Generación Z: la batalla por las calles

*Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de Territorial Alianza de Medios. Aquí puedes consultar su publicación.
Dos marchas de una generación marcada por el abandono político se siembran en las calles de todo México. Una discusión que pone sobre la mesa la necesidad de la juventud por incursionar en las discusiones del país: mientras a un grupo se busca copar, otro se organiza y dice: «¡Fuera, fachos!»
Texto y fotos: Camilo Ocampo
CIUDAD DE MÉXICO. – En diferentes estados del país —como Michoacán, Puebla, Guerrero, Sinaloa, Ciudad de México y Veracruz, por mencionar solo algunos—, de norte a sur, la juventud ha comenzado a organizarse en dos movimientos distintos bajo una misma bandera: la Generación Z. Se trata de personas nacidas entre 1997 y 2012, en medio de un mundo que gira alrededor del internet masificado.
Por un lado, desde el 15 de octubre comenzó a circular en TikTok, Instagram y Facebook un video creado con inteligencia artificial en el que se anuncia una efervescencia generacional utópica nunca antes vista, capaz incluso de derrocar al gobierno de Claudia Sheinbaum. Nadie sabe quién convoca ni hay un dirigente; no se definen como de izquierda ni de derecha, aunque algunas huellas del pasado podrían indicar que todo está relacionado con la oposición.
Por otro, los movimientos que en su mayoría agrupan a jóvenes de la Generación Z —y que se han estado organizando desde antes de que la opinión pública los colocara en el centro de la discusión—, como el Frente por las 40 Horas, las luchas estudiantiles, las colectivas contra la gentrificación y por la vivienda digna, decidieron apropiarse del movimiento bajo la consigna: «Una Marcha Nacional contra la violencia y el oportunismo neoliberal», que partió desde el Ángel de la Independencia este sábado 8 de noviembre con rumbo al Zócalo.
¿Es la Generación Z la que marchará este 15 de noviembre?
A partir de las elecciones presidenciales del año pasado, los partidos políticos se dieron cuenta de algo: quien tenga el voto de los jóvenes tiene asegurada una base política fuerte. Y es que, en cifras del 2024, según el Registro Federal de Electores, 15 millones de jóvenes entre los 17 y 29 años salieron por primera vez a las urnas; el 15.8 por ciento de 95.8 millones de personas registradas en el padrón electoral el año pasado.
Desde entonces, los partidos políticos han buscado por todos los medios encajar con la «chaviza», ya sea con videos como los de Marcelo Ebrard haciendo de la política un «trend», o los priistas izando, ahora, una bandera Jolly Roger de One Piece, que representa la lucha contra un gobierno mundial y autoritario.
Sin embargo, este movimiento que explota las brechas y demandas genuinas que hay entre la juventud no es impulsado desde ese grupo etario del que tanto se habla. Basta con sumergirse en sus redes sociales: las cuentas con las que interactúan están vinculadas a la campaña de Xóchitl Gálvez, a movimientos como «el INE no se toca» o contra la reforma al poder judicial, encabezados por opositores al gobierno actual.
Influencers ligados a partidos políticos, como el youtuber «Soy Mirrey», que desde su cuenta ha llamado a salir a las calles este 15 de noviembre, pero que además ha grabado contenido político con personajes como Alessandra Rojo de la Vega.
Otros influencers como «Leo y Nacho», conductores del podcast de temática conservadora, han salido a invitar a jóvenes para derrocar a lo que ellos llaman «una dictadura progresista-globalista» en México.
Incluso Miguel Samaniego, el hijo de la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez, ha compartido en sus redes la convocatoria a la manifestación.
Su consigna es «exponer la corrupción con firmeza, movilizarse con inteligencia en puntos estratégicos y crear alianzas tácticas que transformen el hartazgo social en acción colectiva», y agregan que no buscan el poder, sino «abrir el camino para que personas verdaderamente preparadas, éticas y sin vínculos partidistas lleguen a él mediante procesos transparentes y elecciones limpias».
Incluso uno de los primeros organizadores, Iván —»El Mero Perro» en redes sociales— anunció en un video su separación del movimiento, argumentando que la derecha lo había copado y que este había perdido legitimidad.
La otra Generación Z

Mientras un movimiento de derecha se gesta en redes sociales, otro grupo sale a las calles a decir: «Este movimiento es nuestro».
Para ellos, alzar la bandera del «sombrero de paja» tiene un significado reflejado en la organización.
Han estado activos durante las marchas contra la gentrificación, por la defensa del territorio, por las 40 horas, en la lucha por los comedores subsidiados y demás frentes anticapitalistas y antifascistas.
Bajo ese ideal, un centenar de jóvenes salieron a las calles en diversos puntos para apropiarse del movimiento que el conservadurismo copó.
En la capital, uno de esos jóvenes, de nombre Sebastián Chávez, quien porta una bandera de One Piece y grita consignas, asegura en entrevista para este medio:
«Como jóvenes es triste ver que gente de nuestra edad está cayendo en propaganda. Estamos en contra de que se instrumentalice la protesta para colocar a gente de derecha en el poder, creo que no podemos permitirlo».
Mientras la marcha avanza, la policía custodia al contingente.
En uno de los puntos donde descansan, una mujer joven habla desde un altavoz:
«Este es un mensaje a Salinas Pliego: jamás van a poder acaparar la rabia que tenemos como jóvenes, nunca les haremos ese favor. Por eso vamos con rumbo al Zócalo, para decirles que este movimiento no se vende ni se corrompe y es contra ellos, contra el capital, contra la derecha y contra el neoliberalismo, que no confundan las cosas».
El caso de Argentina
Durante las elecciones presidenciales en Argentina, el voto de los jóvenes fue decisivo para llevar a Milei al poder. Según el padrón electoral de Argentina, los jóvenes de entre 16 y 25 años representaron el 22%, casi 8 millones de personas, sobre 36 millones de votantes.
El periodista Ignacio Alvarado Álvarez afirma que Milei acaparó el voto de los menores de 25 años, un segmento que las encuestas no captaron de manera puntual, lo que volvió impredecible su triunfo por 11 puntos sobre Massa.
Alvarado Álvarez refiere que este sector fue clave porque se trata de un segmento poblacional que sufre los peores efectos de la crisis económica.
«Sí, la República estaba rota, con altas crestas de pobreza, indigencia y crimen, pero sobre todo con una población predominantemente joven en desamparo total. Una clave que, o no se supo leer o fue deliberadamente menospreciada en su alcance plebiscitario», indicó.
Las plataformas digitales también jugaron un papel determinante. Milei supo capitalizar el poder de las redes sociales para conectar con el electorado joven, en contraste con los métodos tradicionales de campaña.
«Por la vía tradicional, mediante spots publicitarios, hubiera sido imposible que Milei llegara a esos jóvenes», comentó Alvarado Álvarez.







No comments yet.