Urgen estrategias para el correcto aprovechamiento y protección de plantas ancestrales

Las cícadas son consideradas “fósiles vivientes” pertenecientes a un grupo de plantas con linaje antiguo de aproximadamente 250 millones de años y de gran importancia ecológica y evolutiva- Cortesía: ECOSUR.

*Las cícadas son un grupo de plantas semejantes a las palmas, aunque son más cercanas a los pinos y cipreses. Aparecieron por primera vez en la tierra hace unos 275 millones de años, se expandieron por todo el mundo y durante la época de los dinosaurios alcanzaron su máximo esplendor.


En México se encuentran tres géneros de cícadas: Ceratozamia, Dioon y Zamia, casi todas las especies están en riesgo de desaparecer y se encuentran bajo la protección de la NOM-059-SEMARNAT-2010, como de las convenidas en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) indicaron Ezequiel Alberto Cruz Campuzano y Miguel Ángel Pérez Farrera, investigadores del Instituto de Ciencias Biológicas* en su artículo “Las cícadas: estandartes de la flora chiapaneca en peligro de extinción”.

Al respecto, Chiapas alberga 22 especies de cícadas, 11 de estas crecen solo en la entidad. A su vez, México es el segundo lugar en el mundo en diversidad de esta planta con 63 de las 356 variedades reconocidas en el mundo. Sin embargo, Ceratozamia zoquorum, Ceratozamia becerrae y Zamia grijalvensis tienen una alta prioridad de conservación dado que sus poblaciones están en peligro de extinción a causa de factores como la transformación de su hábitat, deforestación, incendios forestales, recolecta y el comercio ilegal.

Las cícadas son un grupo de plantas que forma parte importante del patrimonio biológico de México; a su vez, constituyen un elemento expresivo de la diversidad étnica, dado que son empleadas en numerosos rituales. Foto: Lilí Martínez Domínguez y Fernando Nicolalde Morejón.

En consecuencia, el destino de dichas especies incide no solo en la biodiversidad del estado y en el equilibrio de los ecosistemas en donde se encuentra, sino en el patrimonio cultural y mantenimiento de las tradiciones. Por ejemplo, las hojas de las especies Dioon merolae conocida como espadaña o nimalari y Ceratozamia robusta o amendú, son recolectadas cada año para las festividades de Santa Cruz y La Candelaria, celebradas en Suchiapa y San Fernando.

Se ha demostrado que las poblaciones de espadaña, sujetas a la recolección extensiva de hojas se ven afectadas, pues en ellas la producción de conos y de plántulas es menor que en las poblaciones de plantas que no son visitadas, explicaron los especialistas.

De la misma manera, activistas religiosos no partidarios de las festividades, incendian los sitios de recolecta de estas poblaciones, lo que resulta una amenaza aún más grande y perjudicial que la misma recolección. Por ello, resaltaron la urgencia de estrategias para el correcto aprovechamiento y protección de estas plantas ancestrales.

En las localidades de Suchiapa, Terán , Villaflores y San José Terán, permanece una tradición poco conocida en México. La celebración de la Fiesta de la Santa Cruz el 3 de Mayo y la ofrenda de hojas de cícada Dion merolae o espadaña como se conoce localmente. Cortesía: Pronatura Sur

Los investigadores detallaron otro factor que influye en la conservación, el consumo de sus foliolos por larvas de mariposas del género Eumaeus, fenómeno reportado en numerosas ocasiones. Autores sugieren que las orugas prefieren los foliolos jóvenes, esto tiene implicaciones perjudiciales, pues estas utilizan todos sus recursos para reponer el follaje perdido e inhibiendo su crecimiento. También, propicia que utilicen toda su energía en producir conos, posibilitando la reproducción, pero impidiendo el desarrollo y que la planta produzca hojas nuevas, más efectivas para nutrirse. Por el contrario, si las larvas se alimentan de foliolos longevos, son considerados como agentes de poda artificial, así pasa a ser un beneficio mutuo. Es decir, las larvas obtienen alimento de foliolos menos productivos para la planta, promoviendo el crecimiento de nuevas hojas funcionales.

Específicamente para las cícadas chiapanecas, se ha registrado a la especie Eumeaus debora alimentándose de tres especies: C. alvarezii, C. robusta, C. matudae, C. norstogii, C. vovidesii, D. merolae y Zamia soconuscensis, detallaron los investigadores.

La conservación de las cícadas es una prioridad nacional e internacional para la investigación biológica. Representan un grupo transicional entre las plantas más antiguas con semillas y las angiospermas (plantas con flores). Como la mayoría están bajo alguna categoría de protección ante la IUCN y las leyes mexicanas, se han implementado diversas estrategias para hacer frente a las amenazas que las aquejan.

Los especialistas compartieron una de ellas, la conservación a través del establecimiento de viveros in situ -en el lugar donde crecen estas plantas-, podría ser una alternativa eficaz para frenar su colecta y tráfico ilegal. De igual manera, han planteado un programa de pago por servicios ambientales específico para la conservación de cícadas, consiste en apoyar de manera económica a los poseedores de estas poblaciones para su conservación a largo plazo, mediante la realización de diversas actividades de manejo de las poblaciones naturales.

Actualmente este programa está siendo aplicado de forma piloto con las especies Ceratozamia norstogii y Ceratozamia alvarezii, y podría llegar a representar una buena estrategia de conservación de las poblaciones de cícadas a largo plazo, concluyeron los especialistas.

¿Cómo se ve una cícada?

350 especies de cícadas son conocidas en el ámbito mundial, las cuales se encuentran distribuidas entre los trópicos y subtrópicos. México posee 17% de la diversidad, por lo que ocupa el segundo lugar, únicamente, después de Australia. Cortesía: Conacyt

Las hojas de las cícadas son las que le dan ese aspecto de palma y se conocen como “compuestas” ya que cada hoja se compone de foliolos u hojas más pequeñas, estas se unen a un eje central. Ahora bien, al igual que los pinos y cipreses son gimnospermas, es decir, no producen flores ni frutos verdaderos. En su lugar producen conos como los pinos, para resguardar sus semillas.

Tienen un cono femenino y otro masculino, el primero siempre de mayor tamaño que el segundo. Estos presentan hojas modificadas y endurecidas, conocidas como esporófilas, importantes para diferenciar entre los géneros y especies de cícadas, además ayudan a saber el sexo de la planta, pues aquellas más grandes son propias de un cono femenino y las pequeñas de uno masculino.

No obstante, a diferencia de los pinos y cipreses, las cícadas no poseen ambos conos en una misma planta. Algunas tienen un tallo pequeño o incluso subterráneo, lo que les da una apariencia arbustiva, mientras que otras pueden tener uno grande y expuesto, con aspecto arborescente, sin embargo, siempre van a mantener en el tallo escamas de un aspecto triangular o rómbico.

Plaga exótica amenaza

Las cícadas son un grupo de plantas vivientes con semilla más primitivas que se conoce. Cortesía: INECOL

Rebeca González Gómez, investigadora del departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) realizó una investigación sobre el manejo de la plaga exótica “escama de las cícadas” (Aulacaspis yasumatsui). Representa una amenaza para la biodiversidad en el país, Chiapas cuenta con el mayor número de especies, seguido de Oaxaca y Veracruz.

La plaga, son insectos herbívoros que tienen forma de escamas y desde su descubrimiento en Asia en 1977 ha invadido otras regiones hasta llegar al continente americano en 1996, se detectó por primera vez en Florida en el Jardín Botánico Montgomery, donde se encuentran ejemplares de cícadas mexicanas y que fueron afectadas.

A. yasumatsuies de origen asiático en específico de Tailandia, ha sido introducida a otros lugares por la acción antropogénica -movilización que el ser humano hace-, a través de semillas o por plantas infestadas. La invasión de esta plaga, amenaza con la extinción de cícadas endémicas, como lo es el caso de Cycas micronesicaCycas taitungensis.

Esta plaga ataca solo a las cícadas y para su correcta identificación se realizan montajes permanentes de los especímenes para ver sus estructuras distintivas. Sin embargo, en campo se puede identificar por el color rojo de su cuerpo que lo diferencia de otras escamas que son amarillas, explicó la investigadora.

La plaga se alimenta del tejido celular e inyecta toxinas mediante su saliva, absorbe todos sus nutrientes y provoca una clorosis, la cual con el paso del tiempo hace que la hoja se seque y al cabo de unos meses la planta muera.

En México su detección tiene aproximadamente un año, en la región del Soconusco, Chiapas.  Esta plaga exótica es de clima tropical con poca tolerancia al frío, lo que significa que esta región es idónea para su desarrollo, por tal motivo es muy importante que se siga haciendo investigaciones sobre esta plaga, sobre todo de su manejo, indicó González Gómez.

*Perteneciente a la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).

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