Crónica | Tlalcuapan cumplió su promesa de justicia para Saúl Rosales

*Este trabajo fue publicado originalmente en Escenario Tlaxcala que forma parte de Territorial Alianza de Medios. Aquí puedes consultar su publicación.


Eran las 7:09 de la tarde del 4 de septiembre del 2025. Bajo la lluvia, entre gritos de algarabía del pueblo de Tlalcuapan y con la frente en alto, Saúl Rosales salió del CERESO de Tlaxcala después de haber pasado tres años privado de su libertad, acusado de un crimen que no cometió.

Conmovido y cubriéndose el rostro ante la sorpresa de reencontrarse con su comunidad -esas personas que jamás dudaron de su inocencia y que, desde el 14 de julio de 2022, lucharon sin descanso por su libertad- avanzó hacia Tlalcuapan, el pueblo que lo vio nacer y que le enseñó a amar a la Malinche.

Aunque su historia a partir de ese momento se escribe con otra mirada, para su pueblo queda prohibido olvidar lo que Jacob Rosales, su hermano, mencionó horas antes: En Tlaxcala, no existe la justicia. Al menos no de parte del Gobierno, porque para la comunidad de Tlalcuapan sí, y cumplieron la promesa que Berta Rosete -esposa de Raymundo Cahuantzi, también preso por los mismos hechos – le hizo a la señora Alicia Meléndez, esposa de Saúl Rosales, el pasado 1º de marzo de 2024, cuando Saúl fue condenado a 20 años de prisión.

Ese día, con firmeza, Berta le dijo: “Lo vamos a sacar”. Y cumplieron.

El día del juicio final: Saúl Rosales fue absuelto

Llegó el 4 de septiembre de 2025, el Segundo Tribunal Colegiado del 28/o. Circuito Judicial, conformado por los magistrados Francisco Ballesteros González, José Luis Moya Flores y Alejandro Bernal Valdez, tenía en sus manos la posibilidad de cambiar la historia de Saúl Rosales, de su familia y de su comunidad.

Había pasado un mes desde que inició una campaña ciudadana para que el Poder Judicial Federal revisara su caso pues las elecciones recientes habían encendido alarmas de atrasar los procesos judiciales de personas privadas de la libertad como Don Saúl y urgía una resolución antes de que los magistrados fueran relevados de su cargo. Contra el reloj, y ante la presión social, se comprometió la fecha.

El punto de reunión fue a las 10:00 de la mañana en el Asta Bandera. Como en las manifestaciones de hace tres años, la consigna era clara: Libertad para el compañero Saúl Rosales, defensor del bosque. Cuatro patrullas rodeaban la zona para garantizar el paso de la marcha. Aunque la presencia policial generaba temor debido a la represión, acoso y violencia de manifestaciones anteriores, esta vez la situación era distinta, parecía ya el indicio de que las cosas empezaban a cambiar.

Personas de comunidades como Muñoztla, Tetlanohcan, Calpulalpan, San Pablo del Monte, la Magdalena, estuvieron ahí. 

Con el banderazo de inicio, dado por la voz de Jacobo Rosales, comenzó el recorrido. Esta vez, los gritos sonaban distinto. Había un halo de esperanza en el aire. Aunque la incertidumbre seguía presente, era la esperanza la que marcaba el paso de la marcha.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Cristihan Martínez / Nierika Images

Al frente iban Alicia Meléndez y Berta Rosete. Esposas, amigas, cómplices, abogadas y activistas, todo eso se volvieron tras la aprehensión de sus esposos. Fueron, también, quienes más resintieron su ausencia.

A lo largo del camino, desde el Asta Bandera hasta el Zócalo de Tlaxcala, la gente salía a mirar. Y cada vez que alguien se asomaba, la consigna respondía con fuerza: La gente mirando, también está luchando.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Cristihan Martínez / Nierika Images

Así, con un aproximado de cien personas, a las 10:55 de la mañana llegaron frente al Palacio de Justicia. Jacobo Rosales señaló que ese era el lugar donde, en numerosas ocasiones, esperaron una respuesta favorable para Saúl Rosales. Pero nunca llegó.

También denunció el indolente actuar del Gobierno de Tlaxcala, representado por Lorena Cuéllar, quien nunca les abrió la puerta para recibirlos, a pesar de que, cuando estaba en campaña, la comunidad de Tlalcuapan le “ofreció una comida” en señal de apoyo.

Eran las 11:15 de la mañana. Todos guardaron silencio. Era el momento de escuchar el veredicto en el caso de Saúl Rosales.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

A través de la bocina instalada en la camioneta que ha acompañado tantas marchas, comenzó la transmisión. El Segundo Tribunal Colegiado iniciaba la lectura. Primero habló el magistrado Francisco Ballesteros, quien abrió la discusión del caso. Luego intervino el magistrado José Luis Moya. Finalmente, cerró el turno el magistrado Alejandro Bernal.

Todos los presentes escuchaban con atención. Cada palabra era esperada con el corazón en la mano y la esperanza empezó a vibrar cuando el magistrado Alejandro Bernal mencionó:

“No puede condenarse sin pruebas fehacientes, eso es una regla constitucional y procesal. La Constitución Federal en su artículo 20 es muy clara. El juez sólo condenará cuando exista plena convicción de culpabilidad del procesado”

Aunque los magistrados lamentaron los hechos ocurridos el 15 de abril de 2022, también reafirmaron su compromiso en que los procesos penales tuvieran rigurosidad con base en la Constitución. Y fue así que a las 11:46 de la mañana, tras no encontrar pruebas suficientes y por unanimidad, ordenaron la liberación de Saúl Rosales.

El audio continuaba, mientras Alicia Rosales abrazaba a Emanuel, hijo de Saúl Rosales y de ella. Por primera vez, el llanto de Alicia no era de dolor, era de alegría. Después de tres años, Saúl iba a regresar a su casa. Gritos de emoción, abrazos, llanto y sonrisas fueron el fondo de ese veredicto que se escuchaba en la Plaza Constitución.

Para Jacobo Rosales, finalmente se había hecho justicia. Lamentó que fueran necesarios tres años de ausencia y dolor para llegar a este punto, pero reconoció que la justicia llegó, no por parte del Estado de Tlaxcala, sino gracias al Poder Judicial Federal.

Con la voz entre cortada, la señora Alicia Melendez agradeció a los más de 120 colectivos que, a nivel local, nacional e internacional, se sumaron a la lucha. Pero, sobre todo, reconocieron el acompañamiento del licenciado Neftalí Pérez y de todo el equipo del Centro Prodh. Aseguraron que, sin su asesoría legal, compromiso y empatía, la justicia no habría llegado a Tlalcuapan.

Entre risas y una alegría que no se había visto en ninguna de las marchas anteriores, llegó el momento que tanto esperaban. Se escuchó con fuerza: “¡Saúl, ya vamos por ti!”

Por primera vez, la mirada de doña Alicia Meléndez no era de tristeza. En su rostro se dibujaba una calma que no había tenido en tres años. Así, la caravana emprendió el camino hacia el CERESO de Tlaxcala. La exigencia ya no era que las autoridades liberaran a su compañero Saúl Rosales. Ahora, la urgencia era otra: caminar más rápido, llegar cuanto antes. Por primera vez, la caravana no marchaba para pedir justicia, sino para recibirla. Iban por su compañero de lucha. Así subieron la calle principal, La Independencia, generando un tráfico que esta vez no pesaba.

A las 12:35 del día, medios de comunicación y pobladores habían llegado a la puerta del CERESO de Tlaxcala. Los muros color crema y la caseta de vigilancia evocaban inevitablemente aquel 19 de julio de 2022, cuando los mismos que hoy se congregaban en el mismo espacio fueron recibidos por una malla de granaderos para intimidarlos. Esta vez, sin embargo, llegaron en paz, y con algo que nunca les pudieron arrebatar: la dignidad.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

Entre las voces se escuchaba “por fin se nos hizo justicia”, “nuestro compañero ya va a regresar al pueblo”; pero hubo uno en particular:

“esto demuestra claramente que fue una criminalización por la defensa de la Malinche, está comprobado, no había razón para encarcelar a Saúl Rosales».

La señora Alicia ingresó al Penal de Tlaxcala junto a Jacobo Rosales, dijeron que a más tardar a las 3 de la tarde Saúl cruzaría la puerta, pero no fue así. Era horario de visita, y cada vez que se abría la puerta, la gente esperaba ver a Saúl. Los minutos se volvieron horas interminables. «Si ya esperamos tres años, qué mas da esperar otras horas más», se escuchaba decir. El oficio de salida de Saúl Rosales llegó a las 4:30 pm. Según decían «en media hora ya sale», esa media hora se tradujo en tres horas más. Llegó la lluvia y la comunidad recordó la insignia: «Con Sol, con lluvia o frío, Saúl, el pueblo está contigo.»

La espera infinita, esa que parece y es otro castigo por parte de las instituciones a través de la llamada burocracia, terminó a las 7:06 de la tarde. El guardia encargado de la puerta dijo: Ya viene, ya pasó a revisión médica y ya está firmando.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Escenario Tlaxcala

En cuestión de segundos, salió Saúl Rosales, en medio de flashes, cámaras alrededor y apretones, se subió a una camioneta: Se dirigía a su tierra, a Tlalcuapan.

El camino duró veintinueve minutos, los claxons de los carros empezaron a sonar. A la entrada, la gente ya lo esperaba a fuera de sus casas, lo saludaban de lejos mientras continuaba su camino. A las 7:42 llegó al entronque de «El Cristo Rey», ahí bajó de la camioneta, había más de ochenta personas esperándolo, Saúl bajó del carro y sus primeras palabras fueron: Muchas gracias a todos. Mientras sostenía un ramo de girasoles en las manos.

Entre abrazos, llegó el mariachi cantando «Negrita de mis pesares» y empezaron el camino hacia la Iglesia de San Pedro Tlalcuapan. Se sentía el ambiente de fiesta y alegría. Dos hombres lo sostuvieron de los hombros, para llevarlo, para encaminarlo. Al llegar, sonaron las campanas y empezaron a tronar cohetes, sí, su tiaxca estaba de regreso.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

Un reportero lo alcanzó y preguntó: ¿Cómo se siente? A lo que respondió: Muy contento, no hay palabras. Pero primero, a darle las gracias a San Pedrito.

Se quitó la gorra y entró al templo, junto a su madre, esposa e hijo. Ahí estaba, frente a San Pedro, mirándolo fijamente. Luego se hincó y dio gracias.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

Llegó el padre Aaron Julio Cahuantzi Bello, quien también es de la comunidad y que un día antes ofició una misa para pedir su liberación.

La gente guardó silencio y Saúl tomó el micrófono. Entre admiración y nostalgia, mencionó que no esperaba que lo liberaran ese día, porque no quería ilusionarse una vez más.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

En su boca no cabían los agradecimientos a su comunidad. No imaginaba todo lo que había provocado su detención.

«Para mí, eso fue energía, mi motivación para soportar. Tras esas rejas estaban sus palabras, sus apoyos, todo lo bueno que me deseaban y agradezco por las oraciones que hicieron. Aprendí a valorar la amistad.»

Al finalizar, invitó a la gente a su casa, ahí estaba Raymundo Cahuantzi con quien compartió prisión por un año siete meses, ambos acusados por el mismo delito. Se abrazaron.

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

La gente de otras comunidades se acercó a abrazarlo y a felicitarlo porque «se hizo justicia». Ahí se enteró que su caso movió a más de 120 colectivos, se hizo un podcast contando la historia del Colectivo de Saneamiento y Restauración de la Malintzi, al que pertenecía; que había una obra de teatro contando la historia de defensa de la Malinche, que habían realizado murales con su rostro. Cosas que nunca se imaginó que iban a suceder tras su encarcelamiento.

Saúl agradeció a Alicia, su esposa, por haber sido ese sostén en todo el proceso que estuvo privado de su libertad. A las 9:25 de la noche el Mariachi volvió a sonar, y por primera vez en tres años, bailó con Alicia la canción «Caminos de Michoacán».

Crónica: Se cumplió la promesa de justicia a Saúl Rosales
Imagen: Paola Torres / Escenario Tlaxcala

Saúl hoy está libre.

La comunidad está completa y se cumplió la promesa de la justicia.

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