Diana Manzo
Xadani, Oax.- En el patio de su casa, en este municipio zapoteca ubicado en el Istmo de Tehuantepec, Noriel Matus Sánchez, artesano de la joyería de filigrana que usan las mujeres de esta región oaxaqueña, creó un taller para enseñar a jóvenes a continuar con este oficio artesanal.
La joyería es parte del legado cultural, así se reconoce internacionalmente, pues los aretes, pulseras, lazos y demás prendas de joyería de oro y filigrana que las mujeres portan son accesorios básicos de los trajes típicos -enagua y huipil- que da y reafirma la identidad a las mujeres zapotecas.
El maestro joyero de 32 años de edad explica que actualmente la llegada de la joyería china les ha afectado considerablemente a sus ventas, entonces para resistir pensó que compartiendo su conocimiento con los jóvenes ayudaría a mantener vivo este arte.
Noriel Matus comenzó hace 20 años a realizar la joyería tradicional, pero ha observado que cada vez son menos las personas dedicadas a este oficio.
“Veo que por lo barato que está, la gente prefiere la joyería china, entonces pensé en que era importante seguir e impulsar, que se siga haciendo la joyería que acá elaboramos. A mí me enseñó un tío y ahora quiero que más jóvenes sigan este legado”, dijo.
Actualmente son cinco jóvenes que asisten. El maestro artesano les muestra todo el proceso de elaboración detalle a detalle de la pieza.
“Lo que pensé es que hay muchos jóvenes que por la falta de economía o apoyo ya no tienen oportunidades para estudiar, entonces un oficio es muy bueno para su crecimiento personal, y así comenzó nuestro taller”, agregó.
Los jóvenes entre 13 y 17 años aprenden todos los pasos para que una joya salga al mercado. Desde tratar los finos hilos de cobre, plata y oro hasta lograr las sofisticadas piezas.
La paciencia -dice el artesano- es la principal virtud de la joyería, porque se requiere mucho tiempo, esfuerzo y dedicación, además de disciplina.
“Es todo un proceso artesanal, es elaborar hilo por hilo, después juntarlo, posteriormente se pinta, es un trabajo muy bonito y valioso, pero que va en decadencia, por la invasión china,.
“La gente prefiere comprar un accesorio más barato y ya, lo que no saben es que se despintan, son de plástico, y dejan a varios orfebres sin trabajo, pues mucha gente, ya no manda a elaborar sus prendas”, agregó.
Contento con los resultados que ha obtenido, Noriel piensa seguir enseñando a más jovenes, pues para él, compartir es una de las mejores formas de preservar y resistir la joyería que sus abuelos, tíos y ahora él realizan.










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