Definición de Salvador

Salvador

Salvador

¿El que salva? La palabra Salvador se aplica a Jesús; es decir, el concepto no es poca cosa. Todos los seres humanos tienen un salvador cerca de su memoria, bien sea el país centroamericano (¡ah, las pupusas!, tan ricas) o el nombre de algún conocido. Salvador es un nombre volantín. Bueno, con decir que hasta el grupo de Los Contemporáneos tuvo su salvador en la presencia de Salvador Novo; y digo que tuvo su salvador, porque quien más jaleo y bullanguería le metió al grupo fue, precisamente, don Nalgador Sobo. ¿Quién no recuerda sus sonetos pasados de tueste? Su verborrea inconveniente era el muro que levantaba ante las críticas a su homosexualidad. Don Salvador demuestra cómo, en ciertos terrenos, la palabra es escudo. Ante la andanada de lancetas que le enviaban los machos, al cronista no le quedó más defensa que la palabra. Octavio Paz dice que era una palabra embarrada en caca. Claro, ¿con qué otra cosa podía enlodar a los otros?

Cuando la palabra Salvador es nombre propio derrapa en un simple, pero simpático, Chava. Así lo que de inicio suena a nombre rimbombante se convierte en algo como una veleta: Chava, que se chivea, toma cheves que che chuben a la cabeza. Ah, qué simpático, Chava es como el Nickname de Salvador. Tal vez hay un complejo. Las personas persignadas piensan que no pueden decir el nombre a cualquier mortal, cuando Salvador sólo correspondería al hijo de Dios. Doña Elena, cuando menos, pensaba eso y cuando conoció al novio de su hija y él se presentó diciendo que su nombre era Salvador Reyes (homónimo de aquel famoso futbolista que jugó con el equipo de Las Chivas Rayadas, del Guadalajara) lo llamó a solas en el oratorio y le preguntó si consideraba justo que él tuviera el nombre de Jesús, y señaló la imagen donde Cristo pendía de la cruz. Salvador se quedó de a cuatro y sólo se atrevió a decir que lo injusto era que quien se llamaba Jesús lo llamaran Salvador. Lo dijo en tono de broma, pero doña Elena, molesta, dijo que si no se cambiaba de nombre, debía ir pensando en cambiar de novia. Don Ángel, esposo de la mamá de la novia, se dio cuenta que esa discusión sería interminable, por lo que llamó a Salvador y le pidió que no fuera intransigente, nada le costaba decir que se llamaba Sal, así, doña Elena quedaría conforme y no tendría mayor problema. Salvador dijo que estaba bien, se llamaría Sal. Don Ángel, entonces, lo sacó del oratorio y lo llevó a la bodega donde cogió una botella de comiteco y sirvió dos porciones generosas en vasos de cristal. ¡Salud, Sal!, dijo y Sal dijo ¡Sal, salud!

Con una escoba lo persiguió por los corredores, Salvador huyendo, tratando de explicar; María detrás de la mamá, tratando de atrapar a la mamá para que no le diera de escobazos a su novio. Cuando doña Elena se calmó y se sentó en una poltrona en el corredor, María preguntó qué había sucedido, por qué tal encono hacia su novio. ¿Qué no ya don Ángel había dicho que todo estaba resuelto? Doña Elena dijo que era un abusivo el fulano. ¿Se quería burlar de ella? Resulta que ahora se llama Sal, qué, el individuo, no sabe que Nuestro Señor es “La Sal de la vida”. ¡Ay, Mamá!, fue lo único que alcanzó a decir María.

¿Cuál es la definición de salvador? ¿El que salva? ¿Y la definición de Chava?

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.