Al filo del abismo

Cuando pienso que el martes 3 de noviembre será el día de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, confieso que un escalofrío me recorre el cuerpo. De sólo pensar que Donald Trump sea reelecto, me vienen a la memoria los asesinatos racistas, las opiniones fascistas, el éxito de los nazis que se refugiaron en los Estados Unidos al término de la segunda guerra mundial y que educaron en las doctrinas racistas a jóvenes norteamericanos y los mil y un crímenes que a diario se cometen en el “paraíso de la democracia”. Pero sobre todo, pienso en nuestros paisanos mexicanos o de origen mexicano que viven en los Estados Unidos para los cuales-y para todos los latinos-sería un desastre la reelección de Trump. Si ese fuese el resultado el  próximo martes 3 de noviembre, la fecha quedará marcada como el día de una tragedia: la victoria del fascismo en el país más poderoso del planeta y la continuación de la pesadilla racista que invade a los Estados Unidos y que se extiende por el mundo. Hace sólo unos días, los noticieros informaban de las intervenciones quirúrgicas en los Estados Unidos, en mujeres migrantes, mexicanas, latinas en general, para extirparles la matriz y evitar que tuviesen hijos nacidos en suelo Norteamericano. Las sedaron y las intervinieron sin su conocimiento. Es una historia digna de Hitler y sus médicos que en medio de la locura racista, hacían experimentos con seres humanos. Pensé en las mujeres mexicanas que trabajan en los Estados Unidos y en la tragedia que es no poder retenerlas en nuestro país. ¿Por qué tienen que emigrar?  Pensé en los jóvenes Dreamers que defiende Armando Vázquez Ramos y las organizaciones e intelectuales méxico-estadounidenses y en los terribles obstáculos a los que se enfrentan. Pensé en que los hemos dejado solos. Pensé en lo dramático que será para ellos la existencia si Trump gana de nuevo el próximo martes 3 de noviembre. Pensé que estas próximas elecciones en los Estados Unidos colocan al mundo al borde del precipicio.

Donald Trump, en su descompostura mental, ha declarado que si pierde las elecciones no dejará el puesto. Ningún Presidente de los Estados Unidos se había atrevido a proferir una declaración semejante. ¡Vamos! Ni Nixon en sus peores momentos. Trump coloca al país al borde de una guerra civil, incluyendo sus declaraciones ofendiendo a altos mandos militares del ejército norteamericano. Menudo papel le toca jugar al pueblo norteamericano: sacar de la Casa Blanca a Donald Trump, el neo nazi que gobierna al país, el que permite los asesinatos de mexicanos, latinos, afronorteamericanos, asiáticos, árabes, y de todo ser humano que no se corresponde con sus prototipos racistas. Los Estados Unidos es un país construido por emigrantes. Los mexicanos desde tiempos añejos han dejado su piel por ese país, han trabajado contribuyendo siempre al bienestar de esa sociedad. Se ha calculado que entre un 18 y un 20% de la actual población en los Estados Unidos es de origen mexicano. El 18 de diciembre de 2018, el Current Population Survey (CPS) emitía el dato de que 38.5 millones de mexicanos vivían en los Estados Unidos. Trump está convirtiendo en prisioneros en campos de concentración a estos paisanos. El plan de Trump es instalar una dictadura fascista en pleno Estados Unidos, “el paraíso de la democracia”, el país en donde el que gana, pierde, en las elecciones, como le sucedió a Hillary Clinton. Para los millones de nuestros paisanos viviendo en los Estados Unidos, estas próximas elecciones marcaran su destino y también el nuestro. Un Trump reelecto dejará de ser “cortés”, “amigo” y mostrará su verdadero rostro, su odio racial hacia el pueblo de México, y tantos otros pueblos que no se ajustan a su visión racista. Es el mundo el que está al borde del abismo pero son los mexicanos en los Estados Unidos los más próximos a caer en el despeñadero, empujados por el odio racial.

La esperanza está en una votación sin precedentes que logre echar a Trump de la Casa Blanca. Nuestra solidaridad puede expresase de diversas maneras y una de ellas es tomar conciencia de que lo que afecte a los mexicanos en los Estados Unidos, nos afecta profundamente a nosotros. Recordemos que en estos aciagos días de pandemia, las remesas no han dejado de llegar y han significado mucho para sostener a México a no precipitarse en el desastre. La esperanza es que el próximo martes 3 de noviembre sea una fecha de celebración y no de dolor.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 20 de septiembre de 2020.

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