Elecciones en Chiapas, la guerra total desde las cúpulas

Igualdad en el derecho al voto, libertad de asociación, paridad de recursos para competir en las mismas condiciones, debates para la confrontación de ideas políticas y garantías de que el gobierno en turno no tenga injerencias en el proceso electoral. Estas son algunas de las condiciones para lograr unas elecciones justas.

Pero en Chiapas -aunque también en muchas partes de México y el mundo- lo que vemos es voto a cambio de programas sociales, restricciones de facto a la libertad de asociación, derrama de recursos federales a candidatos oficiales, guerra sucia en redes sociales e injerencia total del gobierno en turno en los procesos electorales.

En consecuencia, una elección competitiva; de ninguna manera quiere decir que sea equilibrada.

Como en una “paradoja de Fenno”, los mexicanos odiamos la política porque la consideramos sucia y corrupta; pero estamos pendientes de lo que sucede a nivel local. Especialmente en Chiapas en donde la lozanía o el declive de la inversión pública, impacta sobre el resto de las actividades económicas y los subsidios federales son cuantiosos.

Ante ese panorama, arriba; es decir desde las cúpulas se disputa el poder político chiapaneco y con ello, también el control económico del estado. La guerra es total porque se trata de desplazar a un grupo, regresar al poder o simplemente llegar al poder.

La consecuencia es una especie de guerra política inevitable y total de todos contra todos usando todos los recursos disponibles. El uso de recursos públicos para la movilización electoral, el uso de los programas sociales y por supuesto la guerra sucia en las redes sociales son algunas de las características que veremos en estos tiempos electorales.

En Chiapas, todo es una suerte de paradoja. El “centro”, es decir la clase política nacional impone, a veces o muchas veces con éxito. En Chiapas la clase política estatal dependiendo de las circunstancias; se resigna, muchas veces se rebela o acata las órdenes del centro. Por ello, dichas cúpulas siempre son excluyentes.

Me imagino que la idea central de una imposición desde las cúpulas es evitar un caos político. Porque una comunidad cualquiera -chica o grande- sin un control político es un caos.

Pero en Chiapas -otra paradoja- vivimos en un caos permanente debido a las acciones y omisiones de la clase política local. Ese caos que vivimos no es simplemente la ausencia de poder político y de respeto a los derechos políticos; es también la ausencia de un orden en la instrumentación cotidiana de la gubernabilidad.

El poder político local nos tiene a los chiapanecos dentro de un caos social, económico y político. Aun así, las cúpulas se disputan el poder. La legitimidad es la base del poder gubernamental; pero ¿nuestra clase política se preocupa por su legitimidad ante quienes gobierna?. La legitimidad se logra cuando la clase gobernante es portadora de la voluntad colectiva. Y es evidente que lo más alejado de la realidad chiapaneca y nacional es ver a los tres niveles de gobierno diseñando políticas públicas efectivas.

Ese caos, aderezado por la impunidad, la corrupción y la inseguridad pública, ha hecho que exista un enojo social. El malestar nacional pasó de estar en las redes sociales a expresarse en las encuestas que definirán a quien será el próximo presidente de la república.

Andrés Manuel López Obrador está arriba de las encuestas, el candidato del PRI en un tercer lugar, sin poder mostrar “materia gris” y arrastrando los costos de ser impulsado por el presidente más impopular en la historia reciente del país. El candidato del PAN y su partido político pagan los costos de tener un acercamiento ideológico con el PRI expresado en el modelo económico aperturista reinante en México.

Particularmente, considero que, ante el estado actual de las condiciones políticas actuales, se antoja una “misión casi imposible” arrebatarle el triunfo electoral a Andrés Manuel López Obrador.

Los problemas vendrán después, porque López Obrador o el ganador el proceso electoral 2018 será un presidente poderoso sin contrapesos o equilibrios en la oposición ya que los partidos políticos nacionales perdieron la identidad ideológica al buscar las coaliciones electorales en busca del poder y, ello tendrá su consecuencia expresada en la pérdida de confianza en las instituciones políticas del país.

En ese panorama, ahora mismo, los partidos políticos poco le pueden ofrecer a un país con ciudadanos indignados. Y ese enojo social, es posible que lleve al país a una disrupción política.

En Chiapas ocurre todo ello. También hay hartazgo ciudadano, desconfianza en unos partidos políticos que dependen del ejecutivo en turno, falta de credibilidad. Pero los partidos políticos y la clase política que dicen dirigirnos no voltean a ver ese hartazgo.

En otra paradoja; aprovechando la descomposición política nacional; la clase política estatal se rebeló a lo que consideró una imposición del “centro”. Pero mientras los políticos locales buscan sobrevivir otro sexenio, el estado se estremece ante tanta ingobernabilidad que ellos mismos heredarán. Chenalhó, Oxchuc, Chamula y otros municipios en donde no se ve la mano gubernamental y si se ve, ha sido para avalar saqueos y mostrar indiferencia ante la violencia intracomunitaria.

La clase política va por otro camino. En la lucha por el poder es donde concentran sus esfuerzos. Pero desde el poder, no han dado resultados; al contrario, todo lo han descompuesto. Aun así, se rasgan las vestiduras por lo que “el centro” pretendía hacer en materia electoral.

En cambio, los ciudadanos observamos como desde arriba “se agarran del chongo” por el poder. Y sería divertido -si la política no fuera cosa seria- verlos pidiendo el voto dejando atrás esa arrogancia que durante seis años los ha caracterizado.

¿Qué tenemos que hacer los ciudadanos?

No solo es votar el día de las elecciones. Es también ejercer realmente nuestros derechos ciudadanos. Hay que conocer y exigir a los candidatos de todos los niveles que nos presenten propuestas. Se necesita conciencia ciudadana. Afortunadamente, al parecer en estos momentos, es lo que más crece en México. La conciencia ciudadana.

Que la clase política se despedace entre ellos si lo prefieren. Pero salgamos a votar con conciencia. Solo así lograremos igualdad en el derecho al voto, libertad de asociación y confrontar ideas políticas.

Twitter: @GerardoCoutino

 Correo: geracouti@hotmail.com

 

 

 

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