La gastronomía chiapaneca bajo la mirada de la UNICACH: mujeres como protagonistas

La gastronomía chiapaneca bajo la mirada de la UNICACH: mujeres como protagonistas
Foto: UNICACH
La cocina es memoria, amor, símbolos y herencia. En Chiapas, es también una forma de vida que ha sido preservada principalmente por las mujeres.
La doctora Tlayuhua Rodríguez García, profesora e investigadora de la Facultad de Nutrición en la Licenciatura en Gastronomía de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), explica que la gastronomía chiapaneca es reflejo de cultura y conocimiento, donde la mujer ha desempeñado un papel central.
“La cocina ya no es solo un espacio reservado para la mujer, también lo es para los hombres, pero sin duda ha sido la mujer quien ha mantenido viva la tradición culinaria”, subrayó.
Cocineras tradicionales: guardianas de la memoria
En Chiapas, se reconoce a las cocineras tradicionales como depositarias de recetas heredadas por generaciones. Muchas de ellas cultivan sus propias hortalizas y elaboran platillos que forman parte de celebraciones religiosas y comunitarias.
Ejemplos de esta riqueza son el cochito horneado y pepita con tazajo en honor a San Sebastián en Chiapa de Corzo; la sopa de pan en San Cristóbal de Las Casas; la chanfaina en la Frailesca y la Metropolitana; o la sopa de chipilín con bolita, quizá el platillo más difundido en el estado.
El equipo de investigación de la doctora Rodríguez se ha centrado en la región de Los Altos de Chiapas, donde se fusionan ingredientes indígenas y españoles. Los quelites son parte fundamental de esta tradición, así como el uso de la leña, que otorga un sabor particular en contraste con las estufas de gas.

La gastronomía chiapaneca bajo la mirada de la UNICACH: mujeres como protagonistas
Foto: UNICACH
Entre tradición y sustento
La cocina ha sido también una estrategia de subsistencia: muchas mujeres generan ingresos vendiendo sus platillos, lo que les permite sostener a sus familias y pagar estudios.
Sin embargo, enfrentan retos: falta de reconocimiento justo, condiciones de trabajo que exigen esfuerzo físico y exposición constante al humo. En comunidades indígenas, además, persisten barreras lingüísticas que dificultan la transmisión oral de recetas y significados.
Cocina, cultura y literatura
La cocina chiapaneca ha trascendido a la poesía. Escritores como Jaime Sabines y Rosario Castellanos han coincidido en destacar el papel central de la mujer no solo como ejecutora, sino como creadora y guardiana de la memoria colectiva.
En tiempos recientes, las redes sociales han permitido difundir recetas y consejos, acercando la gastronomía chiapaneca a públicos más amplios. No obstante, la base de esta tradición sigue siendo mesoamericana: maíz, frijol, chile, quelites, frutas como el chicozapote o la papausa, y por supuesto, los tamales.
Preservar el conocimiento
Para la investigadora, es urgente salvaguardar las tradiciones culinarias mediante espacios que permitan a las mujeres expresar y transmitir su conocimiento, generando registros que lleguen a las futuras generaciones.
La UNICACH y otras instituciones académicas en México han comenzado a dar un lugar más visible a la gastronomía como parte de la cultura alimentaria y la identidad.
“La mujeres han preservado las relaciones humanas, alimentado a las nuevas generaciones y sostenido a las familias. Por ello, hay que darles un valor real y un trato justo”, concluyó Rodríguez García.

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