Estudio de la tortuga Casquito Pardo, visibiliza malformaciones por exposición a metales pesados de alcantarillas

Eduardo Reyes Grajales, licenciado en Biología. Cortesía: Eduardo Reyes Grajales/Facebook

*En la actualidad, Reyes Grajales está estudiando un posgrado en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) en el Departamento de la Conservación de la Biodiversidad, realiza estudios para conocer las tortugas continentales de México en aspectos como: distribución, estado de conservación, ecología, biología, morfología, y una línea nueva, la sistemática.


Eduardo Reyes Grajales, licenciado en Biología, originario de la comunidad de Villa Hidalgo en el municipio de Villaflores publicó un artículo científico donde da a conocer el primer estudio sistemático de la ecología poblacional y una resolutiva de la morfología de la Tortuga Casquito Pardo (Kinosternon abaxillare).

A través de una entrevista contó que, dicho trabajo data del 2017 al realizar su tesis, fue en ese momento que conoció a Carlos Guichard, biólogo y maestro en ciencias, debido a que en la región sureste del país existen pocas personas que trabajan con las tortugas.

Reyes Grajales se acercó al biólogo con una propuesta distinta a la que abordo en su trabajo de investigación, ya que, en un principio quería trabajar con la tortuga blanca (Dermatemys mawiiv) de la Selva Lacandona, una especie que le resulta fascinante.

Sin embargo, Guichard, le comentó que sería un trabajo muy costoso, requería de tiempo, como de otros requisitos con los que no contaba en ese momento, por ello le propuso enfocarse a una tortuga chiapaneca, la Casquito Pardo.

El individuo de la casquito de la parte superior es macho y la de abajo es hembra. Foto: Eduardo Reyes Grajales

Reyes Grajales junto a Guichard realizaron un par de salidas a campo en Villaflores, donde identificaron localidades interesantes por la cantidad de individuos que se pueden llegar a encontrar.

Dijo que ahí tenía un laboratorio donde podíamos sacar muchísima información de esta especie que no ha sido estudiada, la mayoría de los biólogos la conoce, pero nadie la ha trabajado, desde su descripción está repleta de imprecisiones, mencionó el especialista.

Aunado a lo anterior, Kinosternon abaxillare, fue colectada en 1863 en las cercanías de Tuxtla Gutiérrez, su descriptor Georg Baur, paleontólogo de vertebrados alemán, falleció antes de poder publicar su trabajo, sin embargo, Leonhard Hess Stejneger, zoólogo noruego, logró sacarlo a la luz en 1925.

Puntualizó que a partir de ahí no había información más que, registros en bases de datos personales, memorias de congreso, pequeñas notas que al conjuntarlas no llegaban a una decena, pero nada publicado de manera oficial.

Es decir, un sesgo de información de casi 100 años desde su descripción hasta el momento, enfatizó que, en ese lapso de tiempo el Centro de Chiapas sufrió muchos cambios por la agricultura, es especifico la Región Frailesca conocida como una de las potencias campesinas más grandes.

A eso, se sumaron los errores históricos que hubo acerca del manejo de la tierra, lo que dio paso a otros efectos como la contaminación de ríos, secas, constantes quemas, que han diezmado a las diversas poblaciones de especies.

Resaltó que, las poblaciones de esta tortuga se encuentran en estabilidad en un escenario que ninguna otra, con ello no quiere decir que pueda sobrevivir a futuro, más bien se desconoce hasta cuándo la bondad de la historia natural de esta especie en la región pueda seguir, pues desde el 2018 ha marcado a estos individuos, la cual empezó a ir en declive.

Variedad de colores que presentan las Kinosternon abaxillare. Foto: Eduardo Reyes Grajales

El especialista dijo que, el nombre común con el que se le ha registrado a esta especie en el Valle de Chiapas, es el casquito pardo, casquito cimarrona o casquito, el primero se les otorga debido a las manchas que tienen en la cabeza y parte del cuerpo, pero las tonalidades varían en las poblaciones, el segundo porque son tolerantes a lo desfavorable.

Hay un estudio que estamos elaborando, al parecer el umbral de tolerancia hacia los químicos o contaminante que no pueden soportar otros vertebrados acuáticos o semi acuáticos, como peces y anfibios, esta tortuga si lo puede, dijo el especialista.

Añadió que hay un fenómeno interesante, pues en lugares conservados, con vegetación natural y cuerpos de agua limpios, los individuos de esta especie son más pequeños, con caparazones más desgastados y se ven más dañados.

Por el contrario, en fosas donde llegan los restos de drenaje ha encontrado organismos más grandes, bonitos, y completos. Llegó a contemplar que la contaminación no estaba mal enfocada en el caso de la tortuga, hasta que se dio cuenta de la cifosis, deformaciones de los huesos.

Explicó que, está mal formación se puede dar cuando los huevos de tortuga son expuestos a metales pesados provenientes del alcantarillado, el desarrollo embrionario puede llegar a formar un individuo con más o menos escudos, y caparazones abombados.

Reyes Grajales dijo que, el resultado de ello es que existirán muchos individuos amorfos, lo que compromete a toda la población, además de los problemas internos, porque cuando un escudo esta deforme puede llegar a golpear algún órgano, si el capuzaron es muy abultado no les permite nadar o caminar bien.

Si se siguen dando estas generaciones de tortugas mal formadas puede que ya no sea funcional para la naturaleza y otra vez el declive, no es un tema sencillo, no puedo ser concluyente hasta el momento porque no hay un estudio tal cual, lo que digo es según mis registros, agregó el biólogo.

Por otro lado, comentó que está realizando un trabajo sobre el hábito hogareño de esta tortuga, quiere ver cuánto espacio requieren para sobrevivir, tener movimientos y hacer sus actividades, un plan que suele realizarse en reservas, por ser más objetivos.

En un principio el biólogo pensó que estos datos no eran prometedores, sin embargo, encontró un patrón, en épocas de secas (febrero-marzo), se concentraron en un charco, donde liberaron a las tortugas, posterior a ello, observaba cuanto caminaban con la ayuda de la telemetría por radio.

Dijo que lo típico era que estuvieran de 100 hasta 300 metros lejos del charco, pero un individuo de pronto recorrió un kilómetro hacia la montaña en menos de una semana, otro lo superó por 200 metros más hacia un campo de cultivo abierto, fue un muestreo de 10 meses, pues es lo que dura de vida los radios, además hubo falta de tiempo para corroborar los ciclos y saber qué es lo que sucedía.

Nosotros inferimos cuando sucede con las hembras, porque ellas necesitan espacios especiales para anidar, pero en este caso eran los machos quienes se estaban movimiento hacia un lugar, pero ¿Qué necesidad tenían para caminar tanto en tampoco tiempo en un lugar totalmente accidentado?, es un aspecto que fue relevante, muy pocas tortugas casquitos caminan eso, vamos a sacar este reporte por supuesto, pero va a quedar inconcluso, para esto necesitamos tres años, expuso el biólogo.

Mencionó que, la casquito por mucho tiempo fue ignorada, no solo porque no se trabajaba con ella, sino que los biólogos e ingenieros ambientales, siempre la han identificado de manera errónea, poniéndoles otros nombres científicos, a pesar de que, en el Valle Central de Chiapas solo hay una especie.

Trabajo en campo. Foto: Eduardo Reyes Grajales

Por ello, la incertidumbre que se tiene de estas poblaciones es que la mayoría de los reportes están mal, no es claro y no hay tanta apertura, acentuó que en los congresos que ha asistido y las notas que ha publicado en revistas internacionales, se percató que a todo el mundo le interesa esta especie menos a los chiapanecos, algo triste pero real.

Detalló que como toda casquito cumple un rol muy importante, es parte de la cadena alimenticia, reguladora de las poblaciones de invertebrados que pueden llegar a ser dañinos para el ser humano como los zancudos y las garrapatas, son dispersores de semillas, estas comen frutos y al defecarlas tiene mayor viabilidad de germinación.

Al mismo tiempo, la casquito cumple una función para los sistemas acuáticos, pues al enterrarse y darle movimiento a la tierra mueven todos los nutrientes que están en las bases de los ríos o fosas.

Con su especie hermano, la casquito de la península (Kinosternon creaseri) han observado que cuando las poblaciones abandonan los cuerpos de agua estas se secan, pero cuando permanecen casi todo el año tienen su ciclo y la composición es distinta, le da una dinámica más saludable al ecosistema.

Sumó que, la especie puede enterrarse 40 centímetros – el máximo que ha visto-, y una población saludable se conforma de 200 individuos que hacen esa actividad de manera sincronizada todos los días, “sin las tortugas ¿Quién las hará?.

Acerca del endemismo de la Kinosternon abaxillar, dijo que está restringida a la Depresión Central, una barrera geográfica lo suficiente fuerte para la existencia de muchos vertebrados endémicos y micro endémicos, asimismo, es en una región de las más alteradas por la agricultura y ahora por el comercio.

En ningún lado del mundo se salvan las especies el endemismo, la alteración del hábitat y el tráfico ilegal, nos pone a pensar a los biólogos que estudiamos estas particularidades ¿Cuál será el futuro?, este escenario no solo debe ser relevante para nosotros o las autoridades ambientales, tiene que ver con la identidad, lo que compone tu alrededor como ser vivo, mencionó el especialista.

Eduardo Reyes Grajales junto a John B. Iverson, en el Congreso Mundial de Tortugas. Foto: Eduardo Reyes Grajales

Reyes Grajales enfatizó que, detrás de este articulo hay bastante historia, a pesar de ser descriptivo, cuando tenía el 80% de sus muestreos se atrevió a escribirle a John B. Iverson, un referente mundial sobre las tortugas de agua dulce, no solo por su trabajo, sino por el apoyo que da a alumnos de todo el mundo, y ha orientado a decenas de generaciones de biólogos.

Me respondió y se sorprendió de que alguien trabajara con esta especie, le escribí por unos análisis, en mensajes a posteriori me comentó si estaba interesado en presentar mis avances en el Congreso Mundial de Tortugas que iba a ser en Howard, Texas, y ni siquiera había presentado mi protocolo en la universidad, la visa, el pasaporte, dinero, yo creo que a partir de aquí fue una cuestión dura, comentó el biólogo.

Al tener que realizar diversos trámites, debía ausentarse a algunas clases y muy pocos profesores de la universidad le dieron apertura, pero no fue un impedimento para asistir al congreso, todas esas personas que conoció en libros y artículos estaban reunidas ahí, con quienes pudo compartir y aprender muchas cosas.

Por ejemplo, hay un biólogo que se llama Jeffrey Lovich estuve platicando con él, fue muy bueno, conocí a John Iverson en persona, vine con nuevas amistades, con una nueva visión del avance la tesis, replantee algunas cosas, me puse de meta terminar esto de buena forma, no solo cumpliendo la tesis, sino darle continuidad y explorar otras áreas, telemetría, modelaje de nichos, estado de conservación, lo de los contaminantes, esto es lo que estaré publicando, dijo  Reyes Grajales.

Asimismo, se suma Rodrigo Macip Ríos, profesor e investigador la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Morelia, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con quien hizo una estancia científica y le ayudó en el análisis de datos y en la escritura.

Por último, se sumó Wilfredo Matamoros, su director de tesis, quien le ayudó en la consistencia a los análisis del documento y en revisiones, un proceso largo, pues tenían estipulado que la publicación se hiciera en 2020, pero fue pausado e incluso interrumpido debido al covid.

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