La defensa del lago trae vida nueva a Texcoco

La famosa X donde se proyectó construir un aeropuerto sobre el lago de Texcoco, se va llenando de agua otra vez. Hay 3 millones de metros cúbicos solo en esta zona. 10 de Julio 2025. Foto: Duilio Rodríguez
*Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de Territorial Alianza de Medios. Aquí puedes consultar su publicación.
A Texcoco no solo regresará el lago, como lo asguran integrantes del Frente de Pueblos en Defensa del la Tierra y el Territorio; también regresará la vida que ha hecho florecer una lucha de más de 20 años por proteger el último espacio del gran lago que dio orgien a lo que hoy llamamos la Ciudad de México
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Duilio Rodríguez
ATENCO, ESTADO DE MÉXICO.- “Aquí vemos lo que existe, lo que sigue existiendo y lo que la naturaleza misma pelea por seguir recuperando: Su territorio, su espacio” Asegura Arturo González Cando, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Territorio, a su alrededor se extiende una lagunilla de miles de millones de litros de agua.
Habla desde la ‘equis’ del cancelado Nuevo Aeropuerto Internacional de México, o el NAIM. Esa obra cancelada que, según dice Arturo, lloran los expresidentes Peña Nieto, Calderón y Fox, todos sus exsecretarios de comunicaciones y transportes, que lamentan sus “trágicas pérdidas y megainversiones”.
Este jueves 10 de julio de 2025, el Frente de Pueblos en Defensa de la tierra y el Territorio, la organización campesina que desde hace más de 20 años ha defendido estas tierras, lagos y humedales en contra del avance urbano y de megaproyectos como el aeropuerto.
Hace apenas unos días, el 3 de julio, en redes sociales circuló una imagen en la que se mostraba la dichos “equis” y los terrenos aledaños completamente bajo las aguas del antiguo Gran Lago de Texcoco que reclama una fracción del ecosistema que vio florecer a la antigua Tenochtitlán y que hoy da hogar a la metrópoli más poblada del país.
A pesar de que la imagen difundida es falsa, desarrollada por medio de alguna Inteligencia Artificial, Arturo González Cando asegura que vaticina algo que sucederá tarde o temprano: “El agua y los pueblos estamos borrando y vamos a borrar todo rastro del megaproyecto del aeropuerto y esperemos que en un año, máximo dos, no va a volver a verse la ‘equis’”
De las aguas que lo rodean, que en sus partes más someras alcanzan cuatro metros de profundidad y hasta ocho en las partes más profundas, asoman unos pequeños muros serpenteantes; los cimientos de los muros que darían forma al edificio terminal del aeropuerto.
Una lucha con relevo generacional
El corazón del movimiento que ha defendido el lago, y que con ello ha asegurado la viabilidad hídrica de millones de habitantes del oriente del Valle de México, son los campesinos. miembros del Frente, que desde hace 20 años lucharon por la defensa de estas tierras y que hoy siguen luchando por ello.
“La identidad de nuestros pueblos hizo reaccionar una rebeldía que tenía como argumento el respeto que se debe de tener no solo a este lugar por su naturaleza y el servicio que da ambientalmente, sino el respeto a las comunidades, las cuales fueron denostadas las cuales fueron eh ignoradas”, comenta Ignacio del Valle.
Del Valle, que hoy muestra una piel con arrugas, envejecidas por la lucha, es uno de los veteranos del Frente, quien hace 15 años salió de la cárcel, después de haber sido detenido injustamente por el gobierno del entonces gobernador Peña Nieto durante las manifestaciones en contra de uno de los dos intentos de construcción de este aeropuerto
“Hoy estamos en la cosecha de lo que nuestros abuelos sembraron en nuestra mente: Que la identidad y el territorio es herencia de lo que ellos nos dejaron”, asegura al recordar la lucha revolucionaria de Emiliano Zapata, de los que abrevó esta lucha.

Arturo González Cando, mucho más jóven, quien se levanta un lado de Ignacio del Valle, es parte del relevo generacional de quienes iniciaron la defensa de este territorio. Estos luchadores sociales, junto con muchos otros iniciaron el proyecto Manos a la Cuenca, una iniciativa que busca restaurar no solo el lago sobre el aeropuerto abandonado, sino los 9 ríos que lo alimentan.
Desarrollo ¿para quién?
Hoy, la recuperación del lago de Texcoco no solo guarda la esperanza para dotar de agua en el futuro a miles de personas. También limita el megadesarrollo inmobiliario de hoteles, aviones, restaurantes, cadenas comerciales, hospedajes tipo Airbnb que hoy castiga a la capital del país bajo un fenómeno llamado gentrificación.
El verdadero negocio detrás de la construcción del aeropuerto, no era el aeropuerto en sí mismo, sino el desarrollo inmobiliario que habría conllevado, arrastrando con él las formas de vida que hoy cuidan el lago. Un desarrollo que buscaba desplazar a los campesinos de este territorio.
En noviembre de 2021, Tula fue testigo de ello, al quedar inundado, pues las obras de construcción del aeropuerto implicaron deshabilitaron todo el sistema de emergencias de desfogue de agua para que la Ciudad de México no se inundara. Dicho sistema era capaz de gestionar 5 millones de metros cúbicos de agua, pero que por la construcción quedó reducida a 150 mil. En ese entonces, 17 personas murieron en Tula por mandar a esa ciudad el agua que le sobraba a la ciudad y que no podía ser almacenada en Texcoco.
Vida en el lago, vida para todos
“Tener almacenada esta agua aquí, en el lago de Texcoco, le permite ser un pulmón y un filtro para la Ciudad de México en materia de agua”, explica Arturo Gonzpalez Cando. “El proyecto hidráulico que construimos para el agua de Texcoco permite recuperar los cuerpos de agua y la construcción de megahumedales para poder sanear y entregar agua de servicio para la Ciudad de México”.
Precisamente, entre los planes hídricos de la presidencia de Claudia Sheinbaum plantean sanear varios ríos, entre ellos el río Tula, cuya recuperación, aseguran los miembros del frente, debería empezar en Texcoco, desde donde se mandan miles de litros de agua diariamente a ese río.
“Lo que buscamos con la presidenta Claudia Sheinbaum, es que se nos permita al continuar los trabajos para lograr hacer más cuerpos de agua limpia”, asegura González Cando.

Una defensa que no descansa
La batalla más dura porque el lago de Texcoco no se extinga parece haber pasado, sin embargo, aún hay pendientes, como la remediación ambiental por los efectos negativos que dejaron más de 200 minas a cielo abierto que redujeron a tajos vacíos decenas de cerros de la región para extraer de ellos 55 millones de metros cúbicos de tezontle que se usó para emparejar el terreno donde se construía el aeropuerto y poder construir sus pistas de aterrizaje. El material que se extrajo es equivalente a llenar de tezontle el Estadio Azteca 30 veces.
“Hoy esos tajos siguen siendo socavones, siguen siendo hoyos, que nadie se ha hecho responsable de sanear. Esos cráteres que dañaron y siguen dañando nuestro territorio”, asegura Arturo Cando.
Hoy, los habitantes de estas zonas esperan que estas minas ya no sigan operando, más allá de que se les aplique una sanción, A pesar de que ya existen denuncias en su contra, los integrantes del frente aseguran que su operación está ligada a grupos de la delincuencia que, si son sometidos a un proceso legal podrían, podrían tomar represalias en contra de quienes defienden el territorio.

Además, los intereses inmobiliarios que buscan urbanizar estas zonas aún se mantienen por parte de actores como la Unión de Sindicatos y Organizaciones Nacionales, USON, o por el llamado Sindicato Libertad, que han estado involucrados en diferentes juicios por invasión de tierras federales, despojo y otro tipo de delitos asociados con el crecimiento descontrolado expansión urbana al oriente del Estado de México.
Estos grupos han sido identificados tanto por pobladores como medios de información y en procesos judiciales. Sus procesos de venta y lotificación de espacios de áreas naturales se han desarrollado en territorios que van desde Los Reyes la Paz, la Sierra de Guadalupe y la zona conocida como El Salado, cercana a Atenco.
Sus acciones de lotificación últimamente se han vinculado a la disposición de residuos tóxicos y peligrosos en ejidos y tierras de cultivo dentro del Área Natural Protegida del lago de Texcoco

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