Revitalizan colección textil de los Altos de Chiapas

Antonia Hernández Díaz mostrando un huipil hecho por ella. Cortesía: Carlos Barrera.

*Carlos Barrera mencionó que, a lo largo de los años, resultan notables las investigaciones y colecciones que se han gestado a partir del interés de los textiles indígenas de Chiapas. Aunque en ocasiones, las primeras no regresan a las comunidades para su retroalimentación, y las segundas, en especial cuando son privadas, dejan de ser accesibles incluso para sus creadoras.


 Ana Kateri Becerra Pérez, conservadora y restauradora dio a conocer el proyecto “Exposición y rescate del arte textil sección Altos de Chiapas” de la colección del Museo Na Bolom, la primera etapa del trabajo se llevó a cabo en el periodo de marzo del 2017 a julio de 2019, posterior a ello, de agosto de ese mismo año a la fecha, pero las actividades fueron modificadas a raíz de la contingencia sanitaria por COVID-19.

Becerra Pérez mencionó que, la iniciativa surgió cuando la asociación cultural Na Bolom decidió invitar a colaborar a Carlos Barrera Reyes, artista visual y mercadólogo, quien lleva poco más de 12 años trabajando con comunidades de tejedoras en su proyecto “Acciones de colaboración con grupos tejedores en Chiapas y Oaxaca, a través del teñido con tintes naturales y el uso del telar de cintura”, con el propósito de acercarlas a la colección de textiles y formular una propuesta para su revitalización.

La conservadora señaló que la colección textil se conformó con diversas piezas indumentarias de comunidades tsotsiles y tseltales de los Altos de Chiapas, labor que llevó a cabo el antropólogo Walter “Chip” Morris.

Becerra Pérez añadió que con el tiempo la colección fue creciendo a partir de donaciones en la que destacan las de Lori Benson, Carlos Barrera Reyes e incluso María Santiago una tejedora originaria de Zinacantán.

 Es importante mencionar que previó a la llegada de Carlos Barrera, la colección se utilizaba para pasarelas e incluso como ropa para eventos, algunos de los huipiles que se habían utilizado en un evento inclusive tenían manchas de comida, expuso la conservadora.

La restauradora comentó que, aún existiendo un mueble especial para conservar las prendas estos eran tratados como cajones de closet, las piezas más modernas fueron lavadas en lavadoras y se tendieron al sol, con la aprobación de Chip Morris.

Puntualizó que al entrar en función la actual administración de la asociación hicieron una primera revisión del estado de conservación de las piezas e incluso una limpieza básica con apoyo de la artesana María López.

Sin embargo, fue ahí cuando surgió la pregunta: ¿Cómo empatar el cuidado profesional de una colección completa de piezas de hasta 100 años, con la vida cotidiana de las piezas?.

Fue ahí cuando, Barrera Reyes y la dirección de Na Bolom consolidaron un equipo de trabajo multidisciplinario para iniciar un proyecto que comprende una detallada clasificación y registro de cada pieza, el diagnóstico de su estado de conservación, la estabilización emergente de los bienes, la adecuación del espacio asignado para su óptimo resguardo y el restablecimiento de normas para su conservación idónea e integral.

La restauradora acentuó que se revalorizaron los objetos a partir de una serie de exposiciones cuyo eje fueron las comunidades de procedencia de las piezas y donde destacaron un atributo sobresaliente y único en este tipo de propuestas museográficas, y es que, en cada ocasión hicieron el esfuerzo para contar con la presencia y colaboración de las tejedoras de cada lugar.

Lo anterior, permite a las tejedoras reconocer piezas que habían elaborado sus antecesoras e incluso ellas mismas, tocándolas, fotografiándolas e identificando diseños y técnicas de desuso o ya desaparecidas.

Becerra Pérez mencionó que, unir el quehacer museológico con reglas para el montaje, el tratamiento de las colecciones con la posibilidad de poder darle vida a las piezas y, permitir el contacto y comunicación con las artesanas fue un reto.

Sin embargo, lo anterior dio resultado, por la revitalización y valorización de las piezas, pero también por el reconocimiento de las mismas artesanas de su trabajo como patrimonio cultural y piezas de museo.

Diagnóstico del estado de conservación. Cortesía: Carlos Barrera.

Para el desarrollo del proyecto, la conservadora dijo que adoptaron la postura de tratar cada textil como un caso único, es decir, con necesidades específicas que buscan ser resueltas de manera integral, con el fin de garantizar condiciones óptimas para su almacenamiento, así como sus valores, por lo que, las acciones efectuadas buscaron garantizar la conservación de la colección.

Becerra Pérez mencionó que llevaron a cabo labores de registro y dictaminación del estado de conservación de las piezas, tratamiento preventivo, intervención emergente y acondicionamiento del espacio para el resguardo de la colección.

La primera acción que realizaron como medida indispensable para la salvaguarda del acervo fue la generación de una base de datos, esto para poder contabilizar la totalidad de los bienes de la colección del Museo Na Bolom, y los objetos asociados a ellos.

Asimismo, diseñaron una clave especifica donde registraron de que colección se trata, el año de catalogación, la clave del lugar de procedencia y el número consecutivo.

La conservadora señaló que, en segundo lugar, diseñaron una ficha especializada, que contiene los datos de catalogación de la pieza, como de su técnica de manufactura, estado de conservación y recomendaciones de mantenimiento.

Añadió que la información catalográfica fue recolectada a partir de una bibliografía especializada, archivos de donadores, así como la colaboración directa de tejedoras, quienes les permitieron obtener datos acerca de la técnica, materiales, uso e iconografía presente en los textiles.

Cuentan con la presencia y colaboración de las tejedoras de cada lugar. Cortesía: Carlos Barrera

Para el montaje de las exposiciones, contaron con el apoyo de algunas tejedoras originarias de las comunidades participantes, para la correcta exhibición de los conjuntos, así como indagar en las autoras de las obras.

Además, gracias a la recopilación de la información, incluyeron un registro fotográfico, por lo que fue posible conocer el estado de conservación de la colección y la viabilidad de las piezas para ser exhibidas, y lograron identificar las piezas que requieren intervención urgente.

Para llevar a cabo la restauración puntual de dichas prendas será necesario dar continuidad al proyecto gestionando nuevos fondos para llevar a cabo las propuestas de intervención de las mismas, así como la ejecución de dichas restauraciones, los procesos de elaboración de propuestas de intervención, así como la restauración de los bienes deben ser realizados por profesionales de la conservación y restauración de bienes culturales siguiendo los principios y criterios que dicta la disciplina, expuso la restauradora.

Becerra Pérez dijo que realizaron acciones de conservación preventivas que incluyeron la limpieza superficial de los objetos, así como los tratamientos emergentes como la fumigación con un fungicida de amplio espectro, la elaboración de costuras estabilizadoras, entre otros.

Dichos tratamientos fueron necesarios debido a que las piezas durante las exhibiciones son manipuladas por artesanas y artesanos interesados en observar a detalle las diferentes técnicas de manufactura que están presentes en las prendas, como los motivos iconográficos que muchas veces ya no están presentes en los diseños actuales, por ello, resulta imprescindible que las piezas se encuentren estables para su manipulación y estudio.

Asignaron para ello, un espacio específico para el resguardo de la colección de los objetos en su mayoría textiles, la adecuación de condiciones para su almacenamiento, aunado a las labores de catalogación.

El proceso de socialización de la colección se dio a través de 10 exposiciones, 8 de ellas en las salas del museo, las restantes se montaron en la Casa de Cultura de Tenejapa y Zinacantán, donde las tejedoras fungieron como cuidadoras de las exposiciones.

También, en cada inauguración, contaron con la presencia de los grupos de la comunidad correspondiente, así como la presencia de los y las presidentas de los grupos que participan en el proyecto de Barrera Reyes, además invitaron a otros colectivos y diseñadores dando proyección a la colección y a las artesanas.

Invitaron a colectivos, diseñadores, investigadores y antropólogos. Cortesía: Carlos Barrera

Otro aspecto importante destacado por la restauradora es que, en las inauguraciones, han constituido un momento para promover el encuentro de los grupos de tejedoras, con artistas, promotores, diseñadores, antropólogos, directores de instituciones y museos para la consolidación de nuevos proyectos de creación, difusión, investigación y venta.

A partir de 2018, consolidaron una relación con diferentes espacios a fin de difundir el proyecto por medio de ciclos de conferencias y expo ventas donde el objetivo es continuar con las redes de trabajo y colaboración en otras entidades del país, a través de la difusión y el conocimiento de su producción mediante platicas que permiten que los consumidores se sensibilicen en la complejidad y contexto de la manufactura de las piezas.  lo cual facilita en gran medida la venta.

Por otro lado, dijo que a raíz de la contingencia por COVID-19, el proyecto de rescate de la colección enfrentó un panorama desconocido, por lo que modificaron el plan de trabajo.

Añadió que para continuar con el proceso de socialización de la colección textil decidieron desarrollar una exposición: “Guía textil de los altos de Chiapas: Zinacantán” a puerta cerrada, con la presencia de tejedoras de Zinacantán y presidentas de otros grupos textiles de diferentes comunidades de los Altos, con el fin de devolver conocimientos a las personas que produjeron los bienes.

Se decidió que la exhibición se desarrollara en dos recintos en el Museo Na Bolom y en la casa de cultura de Zinacantán, aunado a esto se decidió elaborar la exposición de manera virtual con el fin de vincularla con un público más amplio”, dijo la conservadora.

Durante la contingencia, realizaron la entrega de material para la atención con tintes naturales, con el fin de que cada productora desarrolle lo aprendido en los talleres impartidos por Barrera Reyes en la asociación cultural y mediante los cuales han generado vínculos colaborativos y fructíferos para ambas partes.

Teñir con plantas. Cortesía: Carlos Barrera,

Por otro lado, como medida alternativa para la venta de producción textil ante la contingencia sanitaria y al fortalecimiento de la presencia de tejedoras en ferias el consumo de textiles, pueden llevarlas a cabo a través de plataformas virtuales, como la Feria Maestros del Arte que se organiza cada año en Chapala, Jalisco.

El trabajo realizado ha permitido entender y de esta manera abordar las problemáticas específicas de la colección textil del Museo Na Bolom, pues debido a la naturaleza de los bienes tienen requerimientos distintos y por lo tanto deben ser tratados con el respeto y cuidado adecuado para que, los tratamientos preventivos brinden no solo estabilidad de los objetos, sino la dignificación de los mismos, mencionó la conservadora.

La restauradora recalcó que no se concluyó la catalogación y dictaminación de la colección textil debido a la magnitud del trabajo y a la contingencia por COVID-19.

Por ello, continuaron el trabajo de elaboración de fichas clínicas a través de las fotografías de las piezas y pretenden seguir con la catalogación y dictaminación de las obras restantes de forma presencial siempre y cuando las medidas sanitarias lo permitan.

Aunado a esto, elaborarán una propuesta para la realización del archivo por medios digitales.

Respecto a los trabajos en la colección textil, dijo que han permitido entrever otras áreas con oportunidad de explorar, como la realización de una propuesta integral de conservación.

Entre esas metas proponen la intervención y restauración de las piezas que se encuentran en mal estado de conservación y que requieren estabilización estructural.

Lo cual lograra la recuperación de las cualidades estéticas y permitirá reinsertar el bien cultural en un discurso museográfico que promueva la apreciación de sus características plásticas, iconográficas, culturales, para esto gestionaran nuevos fondos debido al gasto por cada pieza a restaurar.

Por último, mencionó que a pesar de los inconvenientes por la contingencia sanitaria, la situación les ha permitido desarrollar estrategias creativas para la socialización y revitalización de la colección textil, posibilitando la proyección del trabajo realizado mediante plataformas digitales.

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