Descendientes de los “vencedores del desierto” claman por lluvias en misa por la sequía

Descendientes de los “vencedores del desierto” claman por lluvias en misa por la sequía
Foto: Raíchali
*Esta nota fue realizada por Raíchali, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Parte de la comunidad pudo hacer esta misa en una área del parque conocido como El Tigre, donde regularmente los niveles del agua no les permitirían tener sillas, mesas, automóviles y demás. Pero hoy si pueden hacerlo y realizar la eucaristía para pedir lluvias para la zona.
Texto y fotografías de Jaime Armendáriz / Raíchali
San Francisco de Conchos, Chihuahua – “El agua representa para nosotros, no solamente un recurso de trabajo, sino la misma estabilidad de vida en familia”, fueron las palabras que escucharon decenas de pobladores de los municipios de Camargo y San Francisco de Conchos durante una misa realizada el pasado viernes 16 de mayo en esta parte del Río Conchos, que hoy se encuentra sin agua.
El río como tal, si bien no está seco, está en niveles por debajo a los acostumbrados en la región y por ende, varios espacios en los que desemboca están carentes de agua. Por eso es que parte de la comunidad pudo hacer esta misa en una área del parque conocido como El Tigre, donde regularmente los niveles del agua no les permitirían tener sillas, mesas, automóviles y demás. Pero hoy si pueden hacerlo y asistir a la eucaristía para pedir lluvias para la zona.
Esta no es la primera ni única ceremonia religiosa que han tenido en la temporada. Anteriormente ya habían realizado otras para levantar la súplica al cielo y urgir por agua. La petición es constante y la preocupación también.
El haberla realizado el 16 de mayo obedeció a que ese fin de semana se festejó a San Isidro Labrador, patrono de las personas agricultoras.
Previo a iniciar la ceremonia, una parte de las personas asistentes realizaron una caravana de 25 kilómetros en automóvil desde la cabecera municipal de Camargo hasta el parque El Tigre. Otra parte llegó en cabalgata de 8 kilómetros, desde la entrada a la cabecera municipal de San Francisco de Conchos hasta el lugar de la misa. Todo en la carretera Camargo – La Boquilla.
“Las circunstancias de sequía traen preocupación y hasta desánimo en nuestra fe. Se eleva el miedo y hasta genera división. La falta y escasez del agua nos ha traído aquí, que hemos caminado con la mirada puesta en Dios”, manifestó uno de los párrocos.
La misa fue dirigida por los sacerdotes Carlos Barrio Reza, Raymundo Pacheco, Marlon Ramírez, Marco Estrada, y Horacio Quiñónez, todos pertenecientes a parroquias de ciudad Camargo, Conchos y en específico de La Boquilla.
En las palabras que dieron a los feligreses, los párrocos hicieron énfasis en que los ancestros de esas tierras, llamados “Vencedores del desierto” vivieron condiciones semejantes o de mayor preocupación de sequía, “pero siempre tuvieron la fe, que se traduce en oración confiada”, expresaron.
“Orar no es sólo para pedir por la lluvia, sino para descubrir que es lo que Dios nos pide en medio de la sequía. Hay que saber contemplar el estado que guarda la tierra, los ríos y nuestra naturaleza”, les plantearon.
La misa fue acompañada por el coro del Perpetuo Socorro, de La Boquilla, que entonó una canción llamada “Que venga la lluvia”, en la que piden precipitaciones para abatir la crisis actual.






Una lucha añeja por el agua
Los problemas de desabasto de agua para la agricultura y ganadería en la región no son sólo por la falta de lluvias, sino por otros factores como el aumento desmedido de campos nogaleros sin tecnificación de riego, y el aumento de espacios para sembrar con una misma cantidad de agua.
Varios de los asistentes a la misa del 16 de mayo hablaron para Raíchali, pero solicitaron reservar sus datos debido al conflicto que se mantiene entre propios habitantes de la zona por el control del agua.
Uno de los testimonios establece que la presa La Boquilla nació a principios del siglo pasado con la idea de cubrir cierta cantidad de hectáreas de cultivos. Sin embargo, con el paso de los años, la cantidad de tierras sembradas creció exponencialmente y por ende la misma presa comenzó a ser insuficiente.
Aunado a eso, hubo una proliferación de campos nogaleros para la producción de nuez, sembradíos que consumen grandes cantidades de agua.
El bajo nivel que hoy tiene la presa La Boquilla, alrededor del 16 por ciento, según las mediciones de Conagua y la propia medición física de la presa, a la que tuvo acceso Raíchali, llevan a que las compuertas se mantengan cerradas para esperar que el ciclo de lluvias aumente el nivel de ese cuerpo de agua, y poder utilizarla para la siembra del año.
Sin embargo, el otro factor que les preocupa a los pobladores, es que México debe cumplir con el pago de agua a Estados Unidos por un tratado firmado entre ambas naciones en 1944, que obliga a México a enviar agua cada 5 años al país vecino.
“¿De dónde quieren pagar esa agua? Aquí debemos garantizar primero el abasto local antes de dejar correr el agua a otros lugares”, enfatizó una de las personas entrevistadas por este medio de comunicación.

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