Descuadrados, la historia de jóvenes músicos que le cantan a niños y niñas

Para Descuadrados trabajar con el público infantil representa un gran reto, ya que ellos son el mejor público: “son los mejores críticos porque si se aburren los pierdes”, comenta Javier. Foto: Lado B

Para Descuadrados trabajar con el público infantil representa un gran reto, ya que ellos son el mejor público: “son los mejores críticos porque si se aburren los pierdes”, comenta Javier. Foto: Lado B

Por Xavier Rosas (*)

@wachangel

La unión de la música, el arte y un poco de ocio, fue la excusa para que naciera “Descuadrados”, al menos así lo cuentan Angélica, Sergio, Javier y Jair, integrantes de este nuevo proyecto de narración y música infantil poblano.

Fue a mediados de 2013 cuando un grupo de amigos decidió incursionar en el escenario infantil, con el montaje de cuentos, canciones y dinámicas para “aportar algo al entorno de la cultura” de Puebla.

La narración de Sergio Villar, así como la música de Javier León, Jair Hernández y Adolfo Leyva, y el talento teatral de Angélica Hernández, lograron que el naciente proyecto incursionara en foros nacionales, como en la reciente Feria Internacional del Libro de Oaxaca, en donde se encargaron del cierre del festival.

“Descuadrados lleva una idea de irreverencia. La música es muy bella, de repente es cuadrada también, pero lo que queremos es romper esos esquemas. En nuestras vidas, al menos hasta ahora, no estaba previsto un rollo de niños, incluso estamos también rompiendo nuestros propios esquemas, creo que de ahí el nombre de Descuadrados. Aunque surgió de una idea de la nada, ahora va tomando forma, significado, y se van replanteando nuevos objetivos dentro de ese proyecto”, comenta Javier León.

Y agrega: “queremos hacer música para niños, cuentos, pero no sólo eso, sino con cada una de las pequeñas acciones que tenemos y que están a nuestro alcance, tratar de aportar algo al entorno de la cultura. Creemos que llevar contenidos diferentes a lugares a los que no es común escucharlos, es algo muy bueno a la medida de nuestras posibilidades”.

Cuando cuadra el talento pero no el ritmo

La historia de este grupo se remonta a los años en los que Javier León y Sergio Villar coincidieron en la preparatoria 2 de Octubre, donde ambos compartieron el gusto por el blues.

“Javier siempre estaba con su guitarra en los pasillos, y yo siempre estaba en los pasillos, entonces nos empezamos a llevar. Él me dijo que tenía buena voz, y le dije que nunca había cantado pero que me gustaba la música. Desde ahí quedamos que íbamos a hacer algo y empezamos a intentar hacer una banda de blues”, recuerda Sergio Villar.

Y agrega: “nos inspiraba Real de Catorce, Serpiente Elástica, Mama Blues, Sierra Maestra, Los Hikuris, esta parte de Jaime López. En sí la gente que estaba en escena en ese momento y nosotros dijimos -¡y nosotros por qué no!-“.

A pesar de las intenciones de ambos, conformar el grupo de blues no resultó, ya que a pesar que Sergio contaba con una voz particular, algunas cuestiones técnicas de ritmo y melodía no dejaron que el proyecto se gestara.

– Sergio tenía buena voz, pero no entraba a tiempo-, recuerda Javier.

– Y aparte los ritmos de vida eran distintos y pues nos separamos. Ahora, por azares del destino, hace unos meses nos volvimos a encontrar y decidimos volver a intentar hacer algo-, comenta Sergio.

Las redes sociales en Internet fueron la razón para que Javier y Sergio se volvieran a encontrar luego de diez años de haber intentado conformar su primer grupo musical. Aunque en un inicio la música había sido el pretexto para iniciar un proyecto, los caminos que ambos habían recorrido los llevaron a conjuntar la narración que Sergio había venido trabajando en diferentes grupos de cuentacuentos y la experiencia de Javier de crear música.

“Hice hincapié en no soy rítmico. Soy muy descuadrado para la música, pero siempre tuve ganas de hacerla, ya que siempre me ha gustado.  Empezamos a trabajar y nos dimos cuenta que así éramos: Descuadrados”, comenta Sergio Villar, mientras Javier, Angélica y Jair, bromean sobre las intensiones del narrador  poblano por incursionar nuevamente en el canto.

Un grupo sin la “buena voz”

Luego del primer contacto Sergio y Javier seguirían rutas diferentes. Javier lograría conformar su grupo musical  “sin la buena voz de Sergio”, y tocarían por más de 5 años en diferentes escenarios de Puebla, mientras Sergio iniciaría su andar en la lectura, aprendiendo de diferentes compañeros que se dedicaban a la narración.

“Era música original y más que una banda era un proyecto multidisciplinario. Hacíamos audiovisual, algunas obras de intervención plástica en espacios, hacíamos la música e intervención de proyectos culturales. El más grande que hicimos fue el de ‘Mucha Música 2009’, nosotros hicimos la producción y la autoridad puso el recurso”, recuerda Javier León.

Tocando un garrafón

La casualidad llevó a Angélica Hernández a Descuadrados. Una tarde de ensayos para formar el proyecto infantil coincidió con su visita. En aquella ocasión Javier aprovechó para preguntarle si podía ayudarles con las percusiones, a pesar que ella no sabía tocarlas.

– Le contesté que no, pero me dijo ‘toma, toca este garrafón’, y así fue como llegué a Descuadrados. Ahora ya no toco ni siquiera el garrafón, pero ahora canto y cuento cuentos.

Diseñadora Gráfica y con experiencia en teatro, Angélica Hernández siempre se ha mantenido apegada a temas culturales. Su participación en Descuadrados ha brindado orden y dinamismo al trabajo de Sergio Villar, quien desde hace más de ocho años se ha dedicado a la narración usando herramientas de improvisación.

“Me interesa difundir la cultura y todo esto que creo puede salvar el mundo y creo que fue el destino el que nos juntó. Al final de cuentas empezamos  platicar todos nuestros intereses en común y le fuimos dando más forma al proyecto”.

Saliendo del “rock estable”

La búsqueda de un bajista para completar al grupo Descuadrados, llevó a Jair Hernández a incursionar en la música infantil.

Luego de haber participado en diferentes grupos musicales del género  rock, conoció a Javier León por una amiga en común, quien le comentó que estaba buscando a un integrante para un grupo de blues infantil.

“Lo que buscaba era hacer algo diferente y así fue como poco a poco me fui enamorando de este proyecto, porque era con un sentido social, de cierta manera tratar de dejar algo a un sector específico de la sociedad, que en este caso son los niños”, recuerda Jair .

Narrador por convicción

A pesar que Descuadrados lleva pocos meses de haberse creado, la trayectoria de Sergio Villar es ya conocida en varios estados, incluso en países como Colombia y Argentina, en donde realizó giras internacionales.

Su tono de voz resulta peculiar para quienes lo han escuchado, así como también se le conoce su falta de ritmo para entrar a tiempo en las canciones, razón por la cual, aunque la música ha acompañado algunas de sus presentaciones, esta es la primera ocasión en la que se enfrenta en escenario acompañado de un grupo de músicos y de Angélica, quien incursiona en la narración por vez primera.

“Son retos para todos. Por ejemplo: Angélica me da una estructura, lo que nunca había tenido. Otro ejemplo: Javier me pide un guión y yo nunca había hecho un guión, todo era casi pura improvisación a la reacción. Jair me pone la cara porque no suelo entrar a tiempo a las canciones y entonces es todo nuevo porque nunca había trabajado con un grupo y ellos me dan una estructura muy grande y les estoy aprendiendo el doble de lo que ellos lo han hecho de mi”, comenta Sergio.

Su trabajo como narrador se remonta a las compañías Cuento Suspensivo y Juglaría Circo y Narración (JCyN), en donde realizó la mayoría de sus montajes bajo el aprendizaje de otros narradores. Fue  a inicios de 2013 cuando, tras más de 4 años de trabajo en JCyN, decidió emprender un nuevo proyecto y formar junto con Javier, Angélica y Jair, el proyecto Descuadrados.

No cuadrar, no ajustarse a la realidad = Descuadrado

“Javier ya tenía una trayectoria musical, nos habíamos escuchado y nos encontramos. Yo estaba desempleado y dije: ‘hay que hacer un nuevo proyecto’, y éste era que quería musicalizar mis cuentos y ponerle un poco más de calidad, y Javier dijo que lo hiciéramos. Así empezó la historia de Descuadrados”, relata Sergio.

Tan sólo unos meses se encuentran en el andar de este naciente grupo poblano, quienes han logrado colarse en algunos escenarios de Puebla, así como se encargaron del cierre del Festival Internacional de Lectura Oaxaca 2013.

“Yo tengo ya un rato trabajando para el público infantil-familiar y siempre hacer nueva propuesta escénica para los públicos, evolucionar a lo que estábamos haciendo, es un reto muy difícil, pero es algo nuevo para todos. Igual trabajar en grupo, trabajar en música, es algo nuevo”, comenta Sergio.

Con la firme convicción de compartir historias, música y llegar a escenarios a los que muchos grupos no suelen asistir, Descuadrados reconoce que no es fácil trabajar con niñ@s, ya que ellos “son los mejores críticos”.

“Creo que los niños son un público muy difícil porque reaccionan a lo que haces, pero si no captas su atención estás perdido. Es difícil llegar y decirle –aquí estoy y hazme caso-. Es un reto muy padre, de mucha retroalimentación. Creo que son los más naturales en cuanto a reacción como público, entonces si les gustas ya estás, pero si no simplemente no te harán caso; entonces es muy transparente, muy natural su reacción”, considera Angélica.

Para Descuadrados trabajar con el público infantil representa un gran reto, ya que ellos son el mejor público: “son los mejores críticos porque si se aburren los pierdes”, comenta Javier.

“Es el mejor público. Con los niños puedes ver la naturalidad y sobre todo el objetivo: compartir. El niño te dice la neta, por eso es muy lindo trabajar con ellos”, asegura Sergio.

(*) Este texto se publicó en LadoB (http://ladobe.com.mx/2013/11/descuadrados-una-historia-de-musica-narracion-y-ocio/)

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