“Tirarle al Sol”; 50 años después del oro en natación del “Tibio” Muñoz

Casi cincuenta años después de haber hecho historia, por ser el primer nadador mexicano en ganar una medalla de oro en Juegos Olímpicos, en la prueba de los 200 metros estilo pecho con un registro de 2:28.7 minutos, y que hasta la fecha se mantiene como el único que lo ha conseguido, publicó sus memorias Felipe Muñoz Kapamas.

“Tirarle Al Sol: Memorias De Felipe “El Tibio” Muñoz Campeón Olímpico de Natación en México 1968”, publicado por el diario Esto en 2017, es la autobiografía de Muñoz Kapamas, donde narra trece años de su vida, de los 11 a los 24 años de edad.

Para escribir su biografía, buscó entre sus pertenencias y encontró un diario de 1966, cuando su entrenador, el estadounidense Ronald Johnson, pidió a todos los integrantes de la preselección, que apuntaran sus entrenamientos, cómo se habían sentido, y las pláticas de motivación que les daba.

La autobiografía deja a la luz los problemas entre sus padres, que los llevó a separarse, lo que provocó mucho dolor, y costó a su madre, a él y a sus tres hermanos menores, sufrir grandes carencias, como que los echaran de la casa que habitaban.

Con11 años de edad y cuando ya entrenaba natación, cambió su vida, una información que vio en los periódicos en un puesto en la parada del autobús en 1963, que decían que México había ganado la sede para organizar los J.O de 1968.

Su madre le dijo que, si seguía nadando, sería maravilloso que participara en esos juegos. Desde ese momento empezó a imaginarse que ya estaba en los Juegos Olímpicos con un traje de baño de 3 colores con la bandera de México. El camino no sería fácil: ganó una competencia y un boleto para un dual meet con Texas, pero le arrebataron su lugar.

Se sobrepuso: Participó en los Centroamericanos de Cali; en los Panamericanos de Winnipeg; en el Internacional de Santa Clara, donde le pidió un traje de baño al representante de Speedo, se lo negó, tuvo que comprar un Jansen, pero cobró revancha cuando ganó la prueba.

Ya en México 68, calificó a la final, y la noche antes se repitió el sueño que había tenido, y que se volvió realidad con una profética frase de su entrenador. Ganó el oro: llegaron las lágrimas y festejos de sus padres, de todo México, y la invitación del presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz.

Un comentario sobre los hechos sangrientos en Tlatelolco, previo a los Juegos Olímpicos que le hizo al presidente, puso a temblar a su padre. Minutos después, caminando Díaz Ordaz le ofreció lo que quisiera y él le pidió una casa.

Después regresó a la preparatoria con idea de conseguir una beca para estudiar la universidad en USA. Eligió la de Texas en Austin. Narra su experiencia como abanderado de la delegación para Munich 72, donde terminó en el quinto puesto, y lo vivido cuando los terroristas palestinos asesinaron a 11 deportistas de Israel.

Su participación en los Juegos Mundiales Universitarios de Moscú, donde 100 dólares los convirtió en 8,500 en el mercado negro; y su reencuentro con Wendy, quien se convirtió en su esposa.

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