni amantes; entonces deciden (p. 244): “A toda costa librarnos de ese infame, ya sea dándole veneno, o de cualquier otro modo. El caso está en que muera”. Para saber qué planean, Eurípides convence a un hombre que, vestido de mujer, lo defienda ante las otras. Lo descubren alzándole la ropa (p. 255): “Mírale el palo duro, ¿te parece pequeño?”.

 

En “Las ranas” se trata de rescatar del inframundo al mejor trágico y deben decidir sobre Esquilo o Eurípides. Dice Heraclés (es decir, Hércules), p. 266: “Si vas a sacar un poeta de allá abajo, ¿no sería mejor a Sófocles, que sobrepasa a Eurípides?”. Esquilo, como personaje, también ataca a Eurípides (p. 279): “He muerto yo, pero mi poesía no murió conmigo. Este muere, y su poesía con él muere también”. Salvan a Esquilo, claro.

 

En “La asamblea de las mujeres”, una de ellas dice lo que después resonará en sor Juana (p. 300): “Al que quiere amaros, lo detestáis y andáis rogando a los que os detestan”. El acuerdo aquí es que, si un hombre joven y guapo quiere tener sexo con una mujer joven y bella, antes deberá hacerlo con una vieja y fea.

 

“Pluto” es la última obra de las once que se conservan de Aristófanes. Por las fechas de estas once se puede inferir, dice Garibay, que escribió comedias durante 37 años y se burló, como hemos visto en estas breves citas, de quienes eran y son considerados los grandes de Grecia. Ese es el privilegio de la comedia: no tomarse nada en serio.

Ilustración: HCM

***

 

Jamás hubo monstruos debajo de la cama

o dentro del ropero

ni siquiera uno

Antonio Henestrosa,

en “De la infancia y otras sonrisas”

 

Vino a visitarme mi amigo Antonio Henestrosa y me trajo de regalo su nuevo libro de poemas Fuimos los héroes que nadie nunca quiso (Unach, 2019).

Sé y me gusta que Toño se involucra en todas las áreas de sus libros (he comentado los dos anteriores: Tangu Yú y Ya no hay manzanas para Adán) y él decide la formación, la portada y a veces hasta el tipo de papel. En este nuevo hay varios poemas que me gustaron mucho. Uno es el que da título al libro y que habla de un gatito que rescatan de una caja de zapatos anudada a un árbol (p. 19): “La llamamos Misifú/ como la bisabuela materna nos había dicho/ mi hermano que quería llamarla Canadá/ en honor al inframundo del cual lo rescatamos”. También me gustó y me dolió la parte dos de este poema, donde rescatan a un perro que se hayan lastimado y lastimándose en un alambre de púas.

Un poema lindo es “Versos en el camino”, que habla de cómo un desconocido lo rescata a él, a Toño, y lo lleva a un hospital. Hay gente buena, hay ángeles todavía y siempre.

Experiencias de su vida de niño, de su vida de adulto, de su familia constituyen la mayoría de sus versos. Dice en “Alegría de pájaros” (p. 42): “Recogemos palabras/ las guardamos en el morral de los días/ las compartimos/ para beber y comer/ en la primera mitad de la jornada”.

Contacto: hectorcortesm@gmail.com“¿Al pueblo? ¡Ese se gana con palabritas azucaradas y con antojitos de cocina!”

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.