Se presenta la marimba invisible del trío Iroko

Raymundo Zenteno

Foto: Osiris Aquino/ Chiapas PARALELO.

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Igual que el sapito de tu casa, que se esconde nadie sabe dónde, pero puedes escuchar, así también cantó la Marimba Invisible en un patio muy particular: el auditorio del Jaime Sabines. Nadie pudo verla, pero sí al Trío Iroko ejecutarla de manera magistral.

Todo esto en el arranque del PECDA 2015, programa que reparte becas a los Promotores y Creadores del Arte y la Cultura en Chiapas.

Foto: Osiris Aquino/ Chiapas PARALELO.

Foto: Osiris Aquino/ Chiapas PARALELO.

También los mosqueteros Irokos, con mucho descaro rítmico interpretaron Son Bulerías, Tambor Batá y la Negrita Cucurumbé. No todo fue darle duro al tambor; Iroko nos reveló los secretos y la historia de cada instrumento.
Entre el segundo y tercer número, uno que dijo ser representante de Raymundo Zopilote, de Radiombligo, nos contó el cuento “Para qué sirve un niño”, de Colas Gutman.

Entre el público se encontraba alguien con más barbas de abuelo que aires de poeta: Óscar Oliva. No dejaba de reír, imaginándose muchachito. Esa fue parte de la magia: los adultos se hicieron todos niños y los niños se convirtieron en músicos.

Miguelito llamó voluntarios, para acompañar al grupo. Si quieres caos en tu casa dale a tu niño un instrumento de percusión. ¡Subieron doce, unos muy chiquitos y los más grandes de no más de una década! Y sí, comenzó el caos, doce caos. ¿En qué terminaría el desastre? Miguelito Iroko les afinó los latidos, para que estuvieran en la misma sístole, diástole, un, dos… un, dos… sístole, diástole, sístole… ¡terminaron interpretando, maravillosamente, una batucada brasileira! Mientras escribo se me pone la carne de jolote, nomás de recordarlo.

Y vino la Invisible. Luego de cargarla hasta el frente (sólo escuchábamos el rechinarcito), Roselina, Miguelito e Israel Moreno, armados de bolillos arrancaron exclamaciones de asombro al interpretar Aires del Coatán, con golpes certeros sobre las teclas que no veían. En la cuarta fila se encontraba Brisa, una niña ciega que, estoy seguro, fue la que mejor pudo ver a la extraordinaria marimba invisible.

Foto: Osiris Aquino/ Chiapas PARALELO.

Foto: Osiris Aquino/ Chiapas PARALELO.

“Israel, ¿y si organizamos el Primer Festival de Marimba Fantástica, Iroko y Radiombligo, para que nuestros niños, muchos, niños y niñas aprendan desde pequeños a querer a esa flaca que canta con voz de madera?” Antes que el internacional barbitas de chivo abriera la boca, el público respondió con un apretado aplauso y con gritos de entusiasmo. Entonces dirigí mi mirada hacia el Representante del Representado Director de Coneculta, para invitarlo a armar la estrategia. ¡Pero el asiento estaba vacío! O, tal vez, había aprendido el gran secreto de la invisibilidad.

Y cuando ya todo parecía haber terminado, Israel saltó de nuevo a escena. De un bolsillo sacó una marimbita ¿de juguete? No, era una descriada marimba, chiquitita, morena, cedrita, hermosa, vocecita, finita, afinadita, que nos hizo brincar de alegría al son de El Sapo.

Ni la lluvia, ni los ecos del México-Camerún, ni los baches en Ciudad Conejos, ni nada ni nadie impidió que pudiéramos ir al patio de tu casa para escuchar al sapito tlin tlun tlan.

*El pasado viernes por la tarde se presentó en el auditorio del Centro Cultural Jaime Sabines la convocatoria del Pecda 2014. En el evento participó el trío Iroko, que conjunta la marimba y las percusiones, así como Raymundo Zenteno “Zopilote”.

 

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