Tiempo suspendido; luchas olvidadas por la pandemia

La investigadora destacó que, las relaciones de poder entre lo masculino y el capitalismo generan una violación a los derechos humanos de las minorías. Cortesía: Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA)/Facebook.

*La fragmentación y discontinuidad causada por la pandemia han provocado que las luchas por los derechos humanos sean dejadas en el olvido en medio de la pandemia nacional.


El término capitalismo gore fue creado por la doctora en filosofía y teoría crítica Margarita Valencia Triana, mejor conocida como Sayak Valencia, quien en 2016 publicó un libro con el mismo nombre en el que propone un análisis situado de los fenómenos vinculados al neoliberalismo, que se dan de manera más atroz y más sangrientas.

A través del análisis de las relaciones del narcotráfico con la masculinidad, una que ella misma denomina “masculinidad necropolítica”, señala que ésta no se limita sólo en la economía criminal del narcotráfico, sino que puede extenderse a algo que es más amplio y que nombre como “economía de la muerte”.

(Estas economías) están vinculadas a la violencia en México relacionada con el narcotráfico y el crimen organizado, pero no solamente como organizaciones empresariales sino como paradigmas económicos, sociales, políticos y estéticos, mencionó Valencia en una conferencia realizada por el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA), dependencia de investigación de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).

La también investigadora del Colegio de la Frontera Norte (COLEF) añadió que con estos términos pretende reforzar la definición del capitalismo gore que plantea, ya que éste es una interpretación de las lógicas neoliberales asociadas al emprendedurismo que utiliza la violencia expresiva como una herramienta de trabajo.

Además, indicó que parte de las consecuencias de estas violencias en el capitalismo, se produce un enriquecimiento rápido por parte de ciertas poblaciones, sobre todo en el sector masculino, aunque no es único de dicho grupo poblacional, quienes buscan escapar de la precariedad económica y existencial cumpliendo con su rol social de proveeduría.

La intención de la experta no es criminalizar a las poblaciones masculinas o pertenecientes a la minoría, ya que busca desenmascarar la problemática de género y masculinidad que se ocultan en el sistema económico del país, que se rigen en favor de las normas patriarcales.

El capitalismo gore denota el derramamiento de sangre explícito e injustificado como precio a pagar por el tercer mundo, destacó la investigadora.

Detalló que el crimen organizado se ha mezclado de manera frecuente con la división binaria del género y de la sexualidad además de con los usos predatorios de los cuerpos por medio de una violencia muy explícita qué se utiliza también como un espacio o una herramienta empoderamiento.

Señaló que el estudio que realiza en su libro parte de cuatro ejes fundamentales, los cuales son la huella del colonialismo, clasismo y racismo que impera en México, el supremacismo blanco, la precarización económica y existencial de las poblaciones y, por último, la aceptación frenética de los ideales neoliberales.

Valencia también dijo que la masculinidad machista y violencia vinculada con el proyecto de nación heterosexual se manifiesta a través de privilegios que la construyen como una máquina de guerra potencial al servicio del Estado, que es peligrosa porque niega la violencia a las mujeres, los feminicidios, los transfeminicidios y las violaciones a los derechos humanos de minorías, como los migrantes.

La filósofa y teórica añadió que, los medios de comunicación también juegan un papel esencial en la perpetración de las violencias hacia las minorías, ya que materializan la realidad social y encadenan técnicas que apoyen ciertas agendas y rechaza otras, por ejemplo, la desigualdad de género.

En el mismo sentido, dijo que, por medio de la producción semiótica y discursiva, reflejan estas violencias y las vuelven puerto de consumo, ocultando de manera discreta sus consecuencias materiales atroces y generando plusvalía, haciendo así sus nichos de mercado a partir de una lógica misógina y machista.

Valencia detalló que, en la Jornada de Sana Distancia empezada el 23 de marzo de 2020 por motivo de la pandemia mundial en la cual se pedía un confinamiento para evitar contagios, las desigualdades se han visto en la población a partir de variables como la clase, el género y la condición socioeconómica de las personas.

Por lo que la velocidad con la que se percibe el paso del tiempo en la economía capitalista del país, aunado al contexto de pandemia, la sociedad atraviesa por un proceso de productividad excesiva, aunado al fenómeno de “tiempo suspendido” que ha intensificado males físicos y sociales, como los crímenes de odio a la población LGBTTTIQ +.

Nuestras vidas importan.
Foto: Andrés Domínguez

Finalizó mencionando que la crisis sanitaria ha dado paso a que las manifestaciones o protestas de las minorías se hayan militarizado al manejarse como prohibidas, lo que produce una desmemoria social entorno a temas de importancia para las agendas feministas y de derechos humanos.

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