Depósitos ceremoniales, prácticas sociales en Junchavín

Depósito ceremonial de Junchavín. Imagen: Cortesía.

*Junchavín es un sitio arqueológico, su ocupación podría datar del período preclásico tardío (600 – 100 a.C.) al posclásico temprano (900 – 1250 d.C.).

*A pesar de que Junchavín es un lugar pequeño, ahí se reunieron infinidad de tipos cerámicos, gracias a las ceremonias y rituales a lo largo de 1500 años.


Víctor Manuel Ortiz Villareal, arqueólogo, profesor e investigador adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Chiapas, realizó una investigación en Junchavín, un sitio arqueológico que se localiza en el valle de Comitán de Dominguez, sus depósitos ceremoniales muestran una caracterización que forman componentes clave en una serie de prácticas sociales y rituales.

Ortiz Villareal añadió que, dichas prácticas eran realizadas cada final de periodo, es decir, cada 5, 10, 15 0 20 años, las cuales estaban subordinadas al funcionamiento antiguo y más grande centro de comercio: Chinkultic, centro rector del área.

El arqueólogo señaló que, el complejo de actividades ceremoniales asociadas con los depósitos incluyendo festejos, fueron apropiados por los gobernantes locales como una forma de integrarse a las redes políticas y sociales regionales.

Depósito ceremonial HV-01. Imagen: Cortesía.

Acentuó que, el depósito ceremonial HV-01 es un pequeño abrigo rocoso en donde fueron depositados materiales cerámicos en diferentes periodos, en Lagartero hay uno similar que muestra las mismas variantes, profundidad cronológica, y bastos similares.

Para su investigación realizó dos tipos de análisis cerámico, el primero es el tipo/variedad que tiene como finalidad la asignación de temporalidad relativa del depósito comparado con materiales similares de la región.

Aunado a ello, está la forma/función que establece la relación con los contextos en que se localizan las piezas, como el uso que se le pudo haber dado a cada una.

Cerámica Tohil Plomiza, localiza en Hun-Chavín. Imagen: Cortesía.

El investigador explicó que, un depósito ceremonial no suele tener forma, son clasificados como lugares de desechos, resultado de un comportamiento ritual o ceremonial, sin embargo, estableció que no es un basurero o consecuencia de la limpieza de la plaza o donde se localiza.

Algunas características de este tipo de depósitos son el tamaño, composición y la deposición, pues estos sugieren que fueron el resultado de una única o breve serie de eventos públicos ceremoniales realizados de manera cíclica.

El profesor agregó que, la forma de estos contextos responde a dos eventos rituales: un área pública y elementos de exclusión, este último son espacios privados: casas, palacios, habitaciones de la nobleza, que estan muy aparte de la gente común.

Por otro lado, mencionó que uno de los trabajos de la arqueología consiste en la comprensión del pasado cultural mediante la interpretación de sus restos materiales, por lo que un arqueólogo es un intérprete, traductor, interlocutor y guía mediador.

Señaló que, para Ian Hodder la realidad cultural es un surtido cambiante de perspectivas diversas, formas consideras como un todo, donde el analista debe identificar estas versiones superpuestas, muchas veces incoherentes, y comprender sus interrelaciones.

Cabe mencionar que en 1992, el INAH rescató el lugar y lo abrió al público luego de muchos años de abandono, pero saqueos, robos e incluso violaciones, hicieron que a los pocos meses se cerrara el sitio y dejaran los trabajos de relevamiento arqueológico, en 2010 se inició un nuevo intento de recuperación.

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